Batman, capítulo I

Batman

Batman ha cumplido hace poco la friolera de 75 años. Quizás sea el momento de rendir homenaje a sus muchas incursiones en la gran pantalla.

Lo primero que quiero aclarar es que la palabra superhéroe no parece encajar bien con este personaje, que difícilmente es super y en ocasiones ni siquiera puede considerarse héroe. Es un vigilante urbano, un héroe con sus raíces en las novelas pulp de la gran depresión.

La historia de origen de Batman no tiene nada que ver con como consigue sus artilugios ni como aprende artes marciales, sino con el por qué de su guerra contra el crimen. Y ese por qué es la venganza, no contra un hombre u organización concretos, sino contra todo un concepto, el concepto del malechor. Se trata de un hombre que necesita que haya justicia por un sentimiento puramente egoísta. Es alguien que hace el bien por las razones equivocadas, un niño perdido que no desea mirar al futuro y que, cada noche, teme convertirse en aquello contra lo que lucha.

Muchos de los superhéroes se sienten humanos a pesar de sus habilidades, y adoptan una identidad alternativa para hacer el bien. Bruce Wayne, sin embargo, murió junto a sus padres en un callejón. A partir de entonces se convirtió en el caballero oscuro, y obtener la capa y la capucha es un asunto meramente rutinario. Wayne odia la vida del diletante rico y famoso, vida con la que otros sueñan. Está condenado a vagar por la noche como un espíritu, encontrando en cada delincuente a aquel que asesinó a sus padres.

La primera parada en este tour serán los seriales cinematográficos de los años cuarenta.

Para quién no lo sepa, en aquella época muy poca gente tenía un aparato de televisión. Lo que hoy entenderíamos como serie, se proyectaba en el cine antes de que empezase la película principal. De aquí viene la famosa palabra cliffhanger, que significa literalmente, colgando del precipicio, pues al final de cada episodio, los héroes se veían atrapados en una situación difícil que no era resuelta hasta la semana siguiente. Uno de estos seriales sería The Batman, estrenado en 1943 y consistente en 15 capítulos de media hora. Su escaso presupuesto y argumento poco elaborado hacen que sea algo difícil de ver para una audiencia moderna, pero hay que entender que en su día se trató de todo un éxito.

Batman

Producido justo cuando los tebeos empezaban a convertirse en un entretenimiento popular, este serial no coge, sin embargo, demasiado del original. Lo curioso es que muchos de los elementos que inventa se agregarían más adelante a la cosmogonía del personaje, como la Batcueva o Alfred, el mayordomo. Otra invención con menos fortuna fue el villano, el pérfido doctor Daka, una penosa caricatura racista que, aunque nos pese, tenía todo su sentido en en los años de la guerra contra Japón. Este serial contaría con una secuela muy similar en todos los aspectos seis años después.

El primer largometraje propiamente dicho del personaje sería el Batman de 1966, basado en la celebrada serie de televisión del mismo nombre. Dicha serie se pensó originalmente como una suerte de parodia del serial anteriormente mencionado, pero acabó convirtiéndose en el referente absoluto del personaje para las generación del baby boom, y muchas de sus historias demostraron ser superiores a lo que los tebeos ofrecían en aquel momento. Los protagonistas eran Adam West y Burt Ward, como Batman y Robin respectivamente, que dotaban a sus interpretaciones de un tono tan humorístico como entrañable.

La película cuenta con los villanos más populares de la versión televisiva, interpretados por los mismos actores. La única excepción sería Catwoman, pues Julie Newmar aseguraba estar ocupada. También se respeta el estilo visual (incluyendo las famosas onomatopeyas que saltan a la pantalla). Todo esto produce la sensación de que estamos mas ante un capítulo largo de la serie que ante un producto independiente. A pesar de esto, yo lo recomiendo, especialmente al público infantil. Se trata de una buena comedia con un sentido del humor disparatado, pero que entiende en todo momento que atributos y valores que hacen a alguien un héroe.

El argumento involucra a los peores enemigos del dúo dinámico, Joker, Pingüino, Acertijo y Catwoman, que se han aliado y han inventado un método para, atención, deshidratar a las personas y convertirlas en una especie de polvitos de colores. Su plan consiste en deshidratar a los mayores líderes mundiales, reunidos en la ONU, y, de este modo, apoderarse del planeta. Por supuesto Batman y Robin vencerán la batalla pero al rehidratar a los líderes no pueden evitar que los polvos se mezclen, con lo que intercambian los idiomas y personalidades de muchos de ellos. Los héroes, en lugar de intentar solucionar la situación, se retiran discretamente y deciden que quizás para el mundo, sea mejor así.

Merece la pena resaltar la pequeña aparición del supuesto jefe del estado español, un gracioso dictadorzuelo lleno de medallas. Este chiste le costó a la película su estreno en nuestro país en su día, llegando directamente a vídeo a principios de los 90, para aprovechar el éxito de la versión de Burton.

Batman

Y precisamente de Burton toca hablar ahora.

Artista visual sin mucho interés en los comics, Tim Burton dirigiría dos películas inspiradas en el personaje, pero con muy poca relación con el mundo de las viñetas. Estos filmes son conocidos principalmente por su estilo tenebrista y la falta de importancia del personaje que las da nombre. Y es que aquí, los protagonistas absolutos son los villanos. No sólo por tener mayor metraje, sino porque todo el relato gira en torno de a ellos.

Michael Keaton interpretará a Batman, una elección que fue muy criticada en su tiempo pero que demostró resultar efectiva. Entretanto, el gran Danny Elfman firma aquí una de sus mejores composiciones.

Un jovencísimo Burton dirigiría el primer filme sufriendo terribles presiones de Warner Brothers (que le contrató tras el inesperado éxito de Beetlejuice). La propaganda prometía una adaptación de los violentos comics de la época, reinventando al personaje como un vengador oscuro, y abandonando por completo la autoparodia de las peripecias de Adam West. Esta es la teoría, claro. El resultado final, claramente autocensurado por la productora, es mucho más light de lo prometido.

Batman es un producto de acción muy de su época con, eso sí, una estética fascinante, que bebe enormemente del Brazil de Terry Gilliam. El filme recoge pequeñas ideas de Dark Knight returns, Año Uno y La Broma Asesina aunque en realidad el argumento es original y más inspirado por los primeros tebeos de 1940, donde Batman carecía de compañero y no dudaba en matar a los criminales.

Como muchos señalaron en su día, el mayor atractivo de la película es Joker, interpretado por un Jack Nicholson que inunda la pantalla con su carisma. Cada escena en la que aparece es una auténtica fiesta y todo el argumento se basa en su nacimiento y posterior ejecución. Y si el nacimiento era en sentido figurado en la primera película, en la próxima sería literal.

Batman 1989

Batman Vuelve es, esta vez sí, una obra 100% Burton. Y esto significa que pertenece en un 100% a los monstruos.

La ciudad de Gotham cambia ligeramente, convirtiéndose en un lugar mas opresivo. Los nuevos personajes quedan perfectamente integrados en este entorno tétrico y hostil. Los villanos son en esta ocasión Catwoman (Michelle Pfeiffer) y Pingüino (Danny de Vito) que no tienen el menor parecido con sus homólogos de los 60, convirtiéndose en criaturas atormentadas y sadomasoquistas que inspiran la lástima y afecto del espectador.

¿Que decir pues de Batman Vuelve (Batman Returns)? Una verdadera obra maestra, quizás demasiado grotesca para el público mayoritario. Un espectáculo circense más cercano al Freaks de Browning que a cualquier película de aventura. Aunque, eso sí, no carece de escenas acción y unas buenas dosis de sátira e ironía burlona.

Batman Returns

La falta de éxito de este título que, sin ser un fracaso, no pudo igualar a su predecesor, hizo que Warner apartase a Burton de las próximas secuelas, lo cual demostraría ser una de las peores decisiones en la historia del cine.

Pero, mientras tanto, llegaba a la televisión la serie de dibujos de Bruce Timm y Paul Dini, serie que tendría un impacto brutal en la imaginería del personaje.

Dentro de las limitaciones de una serie de animación para todos los públicos, sus autores quisieron mostrar las consecuencias de la violencia, así como dotar a los personajes de una profundidad psicológica nunca vista en las versiones de acción real. Sus historias trágicas e intrigantes lograron atraer a una buena parte del público adulto, mientras que muchos de los que en aquel entonces éramos infantes, no hemos sido capaces de olvidar la experiencia. De este modo, decidió producirse un largometraje de animación llamado La máscara del fantasma.

La idea inicial era realizar una película de bajo presupuesto directa a video, pero la inmensa calidad del producto permitió su estreno en salas comerciales. Actualmente hay una cantidad inmensa de largometrajes de Batman en animación (unos mejores que otros), pero en 1993 esta iniciativa era toda una novedad.

La máscara del fantasma no es tan reivindicada hoy día como merece. Bebiendo de los mejores clásicos del cine negro, el filme construye un misterio que, aunque algo evidente, resulta la mar de entretenido y enfrenta a su protagonista de forma directa con su mayor debilidad, la soledad.

De forma que Batman era, a principios de los noventa, toda una estrella. Pero, como toda buena racha, había de acabarse. Hablo, claro está, de los dos insultos perpetrados por Joel Schumacher.

Sus películas de Batman se caracterizan por un intento de regresar a la versión de los sesenta, mientras intenta explotar de forma excesiva los gustos del público contemporáneo. El resultado es un desastre total, marcado por interpretaciones bochornosas y una ridícula estética discotequera. Los guiones también intentan, sin ningún éxito, incorporar escenas completas de la serie de animación, anulando totalmente su contexto y significado.

La primera de estas películas fue Batman forever que se convirtió en uno de los mayores éxitos de taquilla de su tiempo. Una chorrada de acción en la cual las escenas de acción dan verdadera lástima. Dos caras, uno de los villanos más interesantes de los comics, pierde todo lo que le hace especial, quedándose en una especia de triste imitación del Joker de Nicholson. Esto último también podría decirse del Acertijo de Jim Carrey pero no sería del todo cierto pues sus excesos dominan todo el metraje hasta el punto de convertir este espectáculo en “su” espectáculo.

Batman Forever

El nuevo Robin no es un muchacho aguerrido, sino un macarrilla desagradable más interesado en las motos que en la lucha contra el crimen. Los diálogos, por su parte, son de un ridículo demencial, incluyendo la totalidad de las líneas de Nicole Kidman. Pero, lo peor de todo, es que asesina el espíritu de su protagonista pues, en un momento dado, afirma que ya no hay trauma.

La siguiente entrega, sin embargo, sería aún peor.

Podría escribirse un libro entero sobre ese engendro llamado Batman y Robin. Desde el casting hasta el montaje, desde el vestuario a la iluminación… una película que costó una verdadera millonada y parece el video promocional de una sauna gay. El tono de la cinta es tan errático que las escenas humorísticas provocan el llanto y las de acción, risa.

Batman y Robin

¿Como es posible que nadie se diera cuenta de la inmundicia que estaban rodando? Esta pregunta nos asola muchas noches a los aficionados al cine de Hollywood. La respuesta es que hay una cadena de mando y, si el de arriba es un completo imbécil, los de abajo no van a decir ni pío.

No tiene mucho sentido darle vueltas al asunto. Sin embargo y, antes de cambiar de tema, me gustaría aclarar que George Clooney siempre me pareció una elección excelente para ser Bruce Wayne. Es una verdadera lástima que contase con semejante guión, porque en años ulteriores ha demostrado ser un buen actor que, además, cuenta con el físico adecuado.

Era necesario un regreso a los orígenes.

BATMAN: CAPÍTULO II

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Enrique Dueñas

Enrique Dueñas , escritor y guionista, aficionado al género fantástico y la tarta de queso.

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