Blood Father (2016), de Jean-François Richet – Crítica

Blood Father

«Mel Gibson vuelve en Blood Father para inculcarnos lo desastroso y miserable que está este mundo.»

No sé por qué (o sí), pero cuando veo alguna película de Mel Gibson me viene la sensación de que me quiere vender algo. Es decir, que el bueno de Mel propone un tema como forma de inculcarnos lo desastroso y lo miserable que está este mundo. Es una forma como otra de clamar por un reconocimiento: el de que Mel tiene razón. Ay, amigos, si en el mundo hubiera muchísimos más Mels otro gallo cantaría. O sea: ¿qué fue primero, la gallina o el huevo?

El huevo sería la violencia; y la gallina, la falta de valores. O viceversa, que tanto da. El caso es que Blood Father podría ser la narración de una historia de redención de una hija en relación a su padre (y viceversa). Sin embargo, se ha quedado en un ejercicio hueco, vacío, superficial, efectista y pontificador.

Empecemos por el principio. Tenemos a un padre ex-presidiario y alcohólico que está consiguiendo dejar de serlo- y a una hija que regresa a él después de mucho tiempo sin verse. Esta hija no lo está pasando nada bien, pues se está volviendo tan disfuncional como lo fue su padre. Carne de cañón, pues, ambos.

El retorno de esta hija, necesitada del dinero paterno (y de alguna cosa más), lleva al personaje que interpreta Mel a hacer un reajuste en su escala de valores. Se podría decir que esta relación parece cosa de la fatalidad. En realidad, es una crítica al deshumanizado mundo con la que Mel trata de alertarnos, cual captador de almas callejero.

La peripecia no tiene un desenlace feliz, aunque el mensaje es positivo. Tan positivo, aún con la tragedia, que parece de manual de autoayuda; o, si lo prefieren, una prédica pontificial.

Vemos a Mel, al iniciar la película, presentándose ante el grupo de seres heridos. Y vemos, ya al final, a la hija haciendo lo mismo por motivos parecidos. Como si se tratara del destino, Blood Father nos habla de los lazos entre un padre y una hija que son quienes son, al menos en cuanto al tramo de sus vidas que la película narra, debido a lo que uno es para el otro. En realidad es una denuncia a la corrupción de los valores de la sociedad. Y el tema estaría bien de no ser por el empeño de Mel por aparecer ante nosotros como el mensajero de la luz verdadera.

La conclusión que puedo extraer del visionado de esta película es que Mel ya no cree en nada, pero que aún así sigue en el pontificio. El resultado es una película exagerada, con un Mel haciendo parodia de sí mismo.

De hecho, la actuación de actores y actrices es tan pobre, impostada y vacía como la película entera. De la presencia de Diego Luna en el elenco de protagonistas prefiero no hablar.

Blood Father

Sinopsis Lydia, una joven de 16 años, es acusada de haber robado una fortuna a un cartel, pero en realidad es una trampa fraguada por su novio traficante. La chica tiene que escapar con el único aliado que tiene en el mundo: su padre, John Link, un eterno fracasado, antiguo motero rebelde y ex presidiario, que se verá en la obligación de vincularse nuevamente con un pasado del que huía para poder salvarla a ella.
País Estados Unidos
Director Jean-François Richet
Guión Peter Craig, Andrea Berloff
Música Sven Faulconer
Fotografía Robert Gantz
Reparto Mel Gibson, Elisabeth Röhm, William H. Macy, Diego Luna, Thomas Mann, Erin Moriarty, Ryan Dorsey, Michael Parks, Dale Dickey, Richard Cabral, Raoul Trujillo, Daniel Moncada
Productora Why Not Productions / Icon Film Distribution
Género Acción
Duración 88 min.
Título original Blood Father
Estreno 09/09/2016

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Calificación2
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Jesús Gabriel Gutiérrez

Mentor literario. Escritor. Filósofo. Prospectivista y astrólogo. Me interesa la historia y el hilo que sale de ella y nos conecta con el futuro.

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