Filmadrid – Día 7: Stand-by Office, Hermia & Helena

Si por algo se caracteriza el programa de FILMADRID es por su diversidad. Una mirada amplia al mundo donde vivimos. En la actualidad, la globalización y los conflictos han hecho que la inmigración sea uno de los temas principales de la Competición Oficial. Reflexiones sobre la aceptación de los extranjeros y los motivos su partida. Para afrontar la desoladora situación humanitaria en Europa, se han presentado dos películas sobre la crisis de los refugiados. Por un lado, la dignificante Stand-by Office (2017) de Randa Maroufi. Y por otro, la torpe y desacertada The Sun, the Sun Blinded Me (2016) de Anka y Wilhelm Sasnal. Un reflejo del desprecio europeo lejano de la última obra del día: Hermia & Helena (2016) de Matías Piñeiro. Un fantástico filme sobre la búsqueda de nuestro lugar en el mundo y cómo los viajes cambian nuestra identidad. Porque las tres películas se enmarcan en la vulnerabilidad del extranjero. Un estatus presente hasta que perteneces verdaderamente a tu nuevo hogar.


‘STAND-BY OFFICE’ (2017), DE RANDA MAROUFI – COMPETICIÓN OFICIAL

En una oficina, dos empleados reorganizan las viviendas de un mapa bajo la atenta mirada de su jefe. Hay espacio para todos, mas deben conseguir resolver el rompecabezas. Organización territorial sobre la que trata Stand-by Office (2017) de Randa Maroufi, siguiendo el camino iniciado con Le Park (2015). Si su anterior película se establecía en un parque de atracciones abandonado en Casablanca, su nuevo proyecto documenta una jornada laboral en una oficina. Sin revelar la localización de la misma, observamos a sus trajeados empleados lidiar con diferentes tareas. Sus acciones nos resultan corrientes, pero la cámara de la directora marroquí deja entrever un trasfondo encubierto. La disposición de las escenas genera un fuerte vínculo colectivo entre los trabajadores, así como un fuerte arraigamiento en el lugar. Circunstancia habitual para el apropiado desempeño para cualquier profesión, pues la intención de Randa Maroufi es jugar con nuestros prejuicios. Una mirada permutada cuando los trajes se convierten en ropa deportiva. Entonces descubrimos la identidad de esa comunidad y su necesidad vital de relacionarse con ese emplazamiento. Los protagonistas de Stand-by Office pertenecen al colectivo de refugiados “WE ARE HERE”. Sociedad a la que Randa Maroufi conoció durante su estancia en una residencia de artistas en Ámsterdam, proponiéndoles grabar una película al instante. Ante la desconsideración del gobierno holandés, sin ofrecerles viviendas sociales ni trabajo alguno, el colectivo ocupa inmuebles para poder subsistir. Situación despreciable que puede ser extrapolada a la sociedad europea. Ya que la dignidad inherente en Stand-by Office quiebra las injusticias mediante la vestimenta y la espacialidad. Una antítesis entre el estatus en sus trabajos pasados con la casa ocupada sin protección de ningún derecho. Una jornada laboral iterada hasta la nueva mudanza de oficina. Porque al final, todos ellos seguirán viendo espacio suficiente para colocar viviendas en el mapa. Acogimiento repudiado por las verdaderas instituciones.


‘THE SUN, THE SUN BLINDED ME’ (2016), DE ANKA SASNAL & WILHELM SASNAL – COMPETICIÓN OFICIAL

En un futuro próximo, llegará un momento cuando Europa tendrá que justificarse por el tratamiento de la crisis migratoria. En ese juicio, la ceguera causada por el sol será una defensa perfecta. Porque un implacable calor asediaba a Meursault, al igual que al polaco Rafał Mularz. Este es el espectro misántropo central de The Sun, the Sun Blinded Me (2016), adaptación de la novela de Albert Camus ‘El extranjero’. Una actualización dirigida por Anka y Wilhelm Sasnal, trasladando la alienación de Argelia a la Polonia actual. Para presentar su enfoque político y literario, los realizadores encadenan dos escenas definitorias. Primero, al protagonista corriendo, único motor de su realidad. Una vía de escape imparable, ni con la muerte de su madre. Por otro lado, cuando termina de correr, se encuentra en el portal con varios vecinos. Un anciano replica a su semejante la adopción de un perro callejero, aconsejándole dejarlo en la perrera. Existe un verdadero temor a que las pulgas infecten su inmaculada moral. Con estos dos fragmentos, se muestra el desigual poderío visual y la torpeza acaecida por la verbalización de la xenofobia. Para mostrar la apatía y la desconexión, Anka y Wilhelm Sasnal utilizan primeros planos y una puesta en escena austera. Las ideas que brotan de las imágenes trasmiten con brío la condición humana del nuevo Meursault. Por el contrario, cuando los realizadores polacos imprimen su discurso político, el racismo patente en la sociedad es comunicado torpemente. La sobreexposición de la patriotería rompe la esencia del filme, resultando una burda manipulación. En The Sun, the Sun Blinded Me, los dos lenguajes cinematográficos presentes minan una obra prometedora. Pues la premisa de reunir a Rafał Mularz con un inmigrante subsahariano es magnífica; la sublimación del extranjero. Un reflejo plasmado en la invisibilidad. Porque no sólo Mularz será severo con el foráneo, también la pasividad de la sociedad. Una película que intenta erigirse como una advertencia, pero no está a la altura de su referencia ni del mensaje político. Una verdadera lástima, ya que algunas de sus imágenes poseen una impresión verdadera. Tan real como la llegada de nuevos extraños y el vértigo sufrido por Europa. Un continente deslumbrado antes de la puesta de sol. La ceguera es constante.


‘HERMIA & HELENA’ (2016), DE MATÍAS PIÑEIRO – COMPETICIÓN OFICIAL

Hermia & Helena

¿Cuál es tu dirección? Una pregunta cuya respuesta puede ser tu residencia actual, tu futuro emplazamiento o simplemente tu hogar emocional. Variables manejadas por el azar y en continuo movimiento. Al principio de Hermia & Helena (2016), se suceden planos de un avión y una foto. La residencia instantánea frente a la eternidad. Resonancias recogidas por la fantástica película del argentino Matías Piñeiro. Porque su última obra es una oda a esa mochila llamada identidad con la que cargamos en nuestros viajes. Un concepto desdibujado en el filme por los comienzos y los finales, por las idas y las venidas. Ya que la vida de las protagonistas transcurre entre dos hemisferios. Traslados amparados por la energía joven y el rechazo a planificar, lo que provoca ir añadiendo peso a tus espaldas. Pues cuando se abandona un lugar en la película, se pide que dejen un recuerdo particular. Algo que te defina en ese momento. No obstante, desde el mismo segundo en que sales por la puerta, ya es un poco menos personal.

Los árboles de Buenos Aires se funden con un puente de Manhattan. La nieve neoyorkina se mezcla con el calor bonaerense. Un romántico recurso de superposición que muestra cómo una persona puede pertenecer a dos ciudades a la vez, vivir en dos estaciones. Este es el caso de Camila y Carmen, dos amigas unidas por una beca de estudios en Nueva York. Cuando una llega, la otra regresa. Sin embargo, la actitud hacia esa experiencia es totalmente contraria. Para Carmen, ese hiato no va cambiar nada en su vida. Ella cree que en un año de ausencia tu entorno apenas puede variar. Una postura que no comparte Camila, interpretada maravillosamente por Agustina Muñoz, sumergida en un ansia por escaparse de sus ataduras. La lucha entre el deseo por regresar y el ansia por partir. Una vez en el instinto americano, la historia se centra en la estancia de Camila. Allí realizará el proyecto de traducir ‘Sueño de una noche de verano’ de Shakespeare, un autor básico en la filmografía de Piñeiro. En el clásico literario, Hermia y Helena aman y sufren, escapan y persiguen. Un continuo viaje equiparable al realizado por Agustina. No sólo relacionado con su vivienda, sino también emocional. Como consecuencia, la vitalidad de Hermia & Helena fluye, donde la dirección impalpable del argentino brilla. Talento en su máximo esplendor debido a que tanto el fondo como la forma se basan en la toma de decisiones. Diferenciar qué es lo importante para decidir tu próximo destino.

Durante la traducción de la comedia de Shakespeare, Camila no sólo interpreta el lenguaje. Ella cambia del inglés al castellano sin esfuerzo, mas su contenido evoluciona. En un acto literario, Piñeiro imprime sus apuntes en pantalla. Un nuevo fundido con la realidad. Como la superposición de Buenos Aires y Nueva York, sigue combinando identidades, aunque cada vez añadiendo más imágenes. A los paisajes de las dos capitales se añade un abrazo, una disputa o una despedida. Capas que nutren la personalidad de las protagonistas. Una melancolía que llega a su punto álgido cuando el viaje se para. Para solucionar cuestiones del pasado, Camila se reúne con un hombre desconocido. Entonces, entran en juego el arrepentimiento por el amor perdido del mayor y las relaciones desechadas por la chica. Porque el tiempo que nos queda impacta en dónde queremos vivir. Por último, únicamente queda responder a la cuestión inicial de Hermia & Helena: ¿cuál es tu dirección? Tómate tu tiempo y piensa en el lugar donde te encontrarían si te tuvieran que buscar dentro de un año. Valora tus relaciones, ambiciones, el amor, amistades… Ahora escribe la dirección. ¿Puedes estar seguro?

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Carlos Chaparro

Estudió Comunicación Audiovisual, permitiéndole trabajar en su pasión: el cine. Un amor incondicional que nació al descubrir a Patricia y Michel paseando por los Campos Elíseos.

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