Guardián y verdugo (2016), de Oliver Schmitz – Crítica

«Guardián y Verdugo es una película modesta que pretende provocar una reflexión en el cinevidente»

Del director Oliver Schmitz nos llega Guardián y Verdugo, una película con interesantes elementos. Pero antes de continuar, una consideración previa en relación al título. En la versión original, esta película es llamada «Guardianes y Verdugos». Sin embargo, la versión españolizada del título la convierte en singular. Todo esto lo digo porque este cambio traiciona la intención que la película porta bajo el brazo. A continuación les pongo en antecedentes y les explico el por qué.

Cuenta Guardián y Verdugo la historia de un joven funcionario de prisiones, quien es acusado de haber asesinado a un grupo de hombres. Estamos hablando de una historia en la que se descomponen los motivos que confluyen en nuestro protagonista y sus circunstancias. Para ello, Oliver Schmitz nos propone una narración judicializada de los hechos. Se trata de un recurso muy interesante, pues permite narrar los hechos, las motivaciones, las tesis del abogado defensor, la tesis de la parte acusadora, el papel del juez (cuyas expresiones son como para tener en cuenta), etc. Incluso, como es el caso, Guardián y Verdugo aporta elementos de juicio que nos llevan a percibir que el acusado, confeso y convicto del delito que se le imputa, no es el culpable. Es decir, lo es y no lo es. Y no lo es porque lo culpable de que sea culpable no está en él. El culpable, por decirlo rápida y simplemente, es el sistema funcionarial que hace que un funcionario de prisiones pueda tener trato con los reos que luego habrá de ejecutar. Es decir, la presión emocional puede derivar en comportamientos alterados.

Guardián y Verdugo es una película modesta, lo cual es de agradecer. No pretende otra cosa que provocar una reflexión en el cinevidente. Esta reflexión ya está denotada en el título original. De ahí mi queja en relación a la castellanización de los títulos. Si nos quedamos en el singular, Guardián y Verdugo apela al caso del funcionario cuyas funciones son justamente esas. Sin embargo, si respetamos el plural, el título original nos dice que el sistema de prisiones (y todo el sistema político y administrativo que gira a su alrededor) es guardián y verdugo a la vez. Es decir, el plural que luce el título original se refiere a todos los individuos que participan en el sistema. Es decir, un sistema que no cae en que ciertas formas de organización del trabajo –en este caso, de guardián y de verdugo- provocan que determinados individuos sufran sus consecuencias.

Por otro lado, Guardián y Verdugo es narrada con muy buen ritmo. Todo parece estar hecho para que la atención del espectador no decaiga en ningún momento. Y si a ello le añadimos la actuación de Steve Coogan en su papel de defensor, mejor que mejor.


Sinopsis En 1987, 164 personas fueron ejecutadas en el corredor de la muerte de Pretoria, Sudáfrica. Jon Weber es el abogado encargado de defender ante un juez a Leon, un joven guardia de la prisión de máxima seguridad de Pretoria traumatizado por todas las ejecuciones que ha presenciado. Basada en hechos reales, esta es la historia que puso la pena de muerte en duda y cambió la historia.
País Sudáfrica
Director Oliver Schmitz
Guion Brian Cox
Música Paul Hepker
Fotografía Leah Striker
Reparto Steve Coogan, Garion Dowds, Andrea Riseborough, Robert Hobbs, Deon Lotz, Brett Williams, Carel Nel, Lauren Steyn, Matthew Dylan Roberts
Género Drama
Duración 106 min.
Título original Shepherds and Butchers
Estreno 12/05/2017

Calificación6
6

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Jesús Gabriel Gutiérrez

Mentor literario. Escritor. Filósofo. Prospectivista y astrólogo. Me interesa la historia y el hilo que sale de ella y nos conecta con el futuro.

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