La calle de la amargura (2015), de Arturo Ripstein – Crítica

La calle de la amargura

Que la premisa para ‘La calle de la amargura’ (amén del título) sea “dos putas añosas y dos luchadores enanos”, en palabras del propio director, ya es una declaración rotunda de que nos encontramos ante un Arturo Ripstein en estado puro. Este a la vez aclamado y repudiado cineasta hispanomexicano, recientemente homenajeado en el 40 Festival de Cine de Toronto por sus cincuenta años de carrera, vuelve a la carga con el tipo de cine ácidamente sórdido que le ha valido el reconocimiento (y también la reticencia) de la que goza hoy en día.

Dos prostitutas entradas en años, Adela y Dora, interpretadas por Patricia Reyes Spíndola y Sylvia Pasquel, sobreviven como pueden en un barrio marginal de México. Una debe lidiar con una hija malcriada y un marido homosexual con tendencias travestis; la otra, con una anciana mendiga a quien pone en la calle para ayudar a traer el pan a casa. A su vez, dos gemelos enanos, que jamás enseñan su rostro, son la gran atracción de la lucha libre del país. El encuentro entre estos cuatro personajes tan dispares dará lugar a una tragedia mayor que añadir a los problemas de Dora y Adela.

Con esta historia, basada en un hecho real que hizo las delicias de los lectores morbosos hace unos seis años, Ripstein consolida los elementos más reconocibles de su trayectoria en un film donde una vez más se reafirma como alumno aventajado de cineastas como Luis Buñuel, a quien conoció y admiró durante largo tiempo. Con la ayuda de su mujer y colaboradora habitual, la guionista Paz Alicia Garciadiego, el tándem deconstruye un suceso anecdótico y aislado para hacerlo girar en torno a un pequeño universo conceptual de lucha y dignidad en los bajos fondos, tal y como aprendió del director español. Un viaje entre lo esperpéntico y lo crudamente real de la marginación social, donde hasta la fotografía en blanco y negro (espléndido trabajo de Alejandro Cantú) parece sarcásticamente elegida para añadir más sombras que luces a cualquier atisbo de algo que ni siquiera puede ser llamado humor, sino más bien resignación jocosa. Hay un uso en el espacio, reducido a unos pocos escenarios de la vida de los personajes, y una puesta en escena de los hechos que no deja de sugerir en todo momento un cierto deje de teatralidad e irrealidad, como si de verdad existiera paralelamente una calle de la amargura. El espectador es puesto ante estos personajes siempre desde un cierto distanciamiento, convertido en un observador mórbido de situaciones grotescas, que en ocasiones por su autocomplacencia en lo retorcido y lo políticamente incorrecto resultan incómodas y excesivas.

En ello tal vez recae el funcionamiento final del film, cuando la crónica de sucesos se convierte en un drama desagradable del que uno no sabe qué conclusiones sacar. Por ello también el éxito de ‘La calle de la amargura’ en el Festival Internacional de Cine de Gijón, donde fue presentada en sección oficial, tras haber sido positivamente comentada también en Toronto y Venecia. Uno no sabe hasta qué punto debe o no tomarse en serio a Ripstein, qué esconde de “compromiso con la realidad de su tiempo” o de sencillamente una maestría especial para convertir la sordidez en algo llamativo. Los que ya conocen su cine no se sorprenderán con su nueva película, si bien alguno podrá pensar en una cierta vuelta de tuerca innecesaria de unos recursos ya explotados. Sin embargo, sin juzgar trayectorias o personalidades, el film funciona por sí mismo, como muestra en sí misma de un estilo, sin comparativas, sin dejar de ofrecer algo nuevo que por lo excéntrico seduce de una manera un tanto oscura.

La calle de la amargura

Sinopsis De madrugada, dos putas de mediana edad vuelven a sus cuchitriles. No están cansadas de trabajar. Están cansadas de no hacerlo. Una tiene problemas con una hija adolescente y un marido travestido. La otra tiene que enfrentare a la soledad. Pero esa noche van a ir a celebrar la victoria en el ring de dos luchadores enanos. En el hotel, para desvalijar a los hombres, los narcotizan con gotas oftalmológicas. Pero están tan asustadas y confusas que cometen toda clase de errores.
País México
Director Arturo Ripstein
Guión Paz Alicia Garciadiego
Fotografía Alejandro Cantú
Reparto Patricia Reyes Spíndola, Nora Velázquez, Silvia Pasquel, Arcelia Ramírez, Alejandro Suárez, Emoé de la Parra, Greta Cervantes, Alberto Estrella, Eligio Meléndez
Productora Coproducción México-España; Productora 35 / Wanda Visión / Equipment & Film Design / Cinema Maquina / Alebrije Cine y Video
Género Drama
Duración 99 min.
Título original La calle de la amargura
Estreno 27/11/2015

Trailer

Calificación7
7

Share this post

No existen comentarios

Añade el tuyo