La camarera Lynn (2014), de Ingo Haeb – Crítica

La camarera Lynn

Todo en la vida es una gran mentira. Lynn (Vicky Krieps) lo tiene claro. Por eso, cuando va al cine cierra los ojos. Prefiere ser espectadora después de darse cuenta de que no tiene con quién vivir la suya. Quizá le apetezca más esto que plantearse una existencia en solitario.

Le encanta limpiar y lo hace compulsivamente. Lo mejor de limpiar es que siempre se vuelve a ensuciar. Una afición infinita en el tiempo que se puede disfrutar a solas. Un par de días a la semana trabaja como limpiadora en el Hotel Eden. Además de dar rienda suelta a su hobbie, se distrae vistiéndose con la ropa de los huéspedes y toqueteando sus cosas. Imaginándose sus vidas. A veces las deja más limpias de lo que las encuentra.

Cuando no puede más con el aburrimiento que tiene, se acuesta con su jefe. Una persona tan insulsa como ella o más, que no frena el acoso. Lynn también se mete debajo de la cama de los clientes del hotel y les espía. Con el tiempo, perfecciona su técnica. Le gusta aprender cosas como que las parejas no se despiertan con un beso, sino diciéndose que les huele el aliento.

También descubre que te puedes comprar una vida gracias a Chiara (Lena Lauzemis), una dominatrix que acude de vez en cuando al hotel. Pero cuando las cosas son previo pago, siempre hay un contrato por ambas partes. Y qué manía de pensar que nos va a pasar lo que vimos en aquella peli.

Basada en el best seller de Markus Horst, ‘La camarera Lynn’ habla de la soledad más absoluta y del último intento por ponerle remedio. De pasar de mero espectador a participante, aunque sea pagando. De dormir en el suelo por no dormir solo. De apuntar dos citas en una agenda que se repiten cada semana de tu vida. Pero las apuntas. Porque pocas cosas hay más tristes que una agenda vacía. De recibir llamadas sólo cuando ha pasado algo malo y te necesitan. De plantearte por qué vives. De vivir a escondidas otra vida, la que eliges.

La historia de Lynn’ es lenta, hiperpoblada de planos con miradas infinitas al vacío y de muecas delante de un espejo. Algo que como espectadora hace que mire el reloj a cada instante, por muy justificado que esté para reflejar la soledad de la protagonista. Nos ha quedado clarito desde la visita al terapeuta. Por el mismo motivo, los diálogos son más bien escasos. Si los medimos con los latigazos y las bofetadas de Chiara, podrían quedar empatados. Y la venden como la respuesta alemana a ‘50 sombras de Grey’. Desde luego la ironía es de agradecer. En fin. Hay películas estupendas en las que no pasa nada y donde apenas hablan y siguen siendo maravillosas. Este no es el caso. Eso sí, Vicky Krieps hace una composición perfecta de Lynn Zapatek: la limpiadora compulsiva que se vuelve pirada por la falta de cariño que le demuestran las dos personas con las que mantiene contacto sin pagar.

La camarera Lynn

Sinopsis Ninguna camarera es tan obsesiva como Lynn Zapatek; su mundo transcurre totalmente dedicado a las tareas de limpieza que tiene a su cargo en el hotel Eden. Por aburrimiento, Lynn mantiene una relación sexual con el gerente, pero le interesa sobre todo conocer los secretos de los clientes y, para ello, husmea en la ropa y los objetos que guardan en los armarios o en sus maletas, las cosas y detalles que rodean sus vidas.
País Alemania
Director Ingo Haeb
Guión Ingo Haeb
Música Jakob Ilja
Fotografía Sophie Maintigneux
Reparto Vicky Krieps, Lena Lauzemis, Christian Aumer, Steffen Münster, Christine Schorn
Productora 58Filme / Sutor Kolonko
Género Drama
Duración 90 min.
Título original Das Zimmermädchen Lynn
Estreno 25/09/2015

Trailer

Calificación5
5

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Cristina Sánchez de Pedro

Licenciada en Comunicación Audiovisual, especializada en Coolhunting, Análisis de tendencias y periodismo de moda. Consumidora compulsiva de películas, series y revistas de moda y tendencias. Escritora frustrada transformada en bloggera que vuelca contenidos periódicamente en mamaisproud.com

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