La oveja Shaun (2015) – Crítica

La oveja Shaun

Cuando una sufrida crítica de cine tiene que ver una película de dibujos animados tiende a ponerse en guardia. Puede ser que se lo pase muy bien (caso de ‘Wallace and Gromit‘), que el ritmo desenfrenado de la película termine poniéndola de los nervios (‘Hotel Transilvania‘) o que se aburra miserablemente (algunos, no precisamente pocos, anime japoneses incitan al sueño, al bostezo o incluso a la pesadilla). Así que cuando se ve una película, inicialmente elaborada para niños, que deja un buen sabor de boca en los adultos, hay que felicitarse. Tal es el caso de ‘La oveja Shaun‘ (titulada originariamente ‘Shaun the Sheep: The Movie‘ pues, no en vano, es la secuela de una serie de dibujos animados) que nos atrevemos a recomendar a familias felices con hijos hasta los 12 años y para adultos que deseen conocer las posibilidades de la técnica del stop motion en la que ha sido filmada la película.

Los directores de ‘La oveja Shaun‘, Richard Starzak y Mark Burton, no son nuevos en el negocio del cine, aunque sí en la dirección. El segundo es un guionista especializado en comedias, autor, entre otros del libreto de ‘Wallace and Gromit‘. Ninguno de los dos había asumido antes el papel de co-directores de ninguna cinta y, puede decirse, que han desarrollado con brillantez su ópera prima.

Es de agradecer que Starzak y Burton hayan envuelto en el guion un mensaje muy directo y bien definido, perfectamente adaptado al espectador de hoy. No es, sin duda, por casualidad que el protagonista de la cinta sea una oveja (arquetipo de lo aburrido, lo masificado, lo anodino) que quiere vivir “otra realidad” situada más allá de la rutina cotidiana y de una vida sin alicientes ni sorpresas. Inevitable reconocer en la vida de la oveja, ese estilo y esa personalidad que una sociedad de masas nos imprime a cada uno de nosotros. Inevitable también que nos reconozcamos en esa oveja que, a fin de cuentas, encarna en plastilina a cada uno de nosotros, con nuestros pequeños sueños, nuestras angustias, nuestra falta de expectativas cotidianas y nuestros pequeños deseos de aventura. El mensaje es claro: aunque seamos ovejitas rutinarias… hay que ser inconformistas.

La oveja Shaun‘ no es un personaje inédito en la filmografía británica. En realidad, es incluso anterior a la oveja Dolly, también creada en laboratorio, pero de biotecnología, en el albor del nuevo milenio. Shaun debutó en un corto de Wallace and Gromit hará casi veinte años. Desde entonces ha ido recorriendo teleseries de animación sin decidirse a dar el salto a la gran pantalla.

La película “funciona”. Los gags son divertidos, emanan de manera natural de la plastilina, sin que los directores fuercen las escenas o se vean obligados a dar piruetas aceleradas. El granjero esquilador convertido en peluquero por una serie de afortunados gags, figura entre los momentos más brillantes de la película. El perro pastor Bitzer es otro personaje afortunado que protagoniza un memorable gag que nos plantea cómo reaccionarían los perros si supieran que los seres humanos no son más que carne recubriendo esos huesos que tanto les encanta roer. En cuanto al granjero, este simboliza al hombre resignado a su suerte pero que, paradójicamente, el destino, le reserva lo inesperado. Las ovejas solamente pueden salir a la aventura induciendo al sueño al granjero: impresionante lección de vida que nos sugiere que para salir de la rutina hay que anular a quién impone la rutina.

Las producciones de Walt Disney tenían como mala costumbre el generar algunas escenas que provocaban lágrimas entre los espectadores más jóvenes. Tres generaciones ya de futuros cinéfilos han llorado la muerte de la madre de Bambi. Se diría que el viejo Disney tenía una vena sádica que afloraba en todas sus producciones y que la Aardman parece no haber perdido completamente de vista. En efecto, uno de los personajes, seguramente el más siniestro y que, curiosamente, tiene algo inequívoco que remite directamente a Silvester Stallone, el “cazador de animales”, suscita cierto miedo, sino terror, entre los más jóvenes. Pero incluso en este caso, los rasgos de los personajes, sus caracteres, están perfectamente definidos y delimitados.

Vale la pena decir algo sobre esta técnica de filmación para los que no estén muy familiarizados. La animación en stop motion consiste en simular movimiento de objetos estáticos mediante filmación fotograma a fotograma con modelos articulados o de plastilina. No se trata, pues, ni de “dibujos animados”, ni de “animación por ordenador”. Hay en la técnica del stop motion mucho de artesanal y una paciencia infinita. Hay varias técnicas para elaborar las imágenes. No se trata solamente de modelar las imágenes en una plastilina especial (claymation), sino de elaborar una estructura de alambre en el interior del modelado que facilite los movimientos. Es una técnica antigua que se empleó ya en los albores del cine; se suele citar como precursor a Segundo de Chomón y su película ‘La casa encantada‘ (1906) como primera película en que algunas escenas estaban filmadas en algo parecido al stop motion, aunque, sin duda, la película más famosa que ya utilizó esta técnica es la primera versión de ‘King-Kong‘ (1933).

Como no podía ser de otra manera, Tim Burton ensayó esta técnica cuando trabajaba para Disney y siguió utilizándola cuando se independizó y filmó su ‘Beetlejuice‘ (1988). Sin embargo, quienes apostarían más directamente por esta técnica, no para filmar algunas escenas, sino películas íntegras, sería la Aardman Animations con su ‘Wallace and Gromit‘ y su ‘Chicken Run‘. Precisamente, ‘La oveja Shaun‘ es un producto de la factoría Aardman en la que podremos percibir su dominio extremo de esta técnica, a pesar de que no esté a la misma altura que sus desternillantes precedentes, límite, por otra parte, difícil de llegar.

Las empresas de producción deberían contemplar con mucho más interés e insistencia producciones de este tipo. El “cine familiar”, acaso no sea, ni gran cine de acción, ni busque historias inolvidables, ni efectos especiales apabullantes, ni actores de campanillas, ni siquiera historias intimistas que seduzcan a intelectualidades selectas al estilo de la nouvelle vague: se trata, simplemente, de un cine para toda la familia, en el que los padres no bostecen y los hijos no piensen en la consola de videojuegos que les espera en el hogar. De tan simple que es, este cine, es inusual, solamente, de tanto en tanto, muy de tanto en tanto, aparecen películas que entran dentro de estos parámetros y que contribuyen a aproximar, siquiera durante el tiempo de proyección, a padres e hijos. En cuanto a los cerdos traviesos, como podía intuirse, cumplen su papel haciendo guarrerías…

El espectador adulto tendrá tendencia a descubrir tras cada personaje a un amigo, a un familiar, a cualquier conocido en todas las figuras estupendamente modeladas que van apareciendo en los 85 minutos de proyección. Ochenta y cinco minutos bien aprovechados. ¿Han pensado ustedes lo que se tarda en hacer un stop motion de 85 minutos? Meses enteros, más que una cinta con las más fulgurantes y caprichosas estrellas de Hollywood. Hay mucho esfuerzo y mucha artesanía detrás de esta cinta. Todo un regalo para la familia.

La oveja Shaun

Sinopsis Shaun iniciará una aventura para adentrarse en la ciudad en la búsqueda de su granjero.
País Reino Unido
Director Richard Starzak, Mark Burton
Guión Richard Starzak, Mark Burton
Fotografía Charles Copping, Dave Alex Riddett
Reparto Animation
Productora Aardman Animations / Studiocanal
Género Animación
Duración 85 min.
Título original Shaun the Sheep: The Movie
Estreno 17/04/2015

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Calificación7
7

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Amor DiBó

Trabaja en el mundo editorial, y le gusta la arquitectura, viajar, el cine, la robótica-nanotecnología, hacer tortilla de patata, el té y la buena educación.

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