La teoría del todo (2014), de James Marsh – Crítica

La teoría del todo

“Mientras hay vida hay esperanza” es una de las frases axiales en torno a las cuales se ha construido esta película sobre la vida del astrofísico Stephen Hawking, frase que ya dice mucho sobre la orientación del guión. El interés que despierta Hawking deriva, no tanto de sus teorías físicas y cosmológicas, como de su enfermedad. Paradójicamente, las gentes más adecuadas para apreciar esta cinta son las mismas que aplaudieron en su tiempo a ‘Mar adentro’. Recuérdenla, aquella que nos narraba el proceso que llevó a Ramón Sampedro (Javier Bardem) a optar por la eutanasia. Hawking se sitúa en las antípodas de Sampedro. Donde uno ha perdido la esperanza, el otro se aferra a la vida. La diferencia entre ambos es que el segundo tenía una pasión, la ciencia, mientras que el otro se mostraba apasionado por una vida que ya no podía vivir plenamente.

‘La teoría del todo’ es, hasta cierto punto un biopic. Basada en el libro publicado por la primera esposa de Hawking, cuenta sobre todo la historia de amor de la pareja. Chico busca chica, chico encuentra chica, enfermedad une a chico y chica, la prolongación de la misma separa a chico y chica. La autora se ha preocupado de que el guión fuera también y sobre todo una justificación de su relación con Hawking.

Las características de la enfermedad hacen que el fondo de la película sea un verdadero drama. Puede entenderse las reacciones de la primera esposa cuando accede a casarse con un ya diagnosticado “enfermo terminal”, teniendo en cuenta que el “hasta que la muerte nos separe” tiene para él fecha de caducidad: dos años. Sin embargo, distintas circunstancias contribuyen a prolongar hasta hoy la vida de Hawking, algo para lo que la mujer no parecía preparada. Así pues, más que un relato biográfico sobre Hawking o sobre su vida en pareja, la película va desplazando el eje de la narración hacia la primera mujer.

Pero ¿por qué debería interesarnos la vida de Hawking? No estoy muy segura de que sea porque decidió sobrevivir allí donde Ramón Sampedro dijo basta. Einstein es interesante, no por sus relaciones con Mileva Marić o con Elsa Loewhental, sino por su contribución a la física teórica. Mal asunto si nos interesaran más lo líos de faldas de los científicos que sus contribuciones al progreso de las ciencias.

Dicho lo cual, recomiendo ver esta película cuidada, agradable, lineal y que constituye un verdadero estudio psicológico de los personajes. James Marsh es un curtido director de cine, con una docena de títulos, todos ellos de calidad aceptable y bien acogidos por la crítica. Hay en él un realizador sobrio que sabe cómo contar historias y mantener la atención del espectador. Lo echábamos en falta después de sus últimas cintas, que nos llegaron en 2011 (‘Proyecto Nim’, elaborado como documental sobre un chimpancé educado como ser humano, con el trasfondo del maltrato animal) y 2012 (‘Agente doble’ con Clive Owen y Gillian Anderson, la agente Scully de ‘Expediente X’) que nos habían dejado buen sabor de boca. La cinta sobre el matrimonio Hawking demuestra que domina géneros muy diversos.

Por el momento, ‘La teoría del todo’ ha ido recogiendo premios y nominaciones, incluidos varias a la “mejor película” (Premios BAFTA, premios Critics Choice Awards). Eddie Redmayne es seguramente el actor que mejor podía encarnar al Hawking anterior y posterior a su enfermedad. Borda un papel no particularmente fácil y, en el momento de escribir estas líneas, su trabajo se ha visto ya recompensado con un Globo de Oro, preludio de lo que puede ser su gran noche de los Oscar.

El principal problema de la película es cierto acaramelamiento ingenuo-felizote que cubre la biografía de uno de los espíritus más agudos de nuestro tiempo con una pátina rosácea que no gustará a todos. A fin de cuentas, la importancia y repercusión de las teorías de Hawking (un intento de establecer el origen del Cosmos) supera el interés que pueda tener su vida personal y no digamos las reacciones psicológicas de su esposa.

Marsh llevaba varios años trabajando en la película y era consciente del problema así que optó por introducir en los diálogos algunas ideas elaboradas por el físico teórico. En los últimos tiempos, este tipo de reflexiones se ha convertido en el recurso de cierto cine con pretensiones. Lo hemos visto últimamente en las lucubraciones teóricas de ‘Interstellar’ (2014), las escuchamos también en pildorillas durante los episodios de ‘True Detective’ (2014), como las vimos en el terreno de las matemáticas con ‘La habitación de Fermat’ (2007), intento que reaparece también en ‘The imitation game’ (2015), otra biopic oscarizable sobre Alan Turing, genio de las ciencias exactas.

Parece como si determinado cine que no fuera de humor, de mero divertimento, o un festival de efectos especiales, tendiera a recurrir a los mensajes sofisticados y a los soliloquios de altos vuelos para afirmar sus ambiciones. No siempre –como ocurre con la película que nos ocupa– el público puede seguir la presentación de doctrinas complejas, ni entender de qué diablos hablan en la pantalla. Intentar divulgar la física moderna no es ninguna ganga. Pero es posible que estos diálogos, en ocasiones difícilmente comprensibles, despierten en algunas jóvenes interés por estos temas y afán de profundizar. Y esto es mucho.

Algunos espectadores, sin duda, hubieran preferido una película sobre el proceso mental e imaginativo que siguió Hawking para elaborar sus teorías. Pero hay que reconocer que el lenguaje cinematográfico, salvo en el género del documental, se presta poco para la exposición teórica. Si se trataba de afrontar un biopic sobre Hawking el enfoque elegido por Marsh era el único posible.

Hawking no solamente ha aparecido en varios documentales sobre su obra, sino que también aceptó un genial y desternillante cameo en la quinta temporada de ‘The Big Bang Theory’, interpretándose a sí mismo y dando la réplica a Sheldon Cooper, protagonista de la serie, parece tener un saludable sentido del humor y mantiene sus ganas de vivir. Así pues, bienvenida sea esta cinta que nos muestra que los grandes científicos tienen su vertiente humana. Lo emotivo y sentimental, lo rosado y soft que en algunos momentos destila la cinta, no son más que la vaselina que facilita la digestión de la película. No nos habría extrañado si la productora hubiera sido Disney.

La teoría del todo

Sinopsis Narra la relación entre el célebre astrofísico Stephen Hawking y su primera mujer Jane, en la época en que ambos lucharon contra la enfermedad degenerativa que postró al genio en una silla de ruedas.
País Reino Unido
Director James Marsh
Guión Anthony McCarten
Música Johann Johansson
Fotografía Benoît Delhomme
Reparto Eddie Redmayne, Felicity Jones, Emily Watson, David Thewlis, Charlotte Hope, Charlie Cox, Adam Godley, Harry Lloyd, Maxine Peake, Joelle Koissi, Zac Rashid, Hugh O’Brien, George Hewer, Georg Nikoloff, John W.G. Harley
Productora Working Title Films
Género Drama
Duración 123 min.
Título original The Theory of Everything
Estreno 16/01/2015

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Calificación7
7

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Amor DiBó

Trabaja en el mundo editorial, y le gusta la arquitectura, viajar, el cine, la robótica-nanotecnología, hacer tortilla de patata, el té y la buena educación.

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