La tormenta de hielo. Sentimientos congelados bajo las apariencias

Kevin Kline, Joan Allen, Christina Ricci en La tormenta de hielo

La tormenta de hielo es un retrato de la sociedad americana en los años 70, cuando la liberación sexual estaba en auge. Para ello, se centra en dos familias vecinas, cuyos miembros sufren una gran inestabilidad ante los continuos cambios que se producen tanto en ellos mismos como a su alrededor.

Los personajes (interpretados por un reparto espectacular: Kevin Kline, Joan Allen, Sigourney Weaver, Christina Ricci, Tobey Maguire, Elijah Wood, Katie Holmes) que aparecen en pantalla son individuos huecos, vacíos. Tan solo el sexo parece hacerles actuar. Y esto, inevitablemente, afecta a la unión familiar, a los lazos que unen a sus miembros.

Lo único que tienen en común es la incapacidad para comunicarse entre ellos. Quizá, muy posiblemente, porque no lo intenten con la suficiente fuerza. Esto provoca una sensación de soledad dentro del seno familiar que resulta realmente angustiosa.

En la pantalla todo parece helado. Frías son las relaciones personales y amorosas, frío es el modo en que actúan los personajes, frío es el tiempo y fríos los colores. Sin embargo, vemos, o más bien intuimos, que bajo esa capa helada de apariencias y fingimientos, se esconde el calor de los seres humanos, el amor, el deseo, y los sueños.

Elijah Wood y Christina Ricci en La tormenta de hielo

Y es que La tormenta de hielo recuerda en más de una ocasión a la genial American Beauty (aunque en mi opinión no llega a su nivel).

La tormenta de hielo juega con el subtexto, con lo que no se dice o no se hace, con los detalles y las sutilezas, y aunque en la superficie no parezca haberlos, también con los sentimientos.

Lo más curioso es que este concienzudo análisis lo realiza un extranjero. Ang Lee, de origen chino, es un experto en contar historias donde se produce un conflicto entre la modernidad y la tradición, entre las ansias de libertad y la responsabilidad hacia otras personas, así como la necesidad de guardar las apariencias. La tormenta de hielo responde a todas estas características, y aun siendo una de sus películas más reconocidas (que no conocidas), no logra maravillar.

Es una obra que gusta más al intelecto que al corazón.

Calificación6.1
6.1

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Arturo G. Maiso

Viajero y cinéfilo. Director de Marketing en una plataforma de financiación participativa, CEO de AGM Comunicación Multimedia y director de El Cine en la Sombra.

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