Land of mine (2016) – Crítica

Land of mine

«Land of mine es una película despiadada, asfixiante y muy contundente»

Todas las guerras crean víctimas y verdugos. Y siempre hay de ambos en todos los bandos implicados. Esto, que pudiera parecer una obviedad, no se me antoja como tal cuando pensamos por ejemplo en la II Guerra Mundial. Las atrocidades cometidas por los nazis fueron de tal magnitud que se nos olvida que, como en toda guerra, también ellos se encontraron en el papel de víctimas. Aunque nos esforcemos por no hablar de ello.

Land of mine narra como jóvenes soldados alemanes fueron obligados, tras la derrota del Eje, a desactivar y retirar miles de minas ocultas por el ejército nazi bajo la arena de la costa occidental danesa. Empeño en el que murieron o resultaron heridos más de la mitad de ellos.

Su director, Martin Zandvliet, compone una película despiadada, asfixiante, y muy contundente. Tanto es así, que si de algo adolece Land of mine es de cierta falta de matices. A pesar de la transformación que experimenta el sargento danés, interpretado con energía por Roland Møller, su personalidad no cuenta con demasiadas aristas. Vira hacia un lado y otro, mostrándose tan cruel como cercano, pero sin terminar de resultar un personaje complejo. Lo mismo ocurre con los chicos alemanes, que se muestran en todo momento demasiado cándidos.

Esto, sin duda, acompaña el mensaje que Zandvliet quiere transmitir. Refuerza su rebeldía ante la concepción generalizada de los nazis como seres inhumanos, y del resto del mundo como individuos y estados íntegros.

Gustará a los amantes del cine bélico. A quienes no les importe sufrir un poquito (quizá mucho) dentro de una sala. Land of mine es una película grave, densa, violenta. Y nos recuerda la buena forma en la que se encuentra el cine danés.

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Land of mine

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Arturo G. Maiso

Viajero y cinéfilo. Director de Marketing en una plataforma de financiación participativa, CEO de AGM Comunicación Multimedia y director de El Cine en la Sombra.

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