Lo que hacemos en las sombras (2014) – Crítica

Lo que hacemos en las sombras

Esta película va de vampiros guasones con problemas como los de usted y los míos, agravados por su condición de “no muertos”. Interesará a los seguidores incondicionales y no dogmáticos del cine de terror, tanto como a los que se dejan seducir por las comedias inesperadas. ¿Cuáles serían los problemas de un grupo de vampiros jóvenes y desorganizados en un piso de solteros? (al estilo de los protagonistas de ‘The Young Ones‘, 1992-1994). También ‘Lo que hacemos en las sombras‘ tiene algo de fake, esto es, de falso documental. Así pues, por el precio de una entrada se puede ver un producto que corresponde a tres géneros: terror, fake y comedia juvenil.

La saga ‘Crepúsculo‘ (cinco entregas, 2009-2012) pareció renovar el género de terror, cuando apenas era una típica película de adolescentes norteamericanos, eso sí, algo descoloridos, macilentos e incluso lánguidos, que cayó sobre un terreno abonado previamente por series televisivas como ‘Buffy cazavampiros‘ (a partir de 1997-2003) y sus secuelas, o por películas seudo-góticas como ‘Van Hensing‘ (2004) o ‘Underworld‘ (2003, 2006, 2009 y 2012), ‘Abraham Lincoln cazador de vampiros‘ (2012), la saga ‘Blade‘ (1998, 2002, 2004) y una larga serie de subproductos merecidamente olvidados o absolutamente prescindibles que siguieron al ‘Drácula de Bram Stocker‘ (Coppola, 1992), a ‘La sombra del vampiro‘ (2000) o a la discutida y desigual ‘Entrevista con el vampiro‘ (1994). Toda esta retahíla de películas –y otras muchas más aparecidas en los últimos veinte años– indican que el cine de vampiros es una constante y quizás hoy conoce su apogeo cuantitativo, si bien hay pocas producciones que llamen la atención por su originalidad.

De hecho, la última película que logró insertar originalidad en este subgénero de terror, fue ‘La sombra del vampiro‘ (2000) de Elías Merhige. La idea de aquella cinta era explicar cómo Walter Mornau filmó la que acaso sigue siendo una de las películas más inquietantes de la historia del cine: ‘Nosferatu‘. ¿Quién mejor que un vampiro auténtico podía encarnar el papel de Nosferatu? Sobre este elemento giraba una trama verosímil y, por tanto, doblemente inquietante. Las producciones que le siguieron no aportaron nada al género. Y, bruscamente, cuando ya nada parecía ser capaz de introducir elementos nuevos, aparece ‘Lo que hacemos en las sombras‘ creada y dirigida por Taika Cohen.

Nada más original que hacer pasar una película de vampiros por un documental. Sólo por esto, ‘Lo que hacemos en las sombras‘ merecería ser recordada como la comedia del año 2015. De momento ya ha sido premiada en el Festival de Sitges de 2014 con el Premio del Público y en el Festival de Toronto con el Premio a la Mejor Película. Y es que este documental sobre la vida y costumbres de unos vampiros en clave de humor no decepciona en ningún momento. A pesar de su formato, en realidad se cuenta una historia muy original de interrelaciones entre amigos. Los “señores de la noche” también tienen sus problemas.

Los protagonistas son cuatro vampiros que comparten un piso extraordinariamente distante de los lúgubres castillos que en otro tiempo eran moradas de los Dráculas de Hollywood. A partir de estos cuatro vampiros se va tejiendo una entretenida historia sobre sus relaciones (y sus problemas: nadie en la casa friega los platos, por ejemplo). El guión es tan ágil como la dirección. No hay tiempo para el aburrimiento o los momentos planos. Están presentes todos los elementos simbólicos propios de las películas de este género, pero nada en ella nos permite decir que falta originalidad o que es una reiteración de las habituales películas de vampiros. Las situaciones creadas por el guión son increíblemente hilarantes, pero en absoluto absurdas. En varios momentos la sonrisa que nos acompañará desde que se apagan las luces de la sala de proyecciones se convierte en carcajada.

Lo que sorprende de esta película es que es absolutamente original. Carece de precedentes. Es parecida a muchas (la idea del fake podría estar tomada – y mucho mejor resuelta– de ‘Entrevista con el vampiro‘, por ejemplo), pero no copia a ninguna. La idea de realizar una comedia con elementos del género de terror, a decir verdad, tampoco es nueva. Lo intentaron antes Bud Abbott y Lou Costello (‘Abbott y Costello contra los fantasmas‘ (1948), ‘Abbott y Costello contra la momia‘ (1955) y unas cuantas más, de factura mediocre en su conjunto, con humor de paletada y sal gruesa) y sobre todo lo hizo de manera mucho más brillante el primer Roman Polansky en su inolvidable ‘El baile de los vampiros‘ (1967), una película que todavía puede visionarse y en la que nada nos hará recordar que tiene casi medio siglo. Si pudiéramos situar ‘Lo que hacemos en las sombras‘ entre las películas facilonas de Bud Abbott y Lou Costello a un lado y el ambicioso Polansky de ‘El baile de los vampiros‘ en el otro, esta película neozelandesa estaría entre ambas, mucho más próxima a la genialidad de Polansky que al humor facilón y con frecuencia indigesto de Abbott y Costello.

El director de ‘Lo que hacemos en las sombras‘ se ha atenido a un presupuesto no particularmente elevado, construyendo una película de bajo presupuesto, con unos efectos especiales comedidos que aparecen solamente en los momentos en que resultan necesarios y con unos actores que trabajan a la perfección, dotados de la vis cómica y la expresividad que requieren un producto de este tipo. El guion pinta perfectamente sus distintas personalidades y sus interrelaciones. Y los gags cómicos se suceden con inusitada frecuencia en los 86 minutos que dura la proyección. Recomendar esta película es lo más obligado para el crítico. Véanla; se divertirán. Verán lo que puede hacerse con medios limitados, siempre y cuando la idea sea original y los participantes en la producción tengan una chispa de genialidad.

Me he tomado la molestia de revisar ‘El baile de los vampiros‘ y su polémica última escena cuando el protagonista (un Polansky casi imberbe) logra escapar del castillo. Infectado por el virus, difundirá el mal por el mundo. La película –eran los años 60 y mayo del 68 estaba a la vuelta de la esquina– nos alertaba sobre los riesgos de perder la personalidad para caer en la vulgaridad generalizada (el vampiro es para Polansky lo que el rinoceronte es para Eugéne Ionesco). Era un peligro que entonces se empezaba a percibir: todos podemos ser “vampirizados”, perder nuestra esencia y nuestra personalidad, alienarnos, dejar de ser nosotros mismos para ser “no muertos”; olvidar lo que es vivir para hacerlo entre las sombras de la noche previas al olvido. Cincuenta años después, en su reinterpretación en clave de humor del fenómeno del vampirismo, se nota que algo ha cambiado: ahora, incluso los vampiros se han “normalizado”, tienen los mismos problemas que usted y que yo (que no son pocos).

Y si quieren un consejo: vean las dos películas y compárenlas. Verán lo que puede hacerse cuando uno ama su profesión y capacidad para crear productos que en nada son deudores de los anteriores.

Lo que hacemos en las sombras

Sinopsis Compartir piso puede ser un coñazo, pero Viago, Deacon, Vladislav y Peter tienen más problemas que discutir sobre quién lava los platos. Tampoco son jóvenes estudiantes. Son vampiros, comparten casa en Nueva Zelanda y nos cuentan sus vicisitudes en este falso documental.
País Nueva Zelanda
Director Taika Cohen, Jemaine Clement
Guión Taika Cohen, Jemaine Clement
Música Plan 9
Fotografía Richard Bluck, DJ Stipsen
Reparto Jemaine Clement, Taika Cohen (AKA Taika Waititi), Jonathan Brugh, Cori Gonzales-Macuer, Stu Rutherford, Ben Fransham, Rhys Darby, Jackie van Beek, Elena Stejko, Jason Hoyte, Chelsie Preston Crayford, Karen O’Leary, Mike Minogue
Productora Unison Films / Defender Films / Funny or Die / New Zealand Film Commission
Género Comedia
Duración 86 min.
Título original What We Do in the Shadows
Estreno 03/07/2015

Trailer

Calificación7.5
7.5

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Amor DiBó

Trabaja en el mundo editorial, y le gusta la arquitectura, viajar, el cine, la robótica-nanotecnología, hacer tortilla de patata, el té y la buena educación.

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