Una visión de Lone Scherfig: The Riot Club & An Education

Lone Scherfig

Como en cada gremio, un artista debe tener su propia visión personal para poder verter sus ideas al mundo, de forma en la que su percepción no resulte poco original.

La directora danesa Lone Scherfig, ha visitado recientemente España, bajo motivo de celebración del ya finalizada vigesimoquinta edición  del Festival de Cine de Madrid, en el que se proyectaron dos de sus películas, The Riot Club (2014) y la aclamada por la crítica y competidora en los premios Oscar del año 2010, An Education (2009).

Estas dos películas, hijas de la misma madre, demuestran rasgos de similar genética artística, imposibles de pasar desapercibidos para los ojos del espectador. La sublime y despiadada sensibilidad que nos transmite la directora, es suficiente para helarnos la sangre y dejarnos perplejos cuando avanzamos dentro de sus historias. El estilo cinematográfico de Lone sacude con violencia y exquisita elegancia la inocencia del espectador, al que deja con apenas una pizca de aliento y esperanza.

Como cualquier obra de arte, las películas de Lone han de ser vistas de la forma correcta. No sirve con esperar introducirse en el argumento e identificarse con alguno de los personajes. Una película, es un ejercicio artístico colectivo, que debe ser atendido en un único conjunto bajo la supervisión de diferentes puntos de vista. En el cine, no solo valen las interpretaciones de los actores para confirmar una película como buen o mal producto. La fotografía, el sonido, la dirección de arte, la caracterización, el vestuario, y hasta la invisible producción, han de ser tenidos en cuenta si queremos juzgar bien. En este aspecto, Lone coreografía una hermosa danza de equipos, con distinguido resultado.

La maestría artística con la que Lone trabaja con sus actores demuestra el dominio de la directora por la representación escenográfica de las emociones humanas, que se nos presentan como un abanico de capítulos en los que podemos apreciar desde las más altas a las más bajas pasiones. Podemos ver como la acomodada y engreída represión social puede verse transformada en agresiva burla hacia el prójimo, tal y como sucede en The Riot Club, o como la más inocente y soñadora inocencia queda destruida por la adulta perversión de la mentira más mezquina, tal y como le sucede a Jenny en An Education.

Estas películas, ambas ambientadas y rodadas en Reino Unido, situando la ciudad de Oxford como destino común entre ambas, no pretenden alzar la voz ante el estilo de vida de los británicos. Nada más lejos de la realidad. Lone reconoce prestar atención al cine europeo para cultivar su propio estilo cinematográfico, y aunque pueda demostrar su cariño por el país de Harry Potter, ella no expresa preferencias geográficas. Las localizaciones de sus películas dependen de los guiones.

Sin embargo, sí es cierto que Lone no disimula su ética frente a los problemas sociales del momento histórico en el que se ambienta la película, resaltando siempre el trato ejercido por los personajes masculinos hacia los personajes femeninos y sus roles, estereotipando estos personajes pero revelando a la vez la fría y cruda realidad que el sexo femenino debe soportar a diario, tal y como vemos representado en las interpretaciones de Helen, la rubia boba (An Education), Marjorie Mellor, el ama de casa ausente de criterio o autoridad (An Education), la mujer trabajadora e independiente (profesora en An Education y prostituta en The Riot Club), y por supuesto el personaje de la estudiante, que debe sobreponerse a cualquier tentación que la aparte de su carrera universitaria y degrade su amor propio al nivel de permitir que los hombres abusen emocional y/o físicamente de ella, del mismo modo en que les sucede a Jenny (An Education) y Lauren (The Riot Club). Lone también disfruta enfrentando y llevando al límite el carácter de los personajes masculinos, dejando entrever en ocasiones estereotipos literarios (el chico bueno y el chico malo) que quedan difuminados bajo gotas de personalidad propia, como puede ser el caso de Graham en contraposición a David (An Education) o Miles frente a Alistair (The Riot Club).

Nunca he conseguido acabar de ver una película de Lone Scherfig sin sentirme emocionalmente alterada o por el contrario, paralizada, cuando todo acaba. Como he dicho antes, Lone domina con precisa belleza la expresión de las pasiones más humanas, ofreciendo claridad en una caótica vorágine de emociones.

The Riot Club An Education

Share this post

No existen comentarios

Añade el tuyo