Los odiosos ocho (2015), de Quentin Tarantino – Crítica

Los odiosos ocho

«No hay nada gratuito en esta feria de carne sádica e inhumana que es Los odiosos ocho. Cada gota de sangre tiene un sentido, cada muerte nos habla de la creación de los Estados Unidos de América o, extrapolando, del propio occidente.»

The Hateful Eight’, la octava película de Quentin Tarantino, es francamente asquerosa. Eso no significa que sea mala película. Significa que a mí me cuesta mucho tragarla. Es violenta, pero no de una forma caricaturesca como ‘Kill Bill’, ni irónica como ‘Pulp Fiction’. No. En esta ocasión la violencia es real, horrible, impactante, grotesca y, lo que es peor, ejercida contra seres humanos que sentimos como auténticos. Personas que piensan y respiran. Lo cual, no sólo sale de las páginas del guión, sino de las geniales interpretaciones de todos y cada uno de los miembros del elenco (que, por cierto, son más de ocho).

Estamos ante un thriller puro y duro, que bien podía haberse rodado en los 70. En muchos aspectos, el filme más convencional del director, pero también el más brutal.

Más allá de la referencia evidente, como ‘El gran silencio’, la película tiene mucho en común con ‘La Cosa’ de John Carpenter y ‘Reservoir Dogs’, ópera prima del propio Tarantino. De la primera toma buena parte de su estética, entre los que se incluye el infierno helado y algún fragmento de la banda sonora (también de Morricone, aunque yo diría que esta partitura es más cercana a la que escribió para ‘Los intocables’). De la segunda, coge la premisa. Aunque lo cierto es que ‘Reservoir Dogs’ tenía cierto aire de tragedia griega que dignificaba la historia y generaba un alejamiento con el espectador. En esta ocasión, nada nos separa del mal. Somos uno más del grupo, queramos o no.

Es imposible dejar de lado ‘Diez negritos’ de Agatha Christie. No, no estamos ante una adaptación, pero es innegable que aquella novela creó todo un género. Y nunca antes en la historia de ese género habíamos visto semejante compromiso con la muerte, en su forma más inesperada y terrorífica. Lo curioso es que el “misterio” (que suele ser el centro de la narración) aquí es lo de menos. La solución acaba siendo demasiado simple pero claro, esta no es una película basada en giros del argumento ni maquinaciones complicadas, sino en golpes de efecto. Si la motivación de este personaje resultaba ser esta en lugar de esta otra, es lo de menos. ¿Quién ha envenenado el café? A nadie le importa. Ahora bien, ¿quién va a beber ese café? ¿Y que efecto tendrá el veneno en su organismo? ¡Por todos los caballos de Wyoming que eso sí es importante!

Hacia el final de la película, hay un punto en el que la narrativa decide retroceder en lugar de avanzar. En este segmento, Tarantino hace que nos encariñemos con un grupo de gente que sabemos que ya están muertos. Y, aun con todo, su muerte es mucho más terrible de lo que podíamos haber llegado a imaginar. ¿Os suena ese viejo consejo de Hitchcock que dice que una conversación es más interesante si hay un explosivo bajo la mesa? Pues bien. Imaginaos que el explosivo es, en esta ocasión, una puta bomba termonuclear de treinta megatones y que la conversación es entre dos mujeres embarazadas. No es que la cosa sea exactamente así, pero es como me sentía yo. Así que efectivamente, la película me ha afectado emocionalmente, que supongo que es lo que quería el director. Y no es una experiencia que tenga ganas de repetir.

Por otro lado, creo que he dado la impresión equivocada. Sí, cada vez que aparece en pantalla un ser humano mínimamente decente es asesinado sin contemplaciones. Pero no es lo que ocurre en el 90% del metraje. ¡Oh, no! Lo que ocurre es que cuando un individuo empieza a caerte bien, dicho individuo hace algo monstruoso para demostrarte lo equivocado que estabas. Sin ir más lejos, el personaje interpretado por Samuel L. Jackson parece, durante su introducción, una versión experimentada de nuestro amigo Django. Pero entonces empieza la acción y… bueno, dejémoslo en que no es una figura especialmente heroica.

Efectivamente, el título de la película no es casualidad. Todos los personajes (excepto los del ya mencionado flashback) son odiosos. Hay un libro de guión muy popular en Hollywood llamado ‘Save the cat’. Como es muy largo os lo voy a resumir: dice que el protagonista de una peli siempre, siempre, siempre, debe caer bien. Filmes como este demuestran que ese es un consejo de mierda. Los protagonistas deben ser lo que tú necesites que sean. Y esta es una historia sobre lo peor de la experiencia humana, sobre los rincones más podridos de la sociedad americana, sobre ese dolor en base al cual se han edificado naciones enteras. Un retrato descarnado de los eternos ciclos de violencia que, cuando parecen haberse detenido, se reinician con mayor virulencia. Un montón de hombres blancos ignorantes y decrépitos han construido una civilización basada en el racismo y la misoginia y, en respuesta, los negros se han vuelto unos cerdos mentirosos y las mujeres unas harpías vengativas. No existen los amigos, sólo alianzas ocasionales. Todo el mundo se cree en posesión de la razón, todo el mundo está dispuesto a traicionar a su hermano y apuñalarle por la espalda a cambio de una taza de café.

La única fémina del elenco no para de recibir golpes desde el mismo momento en que aparece.  Es inevitable que sintamos lástima por ella, aunque nos digan que es una peligrosísima bandolera. Pero la película ya se ocupa, más adelante, de que ese sentimiento de piedad nos abandone. De hecho, no sé si es deliberado, pero me ha dado la sensación de que Tarantino utiliza imaginería asociada a la caza de brujas en Nueva Inglaterra, sobre todo en sus escenas finales en la que dicha mujer aparece carcajeándose de forma maniática y cubierta por la sangre de sus enemigos. El uso de esta imaginería en semejante contexto me resulta extremadamente desagradable, pero lo comprendo. Y gracias a Dios que Jennifer Lawrence no aceptó el papel. No tengo nada en contra de Jennifer Jason Leight pero, sinceramente, no creo que pudiera soportar tres horas de reloj viendo como una de mis actrices favoritas es brutalmente apaleada.

¡¡Hasta la puerta de madera es una hija de la gran puta!!

Pero no, no hay nada gratuito en esta feria de carne sádica e inhumana. Cada gota de sangre tiene un sentido, cada muerte nos habla de la creación de los Estados Unidos de América o, extrapolando, del propio occidente. Esta no es una película sobre el oeste durante el siglo XIX, sino sobre el aquí y el ahora.

La película, como ya he comentado, dura cerca de tres horas cosa que, en más de una ocasión, se hace innecesaria. Y esto lo digo a pesar de la calidad de la banda sonora y de la belleza de las imágenes (no sólo en lo que respecta a los paisajes naturales, pues Tarantino es capaz de fotografiar una lata y hacerla interesante). La tensión que supuestamente se construye en esa cabaña no es lo bastante densa como para justificar una primera mitad autoindulgente y lenta como un día sin pan. Eso sí: el sentido del humor marca de la casa está presente. Y es que lo que hace tan reales a estos seres despreciables es, precisamente, que, como en toda buena comedia, el guión no nos ahorra sus momentos más ridículos.

Así que, en definitiva: no, no me ha gustado ‘The Hateful Eight’. No la pienso volver a ver jamás. Pero es una buena película. Muy buena, de hecho.

Los odiosos ocho

País Estados Unidos
Director Quentin Tarantino
Guión Quentin Tarantino
Música Ennio Morricone
Fotografía Robert Richardson
Reparto Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh, Demian Bichir, Walton Goggins, Tim Roth, Bruce Dern, Michael Madsen, James Parks, Dana Gourrier, Zoë Bell, Channing Tatum, Lee Horsley, Gene Jones, Keith Jefferson, Craig Stark, Belinda Owino
Productora The Weinstein Company
Género Western
Duración 167 min.
Título original The Hateful Eight
Estreno 15/01/2016

Trailer

Calificación7
7

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Enrique Dueñas

Enrique Dueñas , escritor y guionista, aficionado al género fantástico y la tarta de queso.

1 comments

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  1. Raiderman 1 febrero, 2016 at 01:53 Responder

    Tio, parece que no hemos visto con los mismo ojos la película, ya que ha sido aburrida, lenta en el guión y una verdadera cagada. Sólo cuatro fanáticos de Tarantino que hay por la red sois capaces de ver una joya en lo que a mi parecer es una cagada. Esto me recuerda al cuento del «Rey desnudo» que todos hacían ver que iba vestido y sólo un pequeño ser reía y le dijo a la cara que iba en «pelota».

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