Mon Ange (2016), de Harry Cleven – Crítica

Mon Ange

«Mon Ange es una coproducción entre Francia y Bélgica de carácter romántico y tintes fantásticos sobre una persona con un don especial: ser invisible.»

Harry Cleven ya ganó el Meliès de Plata en el Festival de Sitges de 2005 con la película Trouble (Duplicity). Ahora vuelve para presentar Mon Ange, una producción franco-belga de carácter romántico y tintes fantásticos sobre una persona con un don especial: ser invisible. La invisibilidad es un tema muy común en el imaginario colectivo que no ha sido explotada con éxito por el cine, a excepción quizá del clásico de James Whale El hombre invisible (1933), o si acaso El hombre sin sombra  (2000) de Paul Verhoven.

Lo considero una pena, porque es un poder/defecto con muchos matices narrativos. En esta ocasión, el protagonista que disfruta/padece esta cualidad, es un niño. Para poder protegerlo del mundo que le rodea, su madre le obliga a permanecer siempre en casa. Pero un día conoce a Madeleine, una chica ciega de la cual se enamora. El gran dilema de Ange aparecerá cuando la joven le da la noticia de que pronto podrá ver.

Mon Ange es una película que se puede dividir en dos partes: la primera, en la que se nos introduce en una situación un tanto excéntrica. La segunda, una vez que ya nos hemos acomodado a los personajes y comenzamos a empatizar con ellos. Harry Cleven ha optado por que el espectador vea a través de los ojos del protagonista, decisión no exenta de riesgos pero, en este caso, muy acertada.

La película contiene un ritmo lento, pausado, dulce y romántico. Ella no puede verlo, por lo que él trata que su yo interior mantenga vivo el romance. Es la joven debutante Fleur Geffrier, al ser la única persona que aparece en pantalla durante muchas escenas, quien lleva el peso de la película.

En definitiva, un film destinado a los espectadores que busquen productos diferentes, con una premisa muy atractiva y un desarrollo interesante aunque un poco perezoso.

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David García

Nací en Barcelona, en 1979. Estudié un Máster en Comunicación Audiovisual y en el año 2000 entré en Ràdio Sant Boi. Quince años después, ahí sigo, ahora colaborando en un 'magazine' titulado 'De dissabte', donde llevo la sección de series y cine.

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