Mysterious Object at Noon (2000), Apichatpong Weerasethakul – Crítica

Mysterious Object at Noon

«A medio camino entre el documental antropológico y el cine más experimental, Mysterious Object at Noon supone un híbrido, un juego en el que su director recorre Tailandia centrando la atención en su gente.»

Se atribuye al grupo surrealista de André Breton la creación, en 1925, del juego de palabras conocido como “cadáver exquisito”. Esta técnica colectiva de creación consiste, en su versión literaria (pues puede aplicarse también a otras artes, como el dibujo), en hilar una oración entre varias personas proponiendo cada una de ellas una única palabra, conociendo solamente el término utilizado por el individuo anterior. El singular nombre de este pasatiempo, viene, de hecho, de la frase resultante de su primera puesta en práctica: “El cadáver exquisito beberá el vino joven” (del original en francés: “Le cadavre exquis boira le vin nouveau”). Breton y los suyos (Paul Éluard, Tristán Tzara y Robert Desnos, principalmente) opinaban que cualquier creación artística debía ser un acto comunal, regido por la espontaneidad y la naturalidad, y a partir del cual surgía una “realidad inconsciente de la personalidad colectiva”.

Bajo estas premisas, el cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul, conocido en la actualidad por films como Tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas (Palma de Oro en la 63 edición del Festival de Cannes) o Cemetery of Splendour (elegida por la prestigiosa Cahiers du Cinema como una de las diez mejores películas de 2015), debutó en el largometraje en el año 2000 con Mysterious Object at Noon.

A medio camino entre el documental antropológico y el cine más experimental, Mysterious Object at Noon supone un híbrido, un juego en el que su director recorre Tailandia centrando la atención en su gente. En sus rostros, en sus palabras, en su imaginario. En su capacidad de articular una historia surreal sobre un niño minusválido y su profesora, donde la magia y lo imposible tienen cabida.

Mysterious Object at Noon

Las escenas cotidianas de la vida tailandesa (pasamos de entornos urbanos a rurales, de elefantes encadenados a combates de muay thai, de teatro improvisado al juego del futvóley) se intercalan con entrevistas donde se va desgranando la historia colectiva y con la representación ficticia de dicha narración. Sin orden ni concierto. Alejada de cualquier linealidad. También de cualquier sentido. “Mi historia no es muy coherente” llega a exclamar uno de los espontáneos narradores.

Rodada en un descuidado blanco y negro, de planos extensos y temblorosos, magnificando el sonido ambiente y usando intertítulos como si de una película muda se tratara, en Mysterious Object at Noon asistimos a cómo los personajes ficcionales mutan de rostro (pues son interpretados por diversos actores) o a una suerte de pequeño ejercicio de metacine, en una larga escena en la que se nos muestra aquello que sucede cuando la cámara deja de grabar.

Mysterious Object at Noon no es más que una excusa para presentar un país y un pueblo, una forma de expresar el espíritu de una Tailandia a las puertas del siglo XXI. Un cine onírico, fuera de todo patrón establecido, que bien podría haber rodado el barcelonés José Luis Guerín. Un cuento cinematográfico (elocuente ese comienzo con “Érase una vez”) improvisado y desestructurado, una propuesta tan original como desconcertante.

Bien es cierto que el caos narrativo, propio de esta experiencia lúdica ilusoria, puede llegar a desorientar al espectador. El experimento se mantiene, durante los 83 minutos que dura el filme, en una finísima línea de atracción de la que es muy fácil caer. Lo abstracto del contenido no ayuda a equilibrar el interés. La hipnosis cinematográfica a la que nos somete Weerasethakul perfectamente puede terminar convirtiéndose en profundo sueño. Al fin y al cabo, estamos ante un cadáver difícil de digerir que, por su proposición tan arriesgada y particular, puede no ser tan exquisito para todo el mundo.

Mysterious Object at Noon

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Guillermo Gil Gómez

Técnico Superior en Realización de Audiovisuales y Espectáculos y graduado en Periodismo. Entre mis aficiones están el cine, los videojuegos y viajar. Podéis leerme también en mi blog personal, Cámara Subjetivo

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