Neruda (2016), de Pablo Larraín – Crítica

Neruda

«Neruda no trata sobre la vida del poeta chileno, sino que es un tratado sobre el significado del concepto nerudiano. Alejándose de los biopics al uso, Pablo Larraín converge narración, poesía y literatura con la lucidez propia de un realizador en estado de gracia.»

El 11 de septiembre de 1973, se produce un golpe de Estado en Chile que acaba con el gobierno y la vida del presidente de la República Salvador Allende. Doce días después, muere Pablo Neruda víctima de un paro cardíaco. Ese mes de septiembre cambió para siempre la historia de un país. Sobre las consecuencias y la falta de libertad de expresión que derivaron de ese período pivota la filmografía de Pablo Larraín. El temor de la dictadura de Pinochet en Tony Manero (2008), el golpe de Estado en Post Mortem (2010) y el plebiscito chileno de 1988 en No (2012) conforman la trilogía de la memoria. De esta manera, Pablo Larraín se ha convertido en un historiador sobre la dictadura pinochetista. Tras traer a la vida una época cuyos recuerdos han sido borrados por la sociedad chilena, se acerca al gran cronista del tiempo anterior a su trilogía: Pablo Neruda. La vocación del poeta de dar voz al pueblo chileno desde sus versos, permite a Larraín diseccionar la democracia chilena en 1948 a través de su figura. Lo que implica una responsabilidad que no le puede llegar en mejor momento. El director está de dulce, estrenando la sobresaliente El club (2015), la propia Neruda (2016) y Jackie (2016), ganadora a mejor guión de la Mostra de Venecia, en únicamente un año. La gran productividad y la calidad de los resultados colocan a Larraín como uno de los mejores directores del panorama internacional. Si No fue la primera cinta chilena candidata al Óscar a mejor película extranjera, Neruda es el filme seleccionado para representar al país sudamericano este año. Una elección de lo más acertada.

A la hora de realizar una película sobre uno de los artistas más influyentes del siglo XX, lo más importante que debe planear el realizador es el mensaje que quiere transmitir. La vida de Ricardo Neftalí Reyes está llena de acontecimientos apasionantes y su obra es inabarcable. Por lo tanto, con tal compleja tarea, Larraín decide tomar riesgos desde la raíz del proyecto. No va a hacer un filme objetivo sobre Neruda, sino que el espíritu del poeta va a apoderarse de la cinta. Para una idea tan ambiciosa, se recurre al año 1948 cuando comienza una persecución política tras acusar al presidente Gabriel González Videla de traicionar al partido comunista. Desde la clandestinidad, el senador y poeta escribirá Canto general a la vez que es perseguido por un detective. Situación que convierte a Neruda en un símbolo de la libertad y agiganta su leyenda. Evitando los caminos sencillos, las palabras que escribió en ese tiempo marcan el alma del filme, lo que resulta en una mezcla de géneros que únicamente se puede calificar como gran cine. Se puede apreciar el género biográfico en las menciones a Pinochet o Picasso, al igual que algunos lugares comunes del antinerudismo, como las calificaciones de comunista burgués. También está muy presente el género policíaco, pues la incesante persecución acaba calando como una obsesión para sus detractores. Esta amalgama de direcciones tiene una explicación  muy simple, el carácter literario de la cinta. Las palabras que expresó Neruda se leen en todas las casas; por consiguiente, se persigue a un fantasma arraigado a una tierra. Al final, todos los recursos cinematográficos se combinan para componer la esencia de un personaje con múltiples capas. Larraín no entiende de géneros sino de mensajes, y Neruda abraza las dos voces del protagonista: la de poeta y la de mortal.

Desde el desentierro de la memoria buscando el realismo en la trilogía de la memoria hasta la crítica más cruel de los últimos años a la Iglesia en El club, Pablo Larraín se ha asentado en el riesgo. Repeliendo los convencionalismos, en cada filme se nota una mayor confianza. No hay lugar a dudas que el director se desafía continuamente. En Neruda, al tener una esencia literaria tan marcada, se muestra a merced de un maravilloso guión de Guillermo Calderón. El guionista, que ya escribió el libreto de El Club, combina narración, literatura y poesía a partes iguales. Desde los libros de Neruda, el personaje se va creando solo. De este modo, con un material tan alejado del típico biopic academicista, se vislumbra la apabullante lucidez del director para trasladar de lenguaje al texto. Si su mano es virtuosa, no lo es menos la de su equipo. El director de fotografía Sergio Armstrong, fiel colaborador de Larraín, lleva al extremo la utilización de la luz natural presente en sus filmes anteriores. Los planos característicos en los que una luz tenue atraviesa las ventanas sin fuerza son de una belleza cautivadora. Así como la decisión de intentar ser realista con las características del medio en 1948. Si en No se filmó con un ratio 3:4 para hacer indistinguible la realidad de la ficción, aquí podemos vislumbrar el cine clásico en la utilización del croma en los viajes en automóvil. Porque al final, la película no le pertenece a Larraín. La tinta de Ricardo Neftalí Reyes golpea al público con cada verso, armonizando la rima con un soberbio montaje dinámico. Y si Neruda cede sus palabras, no con menos sentimiento son recitadas por el elenco.

El gran amigo de Pablo Neruda, Federico García Lorca, le definió como un poeta más cerca de la sangre que de la tinta. Descripción cercana a la visión del poeta que se puede encontrar en esta cinta. El actor Luis Gnecco da vida a la célebre figura desde todas las visiones conocidas de él. El símbolo de la libertad y tótem literario contrapuesto al humano hedonista y distante de los problemas mundanos. Ambas caras confluyen en la pasión, pues ante todo Neruda era un amante inolvidable atrapado en sus poemas de amor. Romanticismo desmitificado en su relación con Delia del Carril, interpretada por Mercedes Morán con la vitalidad y experiencia de la compañera sentimental del chileno. Como pasa con Gnecco, Larraín suele volver a trabajar con los actores con los que ha tenido una buena experiencia. Tanto el protagonista como Gael García Bernal fueron dos piezas clave de No y en esta ocasión, el mexicano tiene el papel más ambicioso de todo el relato. García Bernal personifica la obsesión de algunos de dar caza a las ideas del senador Neruda. Lo que no entiende el torpe detective es que sus palabras vivirán eternamente, siendo una misión en vano. En una de las mejores interpretaciones de la carrera de García Bernal, el actor narra la historia con lirismo. Teniendo a una de las mayores influencias de la lengua castellana, la mayor parte del peso literario se condensa en el policía. Neruda pensaba que el poeta debía ser, parcialmente, el cronista de su época. Ambición materializada en Canto general, cuyas palabras impregnaron de lírica tanto a los presos como  al detective.

En definitiva, la naturaleza de Neruda es la de comprender al artista. “El filme no trata sobre Neruda sino del concepto, de lo nerudiano”, expresaba el director sobre su obra. Una intención que cala con éxito en el espectador. Vislumbramos tanto el surrealismo de la etapa inicial del escritor como las persecuciones que distinguían las novelas policiacas que le gustaban al chileno. No obstante, es una película sorprendente y desconcertará al público que busque un biopic al uso. El cine del director chileno está lleno de riesgos y adentrarse en él también supone abrir la mente. Para conocer la biografía de Neruda ya se han escrito multitud de libros, sin embargo, no es habitual humanizar una figura desde su tinta. Si Canto general nació de la ira, como una brasa; Neruda es resultado de la pasión, recitando imágenes como versos.

Neruda

Sinopsis En 1948, el senador y escritor Pablo Neruda acusa al gobierno chileno de traicionar a los comunistas en el congreso. El presidente González Videla lo desafuera y ordena su captura. El poeta emprende la huida del país junto a su mujer. Mientras es perseguido por el prefecto de la policía, Neruda comienza a escribir «Canto general» y se convierte en símbolo de la libertad y leyenda literaria.
País Chile
Director Pablo Larraín
Guión Guillermo Calderón
Música Federico Jusid
Fotografía Sergio Armstrong
Reparto Luis Gnecco, Gael García Bernal, Mercedes Morán, Alfredo Castro, Pablo Derqui, Marcelo Alonso, Alejandro Goic, Antonia Zegers, Jaime Vadell, Diego Muñoz, Francisco Reyes, Michael Silva, Victor Montero
Género Drama
Duración 107 min.
Título original Neruda
Estreno 23/09/2016

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Calificación8
8

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Carlos Chaparro

Estudió Comunicación Audiovisual, permitiéndole trabajar en su pasión: el cine. Un amor incondicional que nació al descubrir a Patricia y Michel paseando por los Campos Elíseos.

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