Paula (2016), de Christian Schwochow – Crítica

«Al representar la síntesis más elevada entre lo trágico y lo humorístico en una misma figura y entorno, el director alemán no hace más que advertir que con Paula ha alcanzado una manera de hacer cine totalmente digna»

Christian Schowochow centra con su última película la atención en los últimos años de Paula Becker, pintora alemana decidida y de amplia mirada. La franja temporal que representa la cinta, en la que se narran siete años de los treinta y uno que vivió, está marcada por una intensidad muy fuerte tanto a nivel puramente artístico como personal. Es así como, eligiendo para el papel principal a una Carla Jurl que sintetiza nerviosismo e inocencia de una manera bastante graciosa, el director de Rügen desarrollará ante el espectador una historia marcada por el tira y afloja de la mujer con su circunstancia, y la cual será desplegada mediante unas formas de las que se desprende ese aura que caracteriza la Europa central de inicios del siglo XX. Paula es una mujer movida por la curiosidad sobre la pintura que, en su lucha perseverante contra una región alemana bastante cerrada en sus teorías sobre el arte, consigue moverse entre dos mundos radicalmente diferentes: la Alemania eminentemente naturalista fijada de manera obcecada en la idea de mímesis, por un lado; por el otro, la Francia que explota en una pluralidad de posibilidades de expresión que ya venían germinando. En el primero, que es llevado a la pantalla descubriendo un paisaje que, marcado por unas relaciones tranquilas y pausadas, se volverá espléndido y poderoso -elementos ellos en los que se manifiesta esa tendencia imitativa de la naturaleza y un espíritu llano-, Paula comenzará a sentir que sus impulsos no se corresponden con los del grupo en el que se mueve, diferencias que se evidencian de manera gráfica en que, mientras estos últimos siguen la regularidad de la línea, la primera se echará hacia un lado ejerciendo el golpe fragmentario del pincel sobre el lienzo. Es así que, en una llamada de un Rilke ensimismado que se encuentra en París, Paula verá la excusa definitiva para salir del campo gravitatorio de la convención. Paula entra en el segundo mundo, una capital del arte que es puesta en escena en base al dinamismo del gentío, adquiriendo la película así un ritmo un poco más frenético –pero para nada asfixiante- y en la que contrastan con la línea cromática que se venía siguiendo los rojos y los verdes fuertes de los interiores de los locales tan maravillosamente decadentes. Es aquí donde la pintora intentará adaptarse a una nueva medida a la que se le tenía el acceso vedado.

Más allá del desgarro producto de esta escisión como motor del film, lo que parece estar haciendo Christian Schowochow con Paula es hablarnos del tránsito. Y es que es precisamente ese “no poder parar quieta” lo que llevará a la protagonista a moverse de un lado hacia el otro sin quedar en estancada en ninguno de ellos. Es el contraste, por lo tanto, la clave que permite el flujo de la narración: rural-urbano; parsimonia-nervio; convención-ruptura; imitación- desfiguración del objeto, serán algunos de los opuestos que dan forma a este discurrir. Pero entre todos ellos hay uno que destaca sobre el resto, erigiéndose como pico absoluto de la película al hacer intuir una vibración esencial de la vida: el juego de contrarios no excluyentes tragedia-humor. Es en este sentido en el que, a fin de cuentas, Christian Schowochow parece decirnos a través de Paula que, si bien hay que aceptar lo trágico como elemento ineludible de la vida humana, es el humor –no del optimismo ciego- el elemento que puede quebrar esa línea obligada, ejerciendo así de contrapeso que posibilita el movimiento: del llanto a la risa y de la risa al llanto, sin parones. Culminando la materialización de esta articulación en una muerte grandiosa por representar la síntesis más elevada entre lo trágico y lo humorístico en una misma figura y entorno, el director alemán no hace más que advertir que con Paula ha alcanzado una manera de hacer cine totalmente digna.

Sinopsis Alemania, principios del siglo XX. La joven artista Paula Becker está decidida a seguir sus propias normas. A sus 24 años rechaza las convenciones establecidas y explora su estilo único, mientras florece en la comunidad artística de Worpswede, donde entabla amistad con la artista Clara Westhoff y el poeta Rainer Maria Rilke. Al casarse con el también pintor Otto Modersohn, cree haber encontrado a su alma gemela creativa, pero cinco años destinados a la vida doméstica hunden el espíritu de Paula, así que decide viajar sola al bohemio París, donde se embarca en un largo y esperado periodo donde su imaginación culmina e intenta autorrealizarse.
País Alemania
Director Christian Schwochow
Guion Stefan Kolditz, Stephan Suschke
Música Jean Rondeau
Fotografía Frank Lamm
Reparto Carla Juri, Albrecht Schuch, Roxane Duran, Joel Basman, Stanley Weber, Michael Abendroth, Bella Bading, Laura Bartels, Guido Beilmann, Vera Lara Beilmann, Peter Brachschoss, Klara Deutschmann, Enrico Di Giovanni
Género Drama
Duración 123 min.
Título original Paula

Calificación7
7

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Pablo Castellano

"-¡Qué extraña forma de hacer la cama! -Lo vi en una película. Para eso sirven las películas!"

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