Regreso a Ítaca (2014), de Laurent Cantet – Crítica

Regreso a Ítaca

Antes que nada, un aviso para navegantes: quienes no sean devotos de los filmes intimistas, que pivoten en torno al guión y a las interpretaciones y cuya anécdota destaque por su exigüidad, al desarrollarse en un mismo espacio y en apenas unas horas, que no se molesten en seguir leyendo este análisis, pues ‘Regreso a Ítaca‘ nunca podrá ser santo de su devoción.

Por el contrario, quienes admiren a su autor por su capacidad de retratar la psicología de sus personajes y el ambiente en el que se insertan con una naturalidad engañosamente sencilla, y muy especialmente quienes consideren magistral su filme ‘La clase‘ (2008), no deben dejar pasar esta obra, verdadero alarde de cómo realizar una elegante “pieza de cámara” tan emotiva como inteligente, tan costumbrista como lúcida, cuyo propósito último es reflejar, con una encomiable sutileza, dos décadas de la historia de un país: Cuba.

Al respecto, resulta todavía más admirable que su máximo responsable no sea cubano, aunque Laurent Cantet haya tenido la sensibilidad de rodearse de un equipo de esta nacionalidad para dar a la cinta la autenticidad que un rodaje en estudio y con actores franceses, pongamos por caso, nunca habría logrado. En cambio, la historia está rodada en casi su totalidad en la azotea de un piso con vistas a la playa en La Habana, mientras que el gran aliado de Cantet en el apartado creativo ha sido el escritor cubano Leonardo Padura, coautor de un guión, libremente inspirado en su libro ‘La novela de mi vida‘ (2002), cuya ligera cotidianidad progresivamente evidencia una serie de cargas de profundidad sociológicas, políticas y psicológicas.

En este sentido, la película describe, exclusivamente, una velada de amigos en la capital cubana, en casa de uno de ellos, reunidos con motivo de la llegada de Amadeo (Néstor Jiménez), por primera vez de visita a su patria tras 16 años de exilio en Madrid. Semejante punto de partida es expresado por el director con un minimalismo de recursos –cámara estática, primeros planos, montaje de plano y contraplano…– que pretende hacer énfasis, sobre todo, en las palabras, pero también en los rostros y los gestos, de los cinco protagonistas. Porque lo que se expresa y lo que se calla tienen análoga importancia en ese grupo de personas marcadas por la decepción, el miedo y el fracaso.

Obviamente, ‘Regreso a Ítaca‘ no es el filme más original del mundo. Su concepción teatral del relato, condensado alrededor de una reunión de seres humanos, se asemeja al de cintas de temática y plasmación discursiva enormemente diferentes, pero de estructura similar; pienso, por ejemplo, en ‘La soga‘ (1948) de Hitchcock, ‘Los chicos de la banda‘ (1970) de Friedkin, ‘Dublineses‘ (1987) de Huston, ‘Celebración‘ (1998) de Vinterberg o ‘The Man from Earth‘ (2007) de Schenkman. Y es que, pese a las notables diferencias autoriales que existen entre dichas obras, todas ellas tienen en común con la que nos ocupa una concepción enclaustrada y climática de la historia, en principio centrada en un encuentro de lo más trivial, y que, sin embargo, esconde en su seno una sorpresa de diferente tono y envergadura, bien se trate de un thriller, una película de crítica social, un drama o una sci-fi movie. Al respecto, y a pesar de que la filmografía de Cantet en general, y este ‘Regreso a Ítaca‘ en particular, no oculta su influencia de Eric Rohmer –por otro lado, común a la mayor parte de autores de su generación–, también se evidencia la mano de Padura en ello, un maestro del género de suspense, que salpica el casi ininterrumpido diálogo de los cinco amigos con pequeñas “pistas” de los derroteros de la trama.

Según lo expuesto, el último trabajo del realizador galo ofrece en su hora y media de metraje una instantánea de la realidad de Cuba tras la retirada de Fidel Castro de las funciones públicas. Sintomáticamente, la cinta se abre in media res con una conversación sobre Tàpies –uno de los máximos exponentes del informalismo, esto es, la abstracción como gesto de rabia en contra de la opresión social del individuo– y posee una resolución abierta, pues se trata de un pedazo de la vida de cinco seres humanos que, nacidos ya en el régimen castrista, fueron firmes creyentes en él, pero, tras el hundimiento de la URSS y la falta de libertad creciente en su país, terminaron por desencantarse y desaprovecharon sus vidas, en mayor o menor medida, víctimas del estado de miedo, vigilancia y paranoia prototípico de las dictaduras comunistas.

De ahí que la pieza tenga una marcada cadencia melancólica, aún más agridulce ante la ausencia de alternativas válidas al hundimiento de esa utopía, como bien evidencia Yeonis (Rone Luis Reinoso), el hijo de Aldo (Pedro Julio Díaz Ferran), epítome de una juventud sin creencias, valores o ilusiones, uniformizada y anulada por la globalización.

Así que, en definitiva, se trata de un filme de muy recomendable visionado siempre que se aprecien las historias sutiles y de cariz humanista, de ritmo pausado y repletas de guiños culturales al espectador, que van desde su título “mitológico” hasta la referencia mencionada a Tàpies, pasando por un catálogo de músicas y lecturas (Serrat, Vargas Llosa…), pues no en vano sus cinco protagonistas se adscriben a la esfera de la intelectualidad. Y si esto no seduce suficientemente al espectador, valdría la pena ver la obra, al menos, por haber sido censurada durante el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana pese a haber sido auspiciada por el ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica).

Regreso a Ítaca

Sinopsis Cinco amigos se reúnen para celebrar el regreso de Amadeo después de dieciséis años de exilio. Desde el crepúsculo hasta el amanecer, recuerdan sus tiempos de juventud, el grupo que formaban, la fe que tenían en el futuro, y su desencanto.
País Francia
Director Laurent Cantet
Guión Leonardo Padura, Laurent Cantet
Fotografía Diego Dussuel
Reparto Isabel Santos, Jorge Perugorría, Fernando Hechavarría, Néstor Jiménez, Pedro Julio Díaz Ferrán
Productora Borsalino Productions
Género Drama
Duración 95 min.
Título original Retour à Ithaque
Estreno 17/04/2015

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Calificación7
7

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Elisenda N. Frisach

Filóloga y editora de profesión y escritora de vocación, le apasiona el arte en general, sobre todo el cine, la literatura y la pintura. Por eso ha colaborado en diversos medios de comunicación como crítico de arte (reseñas de discos y conciertos, películas y festivales, exposiciones, libros...). Se autocalifica de humanista, y no de ingenua, al creer en el poder del amor, la verdad, la ética y el humor. Ideológicamente, sus principales influencias son Gandhi y Schopenhauer, mientras que le fascina la cultura rusa (Dostoievski,Tarkovski, Agmatova...).

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