Reina Cristina (2015), Mika Kaurismäki – Crítica

Reina Cristina

«Reina Cristina tiene méritos notables, pero tiene el mismo problema que cualquier otra muestra de cine histórico: tratar de ver a un personaje que vivió muchos siglos atrás con la óptica del siglo XXI.»

Reina Cristina es un biopic histórico. Curioso, bien realizado y con méritos notables, entre otros el de hacer accesible un personaje clave de la historia nórdica al público de otras latitudes. Una película de las que suelen gustar a los aficionados a las biografías y al cine histórico, especialmente si son poco exigentes.

No es la primera vez que la figura de la Reina Cristina aparece en el cine. La versión de 1933, Queen Christina (La reina Cristina de Suecia) de Rouben Mamoulian, tenía a Greta Garbo como protagonista. La reina se enamora de un latin lover español, renunciando a su reino por amor. Cuarenta años más tarde, Anthony Harvey nos obsequiaba con su The Abdication (1974, La abdicación). Aquí Liv Ullman encarna a la reina que, para la ocasión, no se enamora de un español, sino del cardenal Azzolino que va para Papa… Ahora, del mismo reinado, el director Mika Kaurismäki destaca sobre todo que el personaje “biopicado” fuera una adelantada del feminismo y que se sintiera irresistiblemente atraída por su prima. Amor lésbico, en definitiva. Ni tanto, ni tan calvo.

En el fondo esta película tiene el mismo problema que cualquier otra muestra de cine histórico: tratar de ver a un personaje que vivió muchos siglos atrás con la óptica del siglo XX o del siglo XXI. Hemos visto demasiadas adulteraciones históricas perpetradas por Hollywood como para atribuir un valor a películas que sólo tienen de histórico las barbas y tipos vestidos con minifalda: entre las producciones más desafortunadas recordamos ahora, sin ir más lejos, la figura del “rey leproso” en El Reino de los Cielos (2005) o El rey Arturo (2004), dos de las más meticulosas obras de demolición de la tradición europea que jamás haya realizado Hollywood. Desde la meca del cine siempre se ha realizado una historia a medida, muy alejada de la Gran Historia con mayúsculas. El error siempre es el mismo: ver el pasado con los ojos del presente e intentar retorcer el pasado para que sea comprendido en el presente, sin más explicaciones.

Reina Cristina no se salva de esta tendencia, por mucho que sea una película finlandesa. Echamos en falta en la protagonista algo del glamour que tuvo Greta Garbo en la versión de Mamoulian o de Liv Ullman en la de 1974. Ahora, la actriz Malin Buska encarna al mismo personaje. Las tres actrices tienen algo de esa frialdad nórdica que debió caracterizar a la reina como a cualquier otra mujer del norte. La frialdad de la versión de Greta Garbo es atenuada por sus amores hispanos (lo español estaba de moda en aquel momento y para una sueca tener un amante español entonces era como ahora un cubano para una neoyorkina, más o menos). Por su parte, si Liv Ullman sigue los faldones del cardenal Azzolini es porque en ese momento, en 1974, la Iglesia ha emprendido su aggiornamento y empieza a cuestionarse el celibato y la moral sexual católica que, hasta hacía poco, eran intocables. Finalmente, si ahora el eje de la trama es el binomio feminismo–lesbianismo es porque es el tema favorito de El Correo de la UNESCO. A cada época su tema. Así pues, cuidad, con estas visiones cinematográficas, porque dentro de cuarenta años podríamos ver a una Reina Cristina que huyera con un robot construido por un científico disidente…

Fascinante como el de cualquier otro personaje regio que, un buen día, decide abandonar su reino y recorrer –por las razones que sea– el mundo conocido. Protectora de las artes, mecenas, se interesó también por la alquimia. Protestante de nacimiento, se bautizó católica bajo la protección de Felipe IV de España. Una historia increíble para una mujer del siglo XVII que solamente podía ser la de una reina. De ser plebeya, habría sido quemada por unos o por otros.

Por cierto, no era alta como la Garbo (1,70), ni ligera como una pluma a lo Liv Ullman (que nunca debió superar los 60 kilos), aunque si era de pelo castaño como Malin Buska. En realidad, Cristina de Suecia parecía tener algún problema físico: era bajita, regordeta y no particularmente bien parecida, rasgos que fue acentuando con el paso de los años. Es posible que de ese problema físico derivara esa inestabilidad en todo lo que hacía y que le llevó a una vida de cambios bruscos de aficiones y actividades a lo largo de su vida. El personaje es, en cualquier caso, interesante, pero, en nuestra opinión, todavía precisa un biopic que le honre en su totalidad.

Las tres películas que han tratado al personaje –y esta última en concreto que comentamos ahora– dan solamente aspectos parciales de su vida, amores y amoríos coyunturales y fragmentarios. Falta todavía esa gran película sobre una reina tan sorprendente como notable.

Mientras se elabora, podemos ver ésta que nos entretendrá (a condición de no ser muy exigentes en cuanto a lo que a rigor histórico se refiere). La película es aceptablemente buena, aunque de fiabilidad histórica cuestionable. Cuando trata, por ejemplo, la figura de Descartes (con quien, realmente, la Reina estaba en contacto desde hacía años y que, para su desgracia, viajó a Estocolmo, muriendo allí), el director parece olvidar que Cristina tenía otros muchos contactos con figuras prominentes de la cultura, de los que Descartes fue uno más. Incluso la presencia de Descartes resulta demasiado insistente (en tanto que hispanos, nos hubiera gustado alguna referencia a nuestro Miguel de Molinos con quien la Reina intercambió una densa correspondencia y por cuyas doctrinas heréticas se interesó).

En su conjunto, la visión de la Reina Cristina se nota excesivamente idealizada y el afán de presentarlo como “adelantada a su tiempo”, “de sexualidad libre”, “mujer por encima de su condición sexual”, falsea su imagen y malogra (afortunadamente sólo en parte) la película. El otro problema de la cinta es que abarca solamente de los 18 a los 28 años de una Reina cuya vida se prolongó hasta los 63. Revisando su biografía, es posible, incluso, que lo más interesante su vida ocurriera después de su abdicación, es decir, justo cuando termina esta película.

La película insiste demasiado en el tema feminista y en el lesbianismo de la biografiada. Ni era lo esencial, ni siquiera lo más memorable de su vida. Si hacemos abstracción de todo esto, la película puede verse e incluso resulta agradable. Cuando se proyectó en la Semana de Cine de Valladolid y en el Festival de Montreal fue bien acogida. El director, Mika Kaurismäki, tiene tablas y ha dirigido una veintena de largometrajes de distintos géneros saliendo airoso de todos ellos y recibiendo buenas críticas y algún premio internacional y de las que El camino del norte (2012) ha sido hasta ahora la más notable.

Reina Cristina puede lograr que el espectador se interese por este personaje histórico, que lo conozcan mejor, que le llame tanto la atención que les obligue a leer alguna biografía y que, en definitiva, se interesen por la historia. El cine puede estimular su interés por la cultura en general y por la historia en particular. Y esto sí que vale la pena.

Reina Cristina

Sinopsis Coronada en 1633, a los seis años, y educada como si fuera un príncipe, la Reina Cristina de Suecia fue una joven dirigente enigmática y brillante que combatió a las fuerzas conservadoras para revolucionar Suecia al tiempo que experimentaba el amor y exploraba su incipiente sexualidad. Huérfana de padre que murió en la Guerra, rechazada por su madre y criada en una Corte Luterana dominada por hombres que piensan que no tiene otra opción que casarse para tener un heredero, Cristina se verá envuelta entre la pasión y la razón. Revolucionaria, estudiosa de las artes y las ciencias, amiga de Descartes, libre pensadora, precursora del movimiento feminista, en síntesis una nueva europea políticamente visionaria. Cristina era al mismo tiempo confusa, inquieta, excéntrica, solitaria, y en la Corte todos subestiman tanto su mente brillante como el despertar de la atracción que siente por la Condesa Ebba Sparre. Dividida por el conflicto que le plantean sus aspiraciones políticas y sus deseos personales, Cristina tomará una de las decisiones más controvertidas de la historia.
País Finlandia
Director Mika Kaurismäki
Guión Michel Marc Bouchard
Música Anssi Tikanmäki
Fotografía Guy Dufaux
Reparto Malin Buska, Sarah Gadon, Michael Nyqvist, François Arnaud, Laura Birn, Peter Lohmeyer, Martina Gedeck, Patrick Bauchau, Lucas Bryant, Samuli Edelmann, Hippolyte Girardot, Veera W. Vilo, Jenny Rostain, Timo Torikka, Micci Martin
Productora Coproducción Finlandia-Alemania-Canadá-Suecia-Francia; Marianna Films. Triptych Media. Galafilm Productions
Género Drama. Biográfico. Siglo XVII
Duración 106 min.
Título original The Girl King
Estreno 13/05/2016

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Calificación6
6

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Amor DiBó

Trabaja en el mundo editorial, y le gusta la arquitectura, viajar, el cine, la robótica-nanotecnología, hacer tortilla de patata, el té y la buena educación.

2 comments

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  1. Leticia 9 septiembre, 2017 at 22:11 Responder

    Agradezco tu crítica, sumamente interesante para complementar la película. Al margen, me permito hacerte un cuestionamiento, no estarás vos vinculando demasiado feminismo y lesbianismo? Ademas, No lo estarás acaso simplificando a una moda?

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