Tercer día en la Seminci: Dev Bhoomi, King of the belgians

Dev Bhoomi

Dev Bhoomi

Paskaljevic, realizador ya mítico en la SEMINCI, vuelve a iluminar otro año más esta tierra seca con su sensibilidad elevada. Dev Bhoomi deja nuestros cuerpos cansados y ojerosos anclados en las butacas del Teatro Calderón para trasladar nuestra mente a una aldea construida en las montañas del Himalaya. Allí se confrontarán dos maneras de percibir muy distantes entre sí. Por un lado, el director serbio centra el motor de la narración en un hombre que ha expiado sus pecados en el viejo continente europeo después de haber abandonado su tierra natal tras cometer un crimen. Por otro lado, Paskaljevic desplegará ante nuestros ojos el modo de sentir el mundo de los habitantes de dicha aldea, de la cual nunca han salido. Es así como el cineasta de Belgrado confronta la mirada de aquel que ha recorrido mundo y está liberado de las ataduras del pasado con la de aquellos que, anclados en su tradición, permanecen estáticos y no perdonan. Esta historia de culpas y penitencias cumple con la típica idea del caminante sin rumbo que paga su deuda. Rahul, que se está quedando ciego, vaga por las calles de la ciudad que abandonó tantos años atrás para ser rechazado a cada paso. La ausencia de reconocimiento hacia uno es destructiva, pero cuando el reconocimiento implica la negación del sujeto, esto ya es devastador. Paskaljevic no solo nos muestra con Dev Bhoomi la última mirada hacia las montañas nevadas del Himalaya de un hombre cuya vista se apaga (quizá por la losa de la culpa), sino que induce al público a ver por primera vez aquella belleza que nunca antes había visto. Dev Bhoomi da un golpe sobre la mesa mostrando que es una de las películas más puras y esotéricas de todas las que hasta ahora han sido proyectadas dentro de la Sección Oficial en estos días.

King of the belgians

King of the belgians

 Peter Brosens y Jessica Woodworth nos sacan del ensimismamiento al que nos indujo Paskaljevic con King of the belgians, una aguda comedia que aborda la vida del rey de Bélgica tras haber quedado atrapado en Estambul, como consecuencia de una tormenta solar, mientras su país se desmorona tras haber declarado la independencia una pequeña parte de su diminuto país. A modo de falso documental, Brosens y Woodworth retratan la odisea que tanto el rey como su grupo de acompañantes realizan por tierra a través de los Balcanes para poder llegar lo antes posible a rescatar su país. Este viaje, mediante el cual la sangre del monarca pasa de azul a roja, es narrado con un humor tan inteligente como agresivo. Peter Van den Begin se sale en su papel de soberano que baja del cielo a tierra pantanosa (“los Balcanes son los Balcanes”), pero los intérpretes que completan el reparto no se quedan atrás. La capacidad de inmersión que produce el uso del falso documental, sumado a las potentes actuaciones aquí mencionadas, termina por romper cualquier distancia entre público y pantalla, haciendo sudar y llenarse de mierda al espectador tanto como a los protagonistas. King of the belgians consigue disipar el pesar producido por la abundancia de dramas en esta edición de la SEMINCI al menos por unas horas.

Pero se trata de una sensación que poco dura. La violencia se introduce de nuevo en la sala oscura con Eshtebak. Una frustrante obra desarrollada en el interior de un furgón policial que recorre las calles devastadas que la guerra civil ha originado en Egipto. Eshtebak narra un día (que puede ser cualquiera en esa guerra) en el que una serie de civiles son detenidos, ya sea por registrar los hechos o por causar bulla, e introducidos a un vehículo para ser llevados a nadie sabe dónde. Los movimientos de cámara rápidos y cercanos a los cuerpos de las víctimas transmitirán en la medida de lo posible la claustrofobia y falta de aire que estas sienten. Todo ello da lugar a una obra en apariencia sencilla pero queja poso. Eshtebak no solo produce en el espectador ese aumento del flujo sanguíneo que aportan la acción así como la tensión entre los detenidos, sino que trasciende este efecto fisiológico haciéndonos conscientes de que las divisiones ideológicas a gran escala tienen su raíz en las diferencias y roces más leves entre los individuos. Las luchas que inundan las calles egipcias son solo el reflejo ampliado de los pequeños conflictos que se suceden en el camión. Si Gran Hermano te produce angustia, Eshtebak te volará la cabeza.

Eshtebak

Eshtebak

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Pablo Castellano

"-¡Qué extraña forma de hacer la cama! -Lo vi en una película. Para eso sirven las películas!"

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