T2 Trainspotting (2017), de Danny Boyle – Crítica

«T2 Trainspotting es un regalo que Danny Boyle se ha hecho a sí mismo, y al equipo original de la película»

“Yo elegí no elegir la vida. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?” Veinte años han pasado de la célebre declaración de principios de Trainspotting, ese film de culto que marcó a una generación con su desmesurado e irónico retrato del mundo de las drogas, de una juventud nihilista, del estímulo artificial como la máxima aspiración ante el vacío postmoderno. James Bond, Georgie Best, Iggy Pop como grandes referentes; el antipatriotismo escocés, el desencanto capitalista. Trainspotting perdura hoy día como un recuerdo colectivo: tal vez pocos recuerden que el violento Begbie se llamaba Francis, pero sí el asco que les produjo “el baño más sucio de Escocia” o la infinita impotencia de ver al bebé de Sick Boy morir en un piso infestado de jeringuillas. Ese fue el mérito de Trainspotting, ser recordada no por lo que era como película, sino por lo que provocó al espectador.

Veinte años han pasado, y Danny Boyle ha querido resucitar a sus musos, que ya no desean ni lavadoras ni televisores grandes que te cagas: ahora, en la cuarentena e igual de perdidos que en la primera entrega, siguen deseando sobrevivir, entonando el “Elige la vida” con la misma ironía socarrona, con la misma desgana hacia el mundo. Con una adaptación bastante libre de la secuela de Irvine Welsh, Porno, Boyle pretende jugar la moneda de la nostalgia para recordar que en 1996 ocurrió el fenómeno Trainspotting y que su impacto puede levantar las mismas pasiones y desprecios que en su día.

Y tal vez uno debería empezar por ahí para situar T2 Trainspotting dentro de la fiebre revival que parece acechar este año. Lo nuevo de Danny Boyle no es una secuela, o como mínimo, no funciona como tal. La gente no irá a ver la película esperando algo nuevo; irá porque en su día disfrutaron (o no) de la primera parte, y querrán recordar de qué iba toda aquella historia. Y lo que encontrarán es, en efecto, un producto melancólico, un auto homenaje consciente y sentido, más pulido en imagen y más elegante, pero con la sombra de su antecesora extendida hasta la saciedad. Lo importante no es realmente qué ha sido de aquellas cuatro balas perdidas durante todo este tiempo, sino qué recuerdan, qué queda de los años de la heroína y las peleas en el bar; fuera de los múltiples guiños y las escenas del metraje original, el resto del filme es un apoyo, casi una excusa, para una película dirigida específicamente al público original de Trainspotting, siendo este enfoque un arma de doble filo. Pues si bien es fácil seguir disfrutando del sarcasmo desenfadado, de la brillantez de los diálogos y de una estética única, dinámica, psicodélica y absorbente, también hay una falta de conexión que se aleja de la primera entrega: los personajes han perdido cualquier particularidad que les identificase con lo que eran años atrás, la historia se presenta vaga, difusa, y no hay más nexo que la extensión de una primera idea que, por mucha técnica mejorada, se ha agotado con el tiempo.

¿Era necesario hacer una secuela? Esta es la pregunta que muchos se hacen y que despierta los primeros recelos hacia T2 Trainspotting. Y no, tal vez nadie del equipo original tenga que demostrar nada a estas alturas recurriendo a lo que fue un éxito en un momento determinado. Y sin embargo, Irvine Welsh consideró oportunas tanto la precuela (Skagboys) como la secuela de su obra más reconocida. El planteamiento no tiene por qué ser únicamente pragmático. Trainspotting funcionó entre un público concreto en una década concreta, porque había en ella algo más tangible que un simple retrato sobre la decadencia de las drogas. También era una revisión contextual de una época, el cambio de siglo, marcada por un amplio vacío existencial: sin ningún gran conflicto mundial, sin ninguna gran lucha para la clase obrera, ni para la juventud, estancados en un período en el que las promesas del capitalismo condujeron al mayor alienamiento, al de una población conformista que no se atreve a aspirar a más, que no se identifica con su mundo pero acepta sus normas a regañadientes, que recurre a las muestras culturales más cercanas (la música rock, la ropa ajustada, los ídolos deportivos irreverentes, el cine contemporáneo) con el desasosiego de creer que éstas nunca más serán superadas. Una población que asume como propio el discurso sobre el trabajo y el consumismo, y se desencanta de todo lo que suene a política. Y una juventud privilegiada, sobreprotegida y aburrida que contrarresta su nihilismo a través del estímulo superfluo: la droga, sí, pero también las relaciones superficiales, la aceptación dentro de un grupo, y la búsqueda de un reto individual ante el que superarse.

Trainspotting caló entre el público que se identificaba con ese sentimiento y T2 Trainspotting apela nuevamente a ellos para recordarles que en la era de las redes sociales y los móviles inteligentes la situación sigue estancada en ese mismo vacío estúpido, y que existe una corriente para todos aquellos cuyo desarrollo vital transcurrió en ese patetismo existencial. Y las drogas (que siguen ahí) ya son lo de menos en este filme, porque Trainspotting no sólo quería mostrar a unos chavales metiéndose heroína. Por ello, y respondiendo a la pregunta, no, T2 Trainspotting puede no ser necesaria como secuela; T2 Trainspotting es un homenaje a un icono de los 90 que necesita de nuevo el espíritu de los que lo disfrutaron para funcionar. No es una continuación, ni un desenlace. Es un regalo que Danny Boyle se ha hecho a sí mismo, y al equipo original de la película, por conseguir que veinte años después la gente siga recordando, desde el aprecio o el asco, qué fue Trainspotting para el cine actual.


Sinopsis Secuela de Trainspotting, basada en Porno, la siguiente novela de Irvine Welsh.
País Reino Unido
Director Danny Boyle
Guion John Hodge
Música Rick Smith
Fotografía Anthony Dod Mantle
Reparto Ewan McGregor, Robert Carlyle, Jonny Lee Miller, Ewen Bremner, Kelly Macdonald, Shirley Henderson, Steven Robertson, Anjela Nedyalkova, Irvine Welsh
Género Drama
Duración 117 min.
Título original T2: Trainspottingaka
Estreno 24/02/2017

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Calificación5
5

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