Una mirada a Robert Redford como director

Robert Redford

El nombre de Robert Redford pasará a la historia por su labor como intérprete en películas extraordinarias: ‘La jauría humana (The Chase, 1966)’, ‘Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid, 1969)’, ‘Jeremiah Johnson (1972)’, ‘El golpe (The Sting, 1973)’, ‘Todos los hombres del presidente (All the President’s Men, 1976)’, ‘Brubaker (1980)’, ‘Memorias de África (Out of Africa, 1985)’.

Por ello, llama mucho la atención que haya sido premiada más su carrera como director que como actor. Sin contar el Oscar Honorífico que recibió en el año 2001, ha optado 4 veces a la estatuilla dorada. Sólo una como actor, por ‘El golpe‘, y adivinen… no lo ganó.

Sin embargo, si fue reconocido por la Academia como mejor director en 1980 por ‘Gente corriente (Ordinary People)’, su opera prima en la dirección y uno de sus mejores trabajos en este aspecto.

Su forma de dirigir está muy influenciada por quien le dirigió a él hasta en 7 ocasiones, Sydney Pollack. Ambos trabajaron juntos en ‘Propiedad condenada‘, ‘Jeremiah Johnson‘, ‘Tal como éramos‘, ‘Los tres días del cóndor‘, ‘El jinete eléctrico‘, ‘Memorias de África‘ y ‘Habana‘.

Pollack se caracterizaba por una dirección sobria, sin grandes alardes ni complicaciones. Su formación teatral y su trabajo esporádico como actor le permitían un amplio conocimiento a la hora de dirigir a los intérpretes. Aunque sus películas son bastante comerciales, poseía una vertiente crítica y apoyó en más de una ocasión al cine independiente. Él fue quien animó a Redford a apoyar la creación del festival de Sundance, con el fin de fomentar un tipo de cine que vaya más allá de las exigencias del mercado.

Redford heredó de su maestro una manera de dirigir academicista, más cercana a la naturalidad y sencillez que al virtuosismo. Sus películas siempre contienen ideas interesantes, con cierta crítica política y de reflexión. Por contra, se echa en falta una mayor energía en sus films, una mayor predisposición a correr riesgos, así como la presencia de elementos distintivos que eleven su trabajo por encima de lo simplemente correcto.

Esto se distingue de manera clara en su cinta ‘La conspiración (The conspirator, 2010)’, un drama judicial histórico que se ve con facilidad gracias a unos actores entregados y un suspense moderadamente efectivo. Sus intenciones son nobles, pretendiendo que la trama situada en el siglo XIX sirva como discurso crítico de algunos hechos acaecidos en la historia reciente de Estados Unidos.

La conspiración

La conspiración

La defensa de un juicio justo para cualquier persona, haya cometido el delito que haya cometido, parece ser una crítica dirigida de manera clara a la administración Bush, los juicios post 11S y Guantánamo. Es una pena que estas buenas ideas y admirables intenciones no lleguen a cuajar como una película destacable en su filmografía debido sobre todo a la gran corrección con la que se aborda todo. Todo está realizado de forma correcta, lo que da lugar a una película correcta.

Considero que sus películas más frescas, donde estas deficiencias que comento aparecen más mitigadas, son las que pertenecen a su primera etapa como director: ‘Gente corriente‘, ‘El río de la vida‘ y ‘Quiz Show‘, tres films que merecen mucho la pena.

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Arturo G. Maiso

Viajero y cinéfilo. Director de Marketing en una plataforma de financiación participativa, CEO de AGM Comunicación Multimedia y director de El Cine en la Sombra.

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