Wong Kar Wai (director hongkonés nacido en 1958) es el artista que aspira a la libertad total en un mundo repleto de límites.
Sus películas suelen nacer de una imagen, a veces varias, conformadas en su cabeza y de las cuales se enamora. A partir de ellas, esa película que no existe comienza a cobrar vida. Y de su pluma surge un guión que será violado.
La falta de respeto de Wong Kar-wai por el guión es cuanto menos llamativa, sabiendo que sus inicios y sus primeros reconocimientos llegaron por esta vía. Pero de esto hace ya tiempo, cuando el reconocido director era un trabajador al servicio de la industria.
Sin embargo, el caótico camino que lo haría un genio fue encontrado con prontitud. Y esos libretos llenos de palabras pasaron a ejercer la discreta función de tranquilizar a actores y productores, pues en realidad el resultado final no se parece ni remotamente a lo previsto inicialmente. Sus películas están forjadas a base de contratiempos e inspiración, de improvisación y valentía, y son ellas quienes deciden en que desean convertirse.
Su anárquica forma de trabajar da como resultado unos filmes totalmente irrespetuosos con la estructura tradicional, resultando en ocasiones extraños para el gran público. De ahí que los fracasos en taquilla vayan muy unidos a su carrera cinematográfica. Sus tres primeras películas; As Tears go By (1988), Days of Being Wild (1990) y Ashes of Time (1994) perdieron muchísimo dinero.
Pero su alma de artista no cedió un ápice, y continuó forjando su sensual estilo. Estrenó Chungking Express en 1994. Quentin Tarantino y la prestigiosa revista francesa Cahiers du Cinéma vieron en ella una joya, opiniones que dieron a conocer a Won Kar-wai en occidente.
Con Happy Together (1997) ganó el premio al mejor director en Cannes y con Deseando Amar (2000) asombró al mundo colocándola en todas las listas de mejores películas de la década.
El notable mediometraje La mano (2004) y la excelente e hipnótica 2046 (2004) fueron sus siguientes trabajos.
A la espera del estreno de The Grandmasters, drama biografico sobre la juventud de Bruce Lee, My Blueberry Nights es su última película y su primera incursión en Estados Unidos, con un resultado irregular.
Pero todas ellas conforman a su vez una película mayor, desmenuzada en capítulos, que no son sino partes de un mosaico que tiende a la perfección, buscando un ideal imposible, el de la película soñada.
Porque cada una de estas partes que lleva un título y es estrenada de manera independiente no es sino un genial boceto inacabado que se ve obligado a empaquetar y vender como si en verdad lo estuviera.
Wong Kar-wai necesita los festivales de cine para ponerse una fecha límite, que le obligue a dar por terminada la película, esté como esté. Pues en caso contrario, continuaría indefinidamente retocando y completándola.
