Americana Film Fest: voces de una generación

Americana Film Fest 2019

En su sexta edición el Americana Film Fest de Barcelona ha sido un éxito absoluto, tanto en asistencia como en sensaciones. La sección “Next” ha contado con nueve películas dirigidas por talentos emergentes del indie norteamericano. Dentro crónica.

Generalmente es sencillo adivinar la línea anímica vital de un director de cine analizando las películas que ha ido facturando a lo largo de su carrera: las inquietudes, preocupaciones, los temores o el sosiego… la mirada, en definitiva, con la que el cineasta fue enfocando aquello que definía cada etapa de su vida. Todo queda patente, en mayor o menor medida, en el metraje fílmico; buscar tras la cámara es hallar frecuentemente una voluntad inequívoca que nos revela, al menos en parte, la verdad de quien contaba la historia.

Si en lugar de analizar a un solo director examinásemos las obras de unos cuantos cineastas con un mismo origen, obtendríamos como resultado esa misma línea pero extendida a todo un territorio. El valor de muestras como el Americana Film Fest de Barcelona, que ofrece desde hace ya seis años una cuidada selección de cine independiente norteamericano reside precisamente ahí: no sólo es una propuesta que hace las delicias de los más cinéfilos de la ciudad sino que sirve, al mismo tiempo, como catalizador de una sociedad distinta a esta que nos toca más de cerca, un caleidoscopio de miradas ajenas a nosotros que, por muy lejanas, tienen algo que decirnos de forma directa.

Al final, la conclusión personal es que no importa qué fue primero sino qué logró permear tras salir de la última sala.

Quien escribe estas líneas, como parte del jurado de la sección “Next” de la muestra de este año, hablará desde la perspectiva de las promesas emergentes del cine indie norteamericano que se han programado esta edición en las pantallas de los Cinemes Girona y la Sala Zumzeig. Lo que sigue no será una descripción ordenada de los hechos sino más bien un desorden de ideas más o menos estructurado: al final, la conclusión personal es que no importa qué fue primero sino qué logró permear tras salir de la última sala.

Las voces que han compuesto la sección “Next” del Americana 2019 se podrían dividir en tres grupos: las que amanecen en algún lugar muy lejos de casa para hablar desde la frenética y empapada juventud – We Used To Know Each Other (Robert G. Putka), We The Coyotes(Marco La Via, Hanna Ladoul) – las de la carcajada incómoda que esconde más de lo que muestra – An Evening with Beverly Luff Linn(Jim Hosking), Relaxer(Joel Potrykus), Never Goin’ Back(Augustine Frizzell) – y las de las más puras entrañas – Madeleine’s Madeleine(Josephine Decker), Friday’s Child(A. J. Edwards), The Kindergarten Teacher(Sara Colangelo) –. Serían cuatro grupos, de hecho, teniendo en cuenta la voz  que nos canta – Hearts Beat Loud (Brett Haley) –.

The Kindergarten Teacher (2018)

Un asunto cuya relevancia queda patente en gran parte de los largos propuestos por el festival dentro de la “Next” ha sido el de las relaciones paterno/materno filiales: la joven protagonista con problemas mentales incapaz de comunicarse con su madre en Madeleine’s Madeleine; la huida desesperada de Amanda lejos de las expectativas que sus padres tienen para ella en We The Coyotes; el vínculo como tabla de salvación entre una hija y su padre mediante un grupo de música en Hearts Beat Loud; la desesperanza de una profesora de guardería para con sus propios hijos que se sustituye en el remake de la israelíThe Kindergarten Teacher por la obsesión hacia un talento ajeno y extraordinario; la ausencia directa de figuras paternas y maternas que marca indudablemente el devenir de los protagonistas de Friday’s Child, Relaxer o Never Goin’ Back.

Un asunto cuya relevancia queda patente en gran parte de los largos propuestos por el festival dentro de la “Next” ha sido el de las relaciones paterno/materno filiales.

¿Qué nos dice esto de la sociedad norteamericana? ¿Qué nos sugiere, desde la distancia, sobre la nuestra propia? El modelo tradicional familiar ya no es el que fue algún día. Las tradiciones, como concepto, también se transforman. Hay una necesidad evidente de readaptarlas a los tiempos nuevos o de aniquilarlas para siempre. Es inevitable pensar también en política. En inconformismo, en revolución. En minorías: el elemento racial se torna palpable al coincidir en varios de los filmes de la categoría “Next” en los que la piel juega un papel interesante: interesa porque en ningún momento se evidencia como algo conflictivo sino que se funde con el resto de elementos cinematográficos de cada película de forma orgánica y natural. No es relevante para la trama de Hearts Beat Loud que la hija no comparta el mismo color de piel que su padre, como tampoco lo es en Madeleine’s Madeleine entre madre e hija; el talento innato del pequeño Jimmy para la poesía en The Kindergarten Teacher es algo insólito independientemente de sus rasgos; el nada canónico físico de  Beverly Luff Linn no es en absoluto significativo para narrar la singular historia que comparte con Lulu; las vidas de los personajes en Never Goin’ Back o We The Coyotes presentan las mismas dificultades para blancos y negros.  La Norteamérica independiente, cineasta y joven remarca una igualdad más necesaria que nunca mediante la decisión de pasar por alto diferenciaciones raciales de cualquier tipo. No explicitar algo que debería estar ya integrado en la psique social es también una forma de hacerlo evidente: de resistir ante aquellos que pretenden levantar muros donde sólo deberían construirse puentes.

Hearts Beat Loud (2018)

El conjunto de destellos que ha emitido la programación de la “Next” sería mucho menos brillante si no hubiese reflejado también dos de las grandes – ¡enormes! – cuestiones de nuestra época: feminismo y sexualidad. We Used To Know Each Other se estrenaba mundialmente en el festival con la presencia del director en la sala. Tras el pase de la película, empezó el turno de preguntas. Una chica joven alzó el brazo y le habló a Putka: “¿Podrías explicar un poco más el tipo de relación amorosa que se da entre tus personajes? He venido con mi madre y no lo ha entendido mucho”. En ese momento, algo sucedió: un cineasta estadounidense con gorra y el pelo sobre la cara estaba hablando de sexo con una mujer española de mediana edad que acompañaba a su hija al cine. Se acortaron las distancias, se estrechó el espacio: estábamos, de nuevo, un poco más cerca.

El conjunto de destellos que ha emitido la programación de la “Next” sería mucho menos brillante si no hubiese reflejado también dos de las grandes – ¡enormes! – cuestiones de nuestra época: feminismo y sexualidad.

El conjunto de personas que formamos el jurado joven de la sección “Next” del festival valoró todos estos aspectos, y tantos otros que harían esta lectura interminable, decidiendo que se alzase con el premio una de las cuatro películas con dirección femenina de la programación: Never Goin’ Back. Su apuesta en tono cómico y en ocasiones escatológico por hablar de dos mujeres tan independientes como irresponsables sin caer en juicios ni moralismos es absolutamente necesaria; el uso continuo de los clichés como herramienta para la subversión funciona como pegamento narrativo extrafuerte; el enfoque arriesgado cuenta con un fondo mucho más trascendente de lo que pretende aparentar – con lo que uno se queda, inevitablemente, si sólo ve una comedia teenager donde hay todo un retrato generacional.

Tras las colas de éxito antes de cada pase, los acalorados debates entre colegas cinéfilos y la resaca que deja visionar cinco películas en un solo día, los interrogantes explotan como palomitas: ¿no somos todos, al fin y al cabo, una mezcla ecléctica y asombrosa de nuestras circunstancias? ¿No intentamos, día a día, hacer lo que podemos con lo que tenemos cerca? Somos tan pequeños que a veces asombra nuestra grandeza. Somos los errores que otros cometieron. Somos nuestras ambiciones, nuestras metas y cada uno de los recuerdos bombeando bajo la piel: somos todo lo que ocurre en el cine independiente norteamericano y aquí, en nuestras calles, a más de siete mil quilómetros de distancia.

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Cris Blanco

“Termina siempre así, con la muerte. Pero antes, hubo vida. Escondida bajo el "bla, bla, bla..." Y todo sedimentado bajo los murmullos y el ruido. El silencio y el sentimiento, la emoción y el miedo. Los demacrados, caprichosos destellos de belleza. Y luego la desgraciada miseria y el hombre miserable. "Bla, bla, bla..." [...] En el fondo, es sólo un truco. Sí, es solo un truco" - La Gran Belleza (Paolo Sorrentino)

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