«Las secuencias por separado funcionan a la perfección, como si cada una de ellas fuera una pequeña película cargada de actuaciones de lujo, pero la baja calidad del guión no permite avanzar la trama»
De nuevo el cine español sobrevuela latitudes sureñas, metiendo la pezuña en el cortijo patrio, allí donde el sol plomizo se funde con el insoportable viento, y éste, por séquito la arenisca, azota melenas desgastadas de pensar, de memorizar un pasado manchado con sangre. En este caso, Jota Linares nos proporciona el espacio de juego similar a la de la maravillosa La Isla Mínima (Rodríguez Librero. 2014), y que otros con menos suerte intentan simular, imitando lágrimas en rostros y amenazas grabadas en desiertos de arena y viento, perfumados en el recuerdo de un sucio crimen que nadie olvida.
Natalia de Molina es Nora en Animales sin collar, sublime y creíble, que da vida a la pareja de Abel (Daniel Grao), el nuevo candidato de un partido político que aspira a romper el bipartidismo en Andalucía. Nora, además de su pareja sentimental es un pilar fundamental en el ascenso a su carrera, pero también fue su principal promotora a la hora de financiar la clínica en la que Abel estuvo ingresado durante meses. Si seguimos el rastro de ese dinero daremos con el eje que sustenta los daños y reproches de una cinta que no es más que una encrucijada, una perfecta secuencia de tramas intimistas que van apuntando hacia un final débil, y su debilidad se circunscribe a la dificultad del guión de formular un clímax menos realista de lo que es, porque es la sorpresa y el final twist lo que espera el espectador medio, y es ahí donde se ubica el bajón fílmico de la historia.
Las secuencias por separado funcionan a la perfección, como si cada una de ellas fuera una pequeña película cargada de actuaciones de lujo, porque son lentas y se saborean, calman al espectador y Linares le conduce hacia los recovecos que él sugiere, pero la baja calidad del guión no permite avanzar la trama, y es que ésta, a su vez, está recortada hasta dejarla sin espíritu de seducción. No podemos faltar a la verdad, y si algo hay que nombrar es el perfecto encuadre de la cámara a la hora de mostrar el detalle, el tratamiento de la luz y el color es para sentarse a verla con una copa de vino, eso sí, no esperen ni imaginen que la historia se va a guardar en su memoria por lo siglos de los siglos.
El elenco actoral (y cierta incertidumbre bien medida) permite a Animales sin collar dejarse mirar, al menos una vez. El espectador no confía en políticos, y va a sumarse a la causa de Nora, defendiendo su posición en una relación de poder que no puede destruirla por que pone toda su valentía en el asador, ah, y su voz, monumental, porque el último minuto de metraje se resuelve en una impecable melodía a capela.
Sinopsis En Andalucía, Abel es un político entregado a la lucha por los más desfavorecidos que acaba de hacer historia. Por su parte su mujer, Nora, es guardiana de un secreto que puede cambiarlo todo. La promesa de una nueva vida para ambos se ve truncada por la aparición de Víctor, un alto cargo caído en desgracia, y de dos antiguos amigos, Virginia y Félix, amistades de una época que prefieren olvidar…
País España
Dirección Jota Linares
Música Pablo Trujillo y Vanessa Garde
Fotografía Junior Díaz
Reparto Natalia de Molina, Daniel Grao, Natalia Mateo, Borja Luna, Mariana Cordero, Beatriz Arjona, Mario Tardón, Ignacio Mateos
Género Thriller
Título original Animales sin collar
Estreno 19/10/2018