«Border no es una historia de amor al uso. Es, más bien, una historia sobre el aclaramiento de una identidad estigmatizada por la apariencia física»
Atención a esta película, Border, que nos habla de una parábola muy tratada en la literatura y el cine. Sin embargo, hay algo en Border que desborda las categorías anteriores. Vayamos por partes.
Border cuenta una historia que me recuerda a la del patito feo, que era el más hermoso entre los patos, pero su hermosura no encajaba bien con el entorno. Y es este desencaje que determina una visión de sí mismo, una identidad herida. Pues bien, Border trata básicamente de lo mismo. Un humano, hembra, que se caracteriza por una alteración cromosómica que le lleva a disfrutar de una capacidad extraordinaria, la de un olfato que le permite saber quién es cada cual. A parte de ello, la particularidad genética le confiere de un aspecto físico cercano al de la animalidad salvaje. Pues bien, esta mujer, que trabaja en el control de aduanas, vive una vicisitud dada por sus cualidades físicas y psíquicas. Y es de lo que trata Border, una parábola con drama y desenlace.
Tina, que así se llama esta mujer, vive toda ella condicionada por su físico, por sus capacidades olfativas. Sin embargo, quisiera vivir su peculiaridad en armonía con el resto de humanos. Y todo va discurriendo hasta que aparece un hombre con atributos similares: el encuentro con la media naranja. Sin embargo, Border no es una historia de amor al uso. Es, más bien, una historia del aclaramiento de una identidad estigmatizada por la apariencia física.
Si la película la troceáramos en tres, comprobaríamos que la historia, tal y como nos es contada en los dos primeros tercios, tiene una enjundia que permite filosofar acerca de lo normal y de lo anormal. Sin embargo, otros elementos que se van añadiendo, acaban convirtiendo Border en una película que casi se desborda. Me estoy refiriendo al último tercio, que, por obra y gracia de un guión que empieza a desmedirse, la historia se vuelve bizarra y, no sé si necesaria o innecesariamente, lo que podría haber sido una historia con una conclusión sensata acaba convertido en una historia de ciencia-ficción. Por todo lo cual, llego a la conclusión de que volveré a ver Border, especialmente el último tercio, para comprobar si esta bizarrería era necesaria o acaba por desbordar lo bueno que hasta entonces habíamos visto.
De lo cinematográfico propiamente dicho, diré que lo que más me gustó fue la dirección de Ali Abbasi, a quien no conocía, que resulta arriesgada y valiente, además de talentosa. Y también, cómo no, la interpretación de la pareja protagonista, que es de lo más interesante que habrá en las pantallas durante mucho tiempo. Atención al nombre de estos actores Eva Melander (Tina) y Eero Milonoff (Vore). Sobre este elemento, les diré que el equipo de maquillaje ha hecho un trabajo de Oscar sobre las carnes de la pareja protagonista. Del guión prefiero no hablar, a la espera de que una rumiación más profunda me ayude a visualizar si ese final es consecuente o inconsecuente.
Sinopsis Tina es una agente de aduanas reconocida por su eficiencia y por su extraordinario olfato. Pero cuando Vore, un hombre aparentemente sospechoso, pasa junto a ella, sus habilidades se ponen a prueba por primera vez.
País Suecia
Dirección Ali Abbasi
Guion Ali Abbasi y Isabella Eklöf
Música Christoffer Berg, Martin Derkov
Fotografía Nadim Carlsen
Reparto Eva Melander, Eero Milonoff, Viktor Åkerblom, Joakim Olsson
Género Fantástico
Duración 101 min.
Título original Gräns
Estreno 11/01/2019