Que Dios nos perdone (2016), de Rodrigo Sorogoyen – Crítica

Que dios nos perdone

«Películas como Que Dios nos perdone nos reconcilian con el cine español.»

Si algo sabe hacer el cine español son thrillers y películas de género negro. Suelen salir con una calidad media aceptable y, de tanto en tanto, casi con una frecuencia bienal, aparece alguna que logra capturar nuestra atención y que no nos importa ver de nuevo cuando se proyecte en televisión. Recordamos La Isla Mínima (2014), antes No habrá paz para los malvados (2011), antes aún Celda 211 (2009)… y estudiando la historia del cine negro español nos podemos remontar a El crimen de la calle Bordadores (1946) de Edgar Neville, en donde el cine policíaco español alcanza su madurez, tras su nacimiento con Al margen de la ley (1936) la ópera prima de Ignacio F. Iquino que llevó por primera vez a la pantalla el famoso “crimen del expreso de Andalucía”. La que nos ocupa, Que Dios nos perdóne, de Rodrigo Sorogoyen, es la que corresponde a 2016. Esperemos que los miembros de la Academia del Cine la recuerden en la próxima edición de los Goya. Se la merece por varios conceptos.

Dicho lo cual vamos a limitar nuestra valoración a tres factores: tema, director y actores.

Quizás lo más interesante de la película sea la trama: la persecución de un asesino en serie carpetovetónico, cuyos crímenes intentan mantenerse, inicialmente, en secreto para evitar causar alarma social, en un momento (la película está ambientada en el sofocante verano de 2011) en el que España acumulaba problemas: con los “indignados” acampando en las grandes ciudades, el paro encallado en torno a los 6.000.000, la crisis de la deuda y con un rating disparado, tormentas político-sociales en primera página de la actualidad del momento, incertidumbres ante el futuro y, para colmo, con una visita del Papa Benedicto XVI, a punto de llegar y con millón y medio de peregrinos católicos desparramados por la capital y posibilidades de que aparecieran fricciones con los “indignados”. Situación endiablada en la que, para colmo, el asesino en serie es la guinda del pastel. Si no se puede ocultar sus crímenes, se tratará, al menos, de dar con él lo antes posible. Tal es la orden que reciben los policías encargados de la investigación. No es habitual situar la trama en un contacto político-social tan concreto y reciente. Era arriesgado, pero el resultado final es convincente.

El director y co-guionista es Rodrigo Sorogoyen que hasta ahora había rodado varias series para televisión que no consiguieron impresionarnos hasta que advertimos sus cualidades en Stockholm (2013). No fue –hay que advertirlo– una gran película, el presupuesto era excepcionalmente limitado y, cuando no hay más cera que la que arde, lo menos que se le puede pedir al director es que optimice recursos y el resultado sea digno. A pesar de que, antes de su explotación en televisión, la película dio un saldo negativo por 10.000 euros,  recibió tres nominaciones a los Goya del 2014 y otras nominaciones y premios en certámenes menores. Era la promesa de que su artífice valía para la pantalla grande.

Hasta entonces, Sorogoyen se había curtido en series televisivas: Rabia (2015) que no tuvo unanimidad en la crítica, Frágiles (2012), La pecera de Eva, (2010) con cuatro temporadas y 249 episodios de 23 minutos. Es cierto que cada una de estas series evocaba alguna producción hollywoodiense de éxito (Walking Death, House, In Treatment, respectivamente, para ser claros) que ponían el listón demasiado alto y con las que cualquier comparación resultaba lesiva para los equivalentes españoles.

Así pues, tenemos a un director cuya opera primera en la pantalla grande fue esperanzadora y que lleva años trabajando para televisión, uno de los caminos más usuales para aprender el oficio. Con Que Dios nos perdona, Sorogoyen ha tenido su gran oportunidad de demostrar todo lo que había aprendido y no la ha desaprovechado. A partir de ahora ya no será considerado como “joven promesa de provincias”, sino que asciende a la primera división de directores españoles.

Finalmente, el casting nos ofrece dos rostros conocidos de nuestro cine que cumplen a la perfección y realizan el trabajo de calidad que se esperaba de ellos. La pareja protagonista, ambos policías, está compuesta por Antonio de la Torre y Roberto Álamo. Quizás la misma trama hubiera dado un resultado más pobre con otros actores. De la Torre ha encadenado en los últimos años intervenciones continuas a partir de su presencia en Azul Oscuro Casi Negro (2006) que le reportó el Goya al Mejor Actor Secundario. Nos gustó en Grupo 7 (2012) y aún en más en La isla mínima (2014). Incluso ha dado pasos en el cine internacional con su presencia en la serie El infiltrado (2016) y en United Passions (2014) junto a Depardieu, Tim Roth y Sam Neil, lo que no es poco.  La más reciente es en Tarde para la Ira (2016) donde el actor Raúl Arévalo debuta como director. EnQue Dios nos perdone, aparece como policía metódico, cerebral, algo inexperto en su relación con las mujeres y, para redondear, ligeramente tartamudo. Todos estos rasgos, perfectamente incorporados a su papel, hacen que imprima carácter al personaje. Su contrapartida es Roberto Álamo, volcánico, dado a los excesos de testosterona y los métodos drásticos. Antes de que su rostro se hiciera habitual en determinadas series de televisión, Álamo acumuló experiencias en el teatro (esa escuela imprescindible de actores; desconfiad de los actores que no han pisado las tablas) en donde sus apariciones han sido prácticamente ininterrumpidas desde mediados de los 90. Después de apariciones esporádicas en la pequeña pantalla, su intervención en Águila Roja (2009-2013) como “Juan de Calatrava”, lo convirtió en rostro familiar. El público supo apreciar su presencia escénica y su carisma interpretativo; después de su participación en dos docenas de películas, necesitaba un papel protagonista en el que demostrar su valía y lo ha tenido en ésta producción. Por cierto, es muy gratificante:  los actores vocalizan, se les oye y se les entiende.

Uno de los elementos que llaman la atención de Que Dios nos perdone es que, a poco que uno esté atento, repara en que durante la primera parte de la película, las escenas están filmadas con cámara en mano. A medida que la trama va avanzando y gana en tensión, el director opta por el plano fijo. Este cambio de técnica contribuye a aumentar la sordidez de algunas escenas e intensificar la sensación de ahogo y calor asfixiante que destila toda la película.

Que Dios nos perdone fue presentada en el pasado Festival de San Sebastián. Gustó unánimemente y recibió críticas que oscilaban entre lo bueno, lo muy bueno y lo excelente. No era para menos y, reconocemos que películas como esta nos reconcilian con el cine español. Falta ahora que la Academia la sepa apreciar también. Habrá que esperar a los próximos Goya.

Obviamente, la película nos gustó y debemos recomendarla a tres sectores el público: 1) aquellos que consumen habitualmente cine policíaco, les gusta y lo disfrutan, 2) aquellos otros que buscan confirmaciones de que el cine español puede realizar algo mejor que astracanadas de dudoso humor y pésimo gusto o películas intimistas y sentimentales de aburrimiento garantizado, más plúmbeas que el calzado de un buzo y, 3) muy especialmente, a todo el público que quiere pasar un buen rato y dar por bien empleados los 12-15 euros que cuenta la entrada, el refresco y la consabida palangana de palomitas. Si usted se encuentra en alguno de estos tres grupos, vaya a verla. Le gustará.

Que dios nos perdone

Sinopsis Madrid, verano de 2011. Crisis económica, Movimiento 15-M y millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa conviven en un Madrid más caluroso, violento y caótico que nunca. En este contexto, los inspectores de policía Alfaro y Velarde deben encontrar a lo que parece ser un asesino en serie cuanto antes y sin hacer ruido. Esta caza contrareloj les hará darse cuenta de algo que nunca habían pensado: ninguno de los dos es tan diferente del asesino.
País España
Director Rodrigo Sorogoyen
Guión Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen
Música Olivier Arson
Fotografía Alejandro de Pablo
Reparto Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Mónica López, Luis Zahera, Rocío Muñoz-Cobo, José Luis García Pérez
Género Thriller
Duración 125 min.
Título original Que Dios nos perdone
Estreno 28/10/2016

Trailer

Calificación7.5
7.5
Etiquetas películas intriga

Share this post

Amor DiBó

Trabaja en el mundo editorial, y le gusta la arquitectura, viajar, el cine, la robótica-nanotecnología, hacer tortilla de patata, el té y la buena educación.

7 comments

Añade el tuyo
  1. Marr 23 noviembre, 2016 at 02:43 Responder

    Las interpretaciones de los pbrutalessencillamente brutales. Antonio esta genial, convincente, alucinante. Pero Roberto Alamo esta absolutamente imperial. Merece la pena verla por razones ya expuestas y, en mi opinión, por estas interpretaciones.

    Me va a pasar como con la Isla Mimima, que con el tiempo no se quedan en el olvido. Apetece volver a verlas.

  2. Juan Pedro Campuzano 18 agosto, 2019 at 17:46 Responder

    SPOILER. Gracias por la crítica. In My Oppinion (Citando a The Good Wife), esta película se tenía que haber llevado el Goya en lugar del debut del amigo Arévalo. He leido por ahí que estamos ante un Fincher castizo y que sobran algunas escenas demasiado explícitas. Pero aparte de estas cosas, me descubro ante el dúo de guionistas (Peña-Sorogoyen) que te cogen del cuello y no te dejan tranquilo hasta que acaba la peli (el final no ha convencido a todo el mundo pero yo no veo tan descabellado…y si encima es en mi querida Torrelavega, estupendo). Me quedo con 2 escenas: El giro argumental en la Misa y el plano secuencia de la pelea en el piso (a Sorogoyen le molan las escenas en terrazas: Ver El Reino).
    Los actores todos perfectos salvo Alamo que al principio me parece que se pasa un poco de rosca (aunque al final se come la tostada con su tramo final de desfase y caida a los infiernos).

Publica un nuevo comentario