El escándalo (2019), de Jay Roach – Crítica

Una película actual y de temática controvertida que genera diálogo y lecturas más allá de un primer visionado.

La cinta narra una historia basada en hechos reales sobre un caso sonado de acoso sexual en la conocida cadena de televisión americana Fox. Uno de sus directivos y fundadores, Roger Ailes, mercadea solicitando sexo a las empleadas más atractivas a cambio de una exitosa carrera profesional. Aquí se plantea un dilema moral fruto de una sociedad capitalista con valores éticos en derribo. Por un lado, se refleja la falta de escrúpulos de un magnate de los medios que cree que con el dinero y con el poder lo puede todo. Como su mentalidad deriva de la cultura luterana y liberal, muy al uso en los centros neurálgicos de poder en Estados Unidos, no tiene ni siquiera miedo al castigo que le pudiera dar, por ejemplo, un Dios católico (ya que los valores heredados del depredador sexual tienen como pilares básicos: el poder y el dinero, siendo éstos la sobrada justificación de cualquier fechoría). Su dios modernito es ése, el que ilumina a los wasp más rubios, con la mirada más azulada y con las casas más chachis del orbe. Disculpen que me meta en camisa de once varas, pero cuando una cultura se basa en lo material, en lo caduco y en lo fugaz (como ya pasó en la antigua Roma), pasan estas cosas y traen consecuencias que van incluso más allá de los abusos sexuales como, por ejemplo, la alarmante ausencia de elementos claves e inherentes al ser humano como la dignidad, la honradez, la honestidad o la educación. Por esto, la película me parece correcta en el sentido de que tiene una segunda lectura: es el perfecto reflejo de un imperio aparentemente bello, que huele a cloaca y que está en vertiginosa decadencia. Por otro lado, está la disyuntiva de las empleadas: si pasan o no por el aro para obtener lo que quieren. Vuelvo a lo mismo: si esa sociedad tuviera férreos valores éticos, ellas (víctimas de la cultura del envoltorio) serían más proclives a decir que no, aunque fueran tentadas por el éxito y el dinero, ya que su dignidad valdría mucho más que un puñado de dólares y un ascenso. Esto se aprende en la cuna, en una familia bien amoldada y no en un entorno podrido de apariencias inanes, que sólo es imagen, dólares y compostura reumática. De ahí que sus tres protagonistas (Charlize Theron, Margot Robbie y Nicole Kidman) estén muy bien elegidas: inteligentes, ambiciosas, guapas, rubias y con el iris celeste. Una personificación perfecta de la mujer profesional y de éxito que malogradamente ha sido humillada por el oprobio que le ha ocasionado un depredador sin escrúpulos.

La película me parece correcta en el sentido de que tiene una segunda lectura: es el perfecto reflejo de un imperio aparentemente bello, que huele a cloaca y que está en vertiginosa decadencia.

La cinta marea un poco al principio con una carga de estrés e información desmedida, pero, al poco, va cobrando sentido. Charlize Theron, desde la elegancia y la templada madurez, hace un papel impecable ensombreciendo a sus dos compañeras. A Nicole Kidman se la percibe incómoda y no sé si esto es bueno o malo, y a Margot Robbie le falta un hervor. John Lithgow repugna, por lo tanto, lo hace muy bien.

Una película actual y de temática controvertida que genera diálogo y lecturas más allá de un primer visionado. Sin generarme grandes expectativas, a priori, ha resultado ser una obra que se podría calificar como notable.


Sinopsis Deconstrucción de la caída de uno de los imperios mediáticos más poderosos y controvertidos de las últimas décadas, Fox News, y de cómo un grupo de explosivas mujeres logró acabar con el hombre responsable de él: Roger Ailes.
País Estados Unidos
Dirección Jay Roach
Guion Charles Randolph
Música Theodore Shapiro
Fotografía Barry Ackroyd
Reparto Charlize Theron, Margot Robbie, Nicole Kidman, John Lithgow, Allison Janney, Kate McKinnon, Malcolm McDowell, Mark Duplass, Alice Eve, Connie Britton
Género Drama
Duración 108 min.
Título original Bombshell
Estreno 07/02/2020

Calificación7
7

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Guillermo Pérez-Aranda Mejías

Soy un escritor romántico con matices quevedescos. Disfruto con lo absurdo del surrealismo y me apasiona encarcelarme en mi castiza torre de marfil, donde desarrollo mi creatividad rodeado de música, de libros, de cine y de lo más selecto de la humanidad huyendo así, en la medida de lo posible, de lo más mundano. Roquero trasnochado y poeta de lo grotesco, he decidido, como si fuera un samurái que se destripa por su honor, entregar mi vida por entero al arte.

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