El recuerdo de Marnie (2014), de Hiromasa Yonebayashi – Crítica

El recuerdo de Marnie

«Son las altas expectativas vertidas sobre El recuerdo de Marnie las que favorecen la mención de lo negativo por encima del respetable trabajo de Yonebayashi.»

Antes de nada, ‘El recuerdo de Marnie‘ no es una despedida. El estreno en 2014 de la película se entendió en un principio como un último testamento del estudio, que el mismo año anunciaba un parón temporal en su producción de largometrajes; no obstante, hay mucho escéptico que, tras la marcha de Hayao Miyazaki, cabeza más visible del estudio entre el público occidental, duda de que el Studio vuelva a ser el mismo de siempre y se ha postrado ante Marnie como quien acude a un concierto de última gira.

Lo cierto es que darle un valor tan simbólico ha hecho recaer en ‘El recuerdo de Marnie‘ una responsabilidad tal vez excesiva para su director, Hiromasa Yonebayashi, un hombre que a pesar de su larga experiencia como animador dentro del Studio Ghibli, es sólo la segunda vez que toma las riendas de esta forma desde su estreno con ‘Arrietty y el mundo de los diminutos‘, hace ahora seis años. Semejante proyecto podía ser para su carrera un despegue definitivo o un batacazo, pero el efecto final ha sido, de hecho, de cierta indiferencia, algo si no sorprendente, sí decepcionante.

De la premisa general no hay a quien culpar, puesto que la película adapta un clásico de la literatura juvenil, ‘When Marnie was there’, que desgraciadamente muy pocos conocen o han tenido el privilegio de leer, pero que ya es un indicador bastante claro del tipo de público al cual se dirige la historia. ‘El recuerdo de Marnie‘ nos presenta a Anna, una chica de doce años en una edad complicada de formación personal donde la gestión de ciertas emociones como la soledad, los dilemas familiares o la amistad es un reto opresivo y angustioso. Por ello es enviada durante el verano fuera de Sapporo, su ciudad, al campo, con la esperanza de que el cambio reactive su salud y sus ánimos. Allí conocerá a Marnie y emprenderá ese viaje al interior de su persona para descubrir cuál es esa losa a la espalda que le impide avanzar.

El recuerdo de Marnie‘ es pues a la vez un melodrama de tinte adolescente y un pretendido estudio psicológico sobre el arraigo de los traumas y su desarrollo en las interacciones sociales. Pretendido por lo que tiene de simplista; son muchas las ocasiones en que las conclusiones del espectador van más allá en cuanto a profundidad de lo que realmente se presenta en pantalla. El encanto de los escenarios y de la trabajada animación, que remite a esa esencia de la novela juvenil de aventura y misterio, eclipsa de forma categórica al trasfondo de la historia, siendo pocos los momentos en que uno llega a empatizar, o como mínimo entender, a sus personajes. Y no es que sea una película frívola; la relativa calma con la que se van sucediendo las escenas permite ese momento de interiorización con el conflicto, y la inteligencia con la que se van hilando los pequeños detalles deja ver un desarrollo bastante original del argumento, a la vez que convierte la nimiedad en la verdadera clave de la psicología de Anna. Sin embargo, hay algo que no termina de casar con todo ello, un defecto que impide que uno entre de verdad en la historia. La lentitud no es un problema, salvo cuando cae en la redundancia; el detallismo funciona cuando no se hace evidente a través de un uso abusivo de la explicación. La complejidad que pueda tener una historia no sirve de nada si la insistencia en un único foco de atención acaba arruinando el factor sorpresa, y no es necesario pretender llevar al público a un estado de reflexión si la conclusión a la que debe llegar se le presenta masticada y digerida. El tiempo empleado en reiterar ideas ya establecidas podría haberse usado en profundizar sobre la relación del personaje con el elemento que detona la acción, algo que también queda lejano y superficial y no causa, por tanto, el efecto esperado.

Con todo, tampoco estamos ante un fracaso. Falta pulir, perfeccionar y evitar los errores narrativos en los que por desgracia suele caer el género, pero no está todo perdido. Y son, repitamos, las altas expectativas vertidas sobre la película las que favorecen la mención de lo negativo por encima del respetable trabajo de Yonebayashi, que no ha tenido la suerte de gozar de las mismas oportunidades creativas que otros directores dentro del universo Ghibli. Con la salida de los ‘pesos pesados’ del estudio habrá, evidentemente, caras nuevas, jóvenes que hasta ahora se mantenían en el práctico anonimato, siendo parte de un engranaje que no ha reconocido aún sus méritos individuales. ‘El recuerdo de Marnie‘ no será en realidad tan recordado, es cierto, pero es una pieza más que su director necesitaba para crecer. Para bien o para mal, forma parte de una nueva generación que se verá obligada a tomar el relevo de un estudio ya mitificado y considerado de culto que, por desgracia, no está pasando por su mejor momento.

El recuerdo de Marnie

Sinopsis Anna es una chica solitaria, sin amigos, que vive con sus padres adoptivos. Un día es enviada con el señor y la señora Pegg. Allí, donde se extienden las dunas de arena, conoce a una chica llamada Marnie, quien pronto se convertirá en su mejor amiga. Habiendo aprendido muchas cosas sobre la amistad, Anna se dará cuenta de que Marnie no es quien parece…
País Japón
Director Hiromasa Yonebayashi
Guión Niwa Keiko, Ando Masahi
Música Takatsugu Muramatsu
Fotografía Animation
Reparto Animation
Productora Studio Ghibli
Género Animación. Drama. Fantástico. Amistad. Adolescencia. Vida rural
Grupos Studio Ghibli
Duración 103 min.
Título original Omoide no Mânî (When Marnie Was There)
Estreno 18/03/16

Trailer

Calificación6
6

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