En los márgenes (2022), de Juan Diego Botto

«El dramón está bien hecho, distrae y te enfrenta a la mierda que siempre ignoramos.»

Cine social glorificando los estereotipos marginales adorados por la ideología woke y por sus más fervientes valedores mediáticos como son el clan Bardem y acólitos reconocidos. Asumiendo esta premisa y teniendo en cuenta que el escribiente sería un facha para la citada tribu reconozco, en honor a la verdad y al arte, que la peli mola. El buenismo oficialista hacia el inmigrante, el desahuciado y el excluido social llega a repetirse como el alioli, sin embargo, aunque el condimento haga la digestión pesada, el producto merece la pena. Es un poco pueril aclarar que la vida no es ni blanca ni negra, sino gris: ni todos los desahuciados son víctimas del sistema, ni todos los policías son unos agresores desalmados. Pero, bueno, al lío:

El film no aburre y está bien estructurado pues entrelaza tres historias al borde de la exclusión social. La ópera prima de Juan Diego Botto como Director no defrauda, aunque él como actor no brille demasiado. Queda impecable en pantalla por guapo y da muy bien de argentino porque lo es. Penélope aparece con un peinado borroka, muy al estilo del separatismo radical, y nos presenta a una mujer que está a punto de ser desahuciada con su hijo menor y su pareja (Juan Diego Botto), que es un poco vago y se avergüenza de las iniciativas asamblearias de “Pe”, perdón, del personaje que interpreta la Señora Cruz. En las primeras secuencias, la actriz me recuerda a sus inicios, cuando era pareja de Nacho Cano, ¿por qué será? Actúa bien, lo suburbial la rejuvenece, pero se pasa de densa. Por otro lado, está Luis Tosar Superstar que va de Jesucristo Podemita y lo borda, como casi siempre. El tío es un actor de pies a cabeza con una presencia clásica, una dicción y una voz de las que ya no se oyen y, aunque les pese a sus amigos, rebosa una virilidad en desuso. En la cinta hace un papel de abogado filántropo y extremadamente concienciado con los problemas sociales, tanto es así, que pone en peligro su relación. Como es tan buen profesional, te acaba convenciendo, pero el papel no le pega ni con cola (yo veo más a Raúl Arévalo, que se parece a todos y a ninguno). Los secundarios pueden mencionarse: Aixa Villagrán lo hace fatal, pero convierte su interpretación en algo natural y costumbrista, así que no hay mal que por bien no venga. Font García, sin más, y el chaval, Christian Checa, es sosillo pero se adapta bien a los requerimientos del guion.

Si están muy concienciados con las desgracias sociales y les va el rollo perroflaútico, vayan a verla sin falta y si no es el caso, también. Ya están avisados por mí de lo que es: una cinta progre que pretende remover conciencias, pero que generaliza situaciones categorizando éticamente aspectos hasta un límite que, a mi modo de ver, rayaría lo irresponsable. No obstante, insisto, el dramón está bien hecho, distrae y te enfrenta a la mierda que siempre ignoramos.

Calificación7
7

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Guillermo Pérez-Aranda Mejías

Soy un escritor romántico con matices quevedescos. Disfruto con lo absurdo del surrealismo y me apasiona encarcelarme en mi castiza torre de marfil, donde desarrollo mi creatividad rodeado de música, de libros, de cine y de lo más selecto de la humanidad huyendo así, en la medida de lo posible, de lo más mundano. Roquero trasnochado y poeta de lo grotesco, he decidido, como si fuera un samurái que se destripa por su honor, entregar mi vida por entero al arte.

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