Ciclo de cine en La Casa Encendida sobre el espectáculo en la era millennial
Con ocasión de la celebración del 30 Aniversario de la publicación del libro de GUY DEBORD Los comentarios sobre la sociedad del espectáculo y las propuestas de la Internacional Situacionista, ha tenido lugar en La Casa Encendida durante el mes de noviembre, un Seminario y un ciclo de cine que también se ha podido ver en Santiago de Chile y Montevideo en el continente americano; y en Córdoba, Barcelona y Madrid en España.
Así el 24 de noviembre se celebró el Seminario Imágenes Full Time: el espectáculo integrado, que bajo la Coordinación de Elena Oroz, contó con la participación de Luis Navarro para hablar sobre Utopía e Inopia, de Paulino Viota sobre el montaje de atracciones, y de Ingrid Guardiola que se explayó sobre Desintegrar el mundo del espectáculo. Todas ellas entraron desde distintos puntos de vista a analizar la obra de Debord, las propuestas y el legado teórico y práctico de la Internacional Situacionista y el punto de inflexión que supuso en el paradigma cultural en general y audiovisual en particular en aquella época, sus contradicciones y sus posibles repercusiones en el mundo de la imagen de hoy en día.
El análisis resulta pertinente, toda vez que “la práctica parece haber confirmado sus análisis…” como declara Giorgio Agamben, acentuado por el hecho de que una crítica de los discursos audiovisuales de la corriente mayoritaria y más comercial, parece cada vez más necesaria que nunca toda vez que parece igualmente más interiorizada que nunca.
En este aspecto la exposición más interesante era la planteada por la conversación entre Amador Fernández-Savater y Hugo Savino sobre ése último capítulo del pensamiento crítico que fue el mayo del 68. Qué experiencias podemos rastrear hoy en día, sobre las premisas teóricas en las que se basó ésa forma de resistencia política a la corriente dominante hoy en día con especial atención al mundo de la imagen y el audiovisual? Resaltar por encima de todo, que ante la denuncia llevada a cabo por la crítica y ante la imposibilidad de la censura, se procede a la saturación para que se produzca la desorientación y la pérdida de la obra crítica en medio de la confusión.
Como reflexión se planteaba igualmente que la idea de que la vida social y política, especialmente ésta última, se configura cada vez más como un espectáculo en el que se nos relega al papel de meros espectadores y en el que algún profesor de teatro había llegado a calificar a Felipe González como uno de los mejores actores del país y en torno a qué podemos hacer ante esta evidencia.
La jornada se clausuró con la proyección de ¡Cuánto te Debord! Profecía y Derrota del colectivo artístico Terrorismo de Autor, que fue bien acogida por el público asistente.
A la semana siguiente y dentro del Festival Márgenes, pudimos ver durante cuatro días diferentes proyecciones de obras de cineastas millennials nacidos entre 1980-2000, que evidencian la supervivencia del espíritu crítico de Debord y de la Internacional Situacionista, procedentes tanto de Asia como de Europa y Norteamérica y estrenadas en festivales como Cannes, Venecia o Gijón.
De las obras presentadas cabría destacar The Trial (El Proceso) del ucraniano Sergei Loznitsa, en torno al juicio ordenado por Stalin que en 1930 se llevó a cabo en Moscú contra un grupo de economistas e ingenieros acusados falsamente de preparar un golpe de estado con el Primer Ministro francés, lo que constituye por sí mismo un ejemplo de libro sobre las teorías situacionistas. Purgas que alcanzarían su cénit en la Gran Purga organizada por Stalin en los años 1936 y 1938.
Eran también interesantes aunque al final decepcionaban quizá por su exceso discursivo, los diarios digitales del joven canadiense Isiah Medina, pues es sabido el merecido prestigio que el cine canadiense tiene entre los buenos aficionados.
Teníamos igualmente interés en conocer la obra del español Miguel Ángel Blanca y su obra Quiero lo eterno, que después de un comienzo prometedor se demoraba en exceso en reiterativas tomas en tiempo real sobre conversaciones y situaciones intrascendentes de un grupo de chicos y chicas que poco o nada aportaban al conocimiento de los personajes y que después de más de una hora de duración nos sorprendían, literalmente por inexplicable, con una crueldad que no vamos a desvelar aquí, difícil de entender con lo mostrado por el joven cineasta premiado y reconocido en su obra anterior tanto musical como audiovisual, que algunos se han atrevido a comparar con la del maestro David Lynch, creemos que precipitadamente. Esperamos con interés su obra posterior pues se puede apreciar su preocupación en desarrollar un lenguaje propio fuera de los paradigmas mayoritarios.
Fue una tónica bastante general que el logro de las obras presentadas estaba por debajo de los muy interesantes planteamientos expuestos en el Seminario que se había celebrado la semana anterior. Quizá la obra que nos resultó más estimulante fue la del tailandés Tulapop Saenjaroen, Una habitación con vistas a un cocotero, que en menos de media hora y aplicando con brillantez los principios situacionistas, nos desvelaba con gran imaginación y talento visual, la problemática situación de una ciudad turística costera del este de Tailandia llamada Bangsaen.
En fin,esperamos con interés el ciclo del año próximo, ya que como decíamos antes, sus planteamientos son de evidente actualidad. Nos gustaría hacer un par de sugerencias a los organizadores de este recomendable ciclo. La primera, sería aprovechar su celebración para proyectar de forma simultánea, la obra de clásicos no suficientemente conocidos especialmente por el público millennial, como Pudovkin, Dziga Vertov y su Cine Ojo o los clásicos de las vanguardias cinematográficas rusas y alemanas de aquel periodo, que podrían componer un programa doble con una proyección en cada pase de una obra clásica y una moderna. La segunda sugerencia es más de tipo práctico. Poner las entradas a 3 euros, aún siendo barato si hablásemos de cine comercial, nos parece una lástima que una vez realizado el gran esfuerzo organizativo y económico que supone organizar un ciclo como éste, no sea visto por un público más numeroso, pues las proyecciones, sin que se pueda decir que no había gente, dejaban bastantes plazas libres que hubiera sido mejor que se pudieran llenar bajando los precios a algo más simbólico que monetario, ya que estamos hablando de “espectáculo” que requiere precisamente de público para serlo…
Nos ha interesado esta exposición acerca del Festival. Permite conocer un cine diferente y de vanguardia que se viene haciendo, aunque bien es cierto que pasa desapercibido para mucho público. De ahí la importancia de este reportaje que lo da a conocer. Intentaremos participar como espectadores la proxima edición.