Jimmy’s Hall (2014), de Ken Loach – Crítica

jimmys hall

En su nueva andadura cinematográfica, Ken Loach nos trae lo que podríamos decir que es casi una secuela de su película ‘El viento que agita la cebada’, un drama bélico que nos situaba en la Irlanda de 1920, sumergida en plena Guerra Anglo-Irlandesa. Esta vez, la trama de ‘Jimmy’s Hall’ transporta al gran público hasta una década más tarde, cuando el protagonista James Gralton vuelve a su tierra tras haber estado diez años exiliado en los EEUU. Gralton reabre un viejo salón que servirá para dar a la gente de su pueblo un lugar donde aprender música, danza, literatura, y en el que desarrollar y expandir sus ideales de progreso y libre pensamiento. Esto molesta a los sectores más conservadores de la región, que pondrán todo de su parte para deshacerse de él, en especial la Iglesia Católica a la cual no le gusta que un comunista atraiga a tanta gente.

La introducción ya es toda una revelación sobre el tono que va a acompañar a la cinta: imágenes en blanco y negro de la Estatua de la Libertad, el contraste de clases en EEUU, con obreros construyendo grandes rascacielos destinados a los más ricos, e imágenes de la Gran Depresión tras el Crack del 29. Todo ello acompañado de la alegre música jazz que se escuchaba en los grandes salones de la época, y entorno a la que girará gran parte de la trama.

Tras este breve prefacio, el blanco y negro se cambia por el color y los extensos planos paisajísticos de los vastos campos irlandeses. El film apuesta por la naturalidad: las orquestas del salón están grabadas en directo, sin eliminar el sonido ambiente, y la cámara se desplaza siempre con elegancia y dinamismo para seguir los movimientos en los bailes, pero se mantiene quieta en escenas donde los personajes reflexionan o debaten. Por momentos, la sensación es la de estar viendo un documental.

A pesar de esto, debemos remarcar que la trama es demasiado lineal. El arco de los personajes principales brilla por su ausencia y sólo en algunos de los antagonistas se ve algo de evolución, sobre todo en los sacerdotes a los que concede una pequeña redención.

Algunas secuencias generan cierta confusión y desorientación, especialmente en los flashbacks, donde casi no cambia ni la escenografía ni la caracterización de los personajes, por lo que es difícil de detectarlos. Además, el film carece de subtramas que aporten cierta ligereza al relato.

Al final, lo que sostiene a la película es la ya citada naturalidad, la alegría contagiosa en las largas escenas de las actividades en el salón, el enorme carisma de James Gralton, encarnado por un espectacular Barry Ward.

Como elemento de valor a destacar, cabe resaltar la excelente construcción de diálogos por parte del guionista Paul Laverty. Cada palabra, expresión o cita está puesta con una clara intencionalidad, sin dejar absolutamente nada al azar. Especialmente interesantes son los diálogos entre el Padre Sheridan y el protagonista, con su punto álgido en la conversación que mantienen en el confesionario. Esto sucede en la recta final de la película, pero merece la pena el precio de una entrada.

jimmys hall

Sinopsis Cuenta la historia real de James Gralton, líder comunista irlandés que se convirtió en el único deportado político de la historia de Irlanda.
País Reino Unido
Director Ken Loach
Guión Paul Laverty
Música George Fenton
Fotografía Robbie Ryan
Reparto Barry Ward, Simone Kirby, Andrew Scott, Jim Norton, Brian F. O’Byrne, Francis Magee, Karl Geary
Productora Coproducción Reino Unido-Irlanda-Francia
Duración 106 min.
Género Drama
Título original Jimmy’s Hall
Estreno 21/11/2014

Trailer

Calificación6
6

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Javier Fuentes

Licenciado en Comunicación Audiovisual y especializado en comunicación para Internet y Nuevos Medios. Actualmente realiza servicios freelance de producción de vídeo, community management, desarrollo web y gestión de contenidos multimedia.

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