La piel que habito. Cuando los defectos elevan una película

«La piel que habito» es más un drama con tintes de serie B, que una película de terror al uso. Pero sobre todo y ante todo, es una película de Pedro Almodóvar. Todas las características de su cine están presentes aquí, y se muestran elevadas al máximo exponente, lo que da como resultado un film inevitablemente exagerado, rocambolesco y para mi gusto, absolutamente genial.

La historia es delirante, morbosa, casi diría que hasta enferma, algo que sinceramente no debería sorprendernos viniendo de alguien como Almodóvar. Es una trama propia del folletín más barato, pero en manos del director manchego se transforma en una obra de arte y disfrute. No me imagino este mismo film dirigido por otra persona con un resultado mejor.

Elena Anaya

Los colores vivos y llamativos que caracterizan a sus películas están también presentes aquí, otorgando a la oscura y malsana atmósfera un toque muy particular.

El sexo y el voyeurismo, ejes centrales de toda su filmografía vuelven a tomar fuerza aquí, así como ese humor soterrado tan particular del cine de serie b, en el que no sabemos muy bien si horrorizarnos o soltar una sonrisa.

Los personajes son individuos atormentados todos ellos. Corrompidos y depravados, actúan movidos por pasiones e instintos, ignorando un raciocinio que no es sino vacío (es la nada, no existe) en este mundo tan particular.

Es por tanto, una película arriesgadísima, que por supuesto no recomendaría a todo el mundo, pues hay un sector bastante grande del público al que le producirá un gran rechazo. Sin embargo, si eres de los que consigues entrar en la película, adentrarte en ese mundo que no es sino la mente angustiada y oscura de un genio, te apasionará la experiencia.

Antonio Banderas y Elena Anaya

Antonio Banderas y Elena Anaya

Mucho se ha hablado del giro de guión que contiene la película, el cual es una representación de lo que es el film en su totalidad. Se trata de un vuelco en la trama controvertido y discutible, de aquellos con los que no suelo estar de acuerdo. Pero cuando llega yo ya estoy entregado a lo que estoy viendo, mi razón o mi sentido común, como el de los personajes, se ha disuelto en una serie de acontecimientos que sobrepasan cualquier tipo de pensamiento racional. Y termino por creerlo y aceptarlo, es más, a partir de entonces mi involucración en el film aumenta todavía más.

El final, calificado de burdo y torpe por algunos, lo considero perfecto para esta película, pues sigue su tono general. Es directo, valiente, seco, emocionante, y bajo todo ello, muy muy divertido.

 

Calificación8.5
8.5

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Arturo G. Maiso

Viajero y cinéfilo. Director de Marketing en una plataforma de financiación participativa, CEO de AGM Comunicación Multimedia y director de El Cine en la Sombra.

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