Locarno 2017 – Día 7

Durante este año, la representación española en los festivales más destacados del mundo está enmarcándose en el mundo del cortometraje. Si en Cannes triunfaba Los desheredados de Laura Ferrés, en Locarno se han presentado Aliens de Luis López Carrasco en Signs of Life y Plus Ultra de Helena Girón y Samuel M. Delgado en Pardi di domani. En el séptimo día hemos podido disfrutar del primero, un arrollador retrato sobre la musa de La Movida Madrileña Tesa Arranz. Mientras enseña algunos de los más de quinientos dibujos de alienígenas que ha realizado durante los últimos años, va desgranando las secuelas que le ha dejado el movimiento contracultural. Una energía desprendida por la figura de Los Zombies contrapuesta a la calma y sensibilidad de la mejor película de la jornada: Cho-haeng de Kim Dae-hwan en Concorso Cineasti del Presente. Una obra sobre una pareja de veinteañeros en un punto de sus vidas en el deben avanzar sin saber a dónde ni cómo. El porvenir desde el miedo y la inseguridad que les hará madurar. Y por último, en el Concorso Internazionale se han proyectado dos películas que confirman que la competición se hunde. Por un lado, la nefasta cinta suiza Goliath y, por otro, la engreída Charleston. Otro día más en Locarno que nos demuestra que no hay cine si no importan las personas.


‘CHO-HAENG’ (2017), DE KIM DAE-HWAN – CONCORSO CINEASTI DEL PRESENTE

Antes de dormir, Su-hyeon y Ji-young pasan un rato con el móvil en la cama. Al ver un vídeo de gatos, él le propone adoptar uno. Una broma cariñosa que se convertirá en una realidad atemorizante. Pues poco después, la joven le comenta que tiene un retraso en el periodo. Una incertidumbre que les pone frente a un porvenir inesperado. Camino a la madurez filmado maravillosamente por Kim Dae-hwan en su ópera prima y tesoro Cho-haeng (The First Lap). Sin decidirse a realizar un test de embarazo, a lo largo del metraje visitarán por separado a ambas familias. Por un lado, a la clase acomodada de la que procede ella y, por otro, a la humildad de la segunda en la ciudad de Samcheok. Durante los almuerzos para ponerse al día con sus vidas, la presión paternal por encaminarles al matrimonio será la atmósfera sobre las dos mesas. Ya llevan seis años juntos y todo lo que sea alargar el enlace es tiempo perdido. Como le dice la madre de Ji-young a su hija: “Siempre piensas que tienes todo bajo control”. Una afirmación a la que irá quitando capas lentamente la cámara del joven cineasta surcoreano. Bajo su seguridad y su resistente amor se esconden múltiples inseguridades. El trabajo, la vivienda y sus aspiraciones se ponen encima de la mesa, pero sobre todo se evalúa su amor. Una de las técnicas destacadas en Cho-haeng es grabar desde los asientos traseros de un coche sus conversaciones triviales. Diálogos que lejos de resultar insignificantes, desprenden un sentimiento profundo. Porque al discutir sobre qué ruta tomar o programar el navegador, deben eligen su camino. Un futuro con innumerables vías debido a la posible llegada de un niño. Desde su juventud, ellos avanzan asustados y se dan cuenta de que están muy perdidos. Mas con las dificultades aprenden que lo único que importa es afrontarlo unidos. No habrá felicidad si no caminan juntos.


‘CHARLESTON’ (2017), DE ANDREI CRETULESCU – CONCORSO INTERNAZIONALE

En una habitación rebosante de humo, las botellas de alcohol abarrotan una mesa. Es el cuarenta y dos cumpleaños de Alexandru, y no puede ser un aniversario más duro. Hace varias semanas, su mujer murió atropellada. Pero en el luto que le está consumiendo, recibirá un peculiar regalo. Alguien llama a su puerta, un ingenuo joven que afirma haber sido el amante de su esposa durante los últimos cinco meses. Una llegada con la que comienza la ópera prima de Andrei Cretulescu, una prepotente combinación entre comedia y drama titulada Charleston. Con esta original premisa, ambos hombres deberán acabar entendiéndose desde el dolor repartido. Pues compartir la pérdida será la mejor terapia. Al encontrarse, aparece enfrente de ellos una cara de Ioana que no conocían. La necesidad de escapar de su rutina para su marido y la vida familiar para su amante. Comienza el descubrimiento de una serie de secretos con los que el director rumano busca provocar tanto risas como lágrimas. Pretensión que hunde al filme. Pese a estar lejos de ser una mala película, el principal defecto es que se cree mucho mejor de lo que verdaderamente es. Cada escena desprende un ego que no se ajusta al ingenio que percibimos. Hecho que acaba repeliendo al espectador. Porque la pareja de hombres desesperados viaja en busca de cicatrizarse, pero no nos dejan montarnos en su coche. Únicamente nos deleitamos con la colorida fotografía y ciertas escenas escritas donde esa perspicacia anunciada aparece. Porque en esencia, Charleston es cine altivo. Como pretendía Sebastian con su aparición, la mejor manera de superar un fallecimiento es en compañía. Y es una lástima que no nos dejen ayudarlos.


‘GOLIATH’ (2017), DE DOMINIK LOCHER – CONCORSO INTERNAZIONALE

Después de una fiesta, David y Jessy cogen un tren para volver a casa. Mientras esperan su parada, un hombre empieza a intimidarlos hasta acabar golpeando a ambos. Violencia que deja heridos a los dos veinteañeros. Un suceso que podría ser olvidado tras curarse, mas recién conocido el embarazo de Jessy lo convierte en una explosión. Pues el riesgo por perder al feto despierta en su pareja un complejo obsesivo. No concibe como va a ser padre si no puede garantizar un mínimo de protección. Una radiografía de la masculinidad ejecutada de forma torpe en la nefasta Goliath de Dominik Locher. Pues su presencia en el Concorso Internazionale sólo se explica a través del chovinismo. Desde el ataque, la cinta suiza seguirá la transformación del protagonista en una bestia. Para sentirse poderoso, los esteroides y las pesas le servirán de ilusorio catalizador. Con cada pinchazo, su carácter muta hacia una agresividad incontrolable. Le posee una virilidad exacerbada. Comportamiento convertido en una amenaza para todos los que le rodean. Desde peleas con sus compañeros de trabajo hasta graves discusiones con su familia. Un viaje que el cineasta llena de clichés relacionados con el mundo del gimnasio. Entre impotencia sexual y cambios de humor, se intentará provocar que suframos por la integridad de su futuro hijo. No obstante, la capacidad para llegar al espectador es nula. Con una narración sumamente vulgar, la única vía que utiliza el realizador es la inclusión de música melodramática. Porque Goliath escasea en ideas originales y ni tan siquiera consigue lograr su propósito dopándose. Los músculos crecen incontrolables, pero eso no significa que seas más poderoso. Se confirma el fracaso de la masculinidad.


‘ALIENS’ (2017), DE LUIS LÓPEZ CARRASCO – SIGNS OF LIFE

Cuando terminó La Movida Madrileña, sus secuelas debían elegir su siguiente parada. Había múltiples caminos que tomar, pero toda la energía ya había sido derramada. Un vacío vital que podría llevarte a otros mundos. Algunos llenos de seres extraños. Visitas a marcianos con apariencias familiares. Seres que conviven en la actualidad en la casa de una de las figuras de ese movimiento contracultural: Tesa Arranz de Los Zombies. Para ella, esos años de drogas y sexo desenfrenado le llevaron a desparecer. A enclaustrarse en los rincones más profundos de su mente. Lugares filmados en el vivo nuevo cortometraje de Luis López Carrasco. Una obra indomable gracias a que el cineasta deja que Tesa agarre el relato, y no hay quien la detenga. Aliens comienza con un videoclip en escasa calidad del grupo pop. Una reliquia de los años ochenta que se traslada a la vivienda de la musa de La Movida sin apreciar cambio alguno. Con un lúcido sentido narrativo, el joven director español decidió utilizar VHS y Video 8 para evocar un tiempo pasado. Época tras la muerte de Franco en el que la capital madrileña bulliría. Fuego del que la protagonista del filme era uno de sus orígenes. Pues fue una pieza más de un amplio grupo de figuras capitales de la cultura española. Mediante un monólogo mientras vemos sus dibujos, nombres como Pedro Almodóvar, Fabio McNamara o Antonio Vega surgen como chispas. Todos ellos marcados de distinta manera por La Movida. Heridas que en el caso de la integrante de Los Zombies venían de antes, mostrándose en sus textos adolescentes su sufrimiento. Luz que dota de claridad al videoclip inicial. Ya somos capaces de ver y entender lo que escribía: “Sufro porque no sufro”. Angustia que sólo podría ser paliada por su compañía alienígena.

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Carlos Chaparro

Estudió Comunicación Audiovisual, permitiéndole trabajar en su pasión: el cine. Un amor incondicional que nació al descubrir a Patricia y Michel paseando por los Campos Elíseos.

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