Los juegos del hambre. Excelente producto comercial, mediocre película.

Jennifer Lawrence

Jennifer Lawrence

Los juegos del hambre es un producto concebido desde el inicio con el propósito de reventar la taquilla, objetivo que ha cumplido a la perfección. Como producto comercial es sin duda excelente.

Sin embargo, lo que aquí tratamos de analizar es cine, y desde esta perspectiva las dudas son mucho mayores.

De hecho, uno de los grandes problemas de Los juegos del hambre es el público al que va dirigida. Estos son adolescentes y pre-adolescentes, la franja de edad que más dinero se deja en el cine. A ellos se adapta la película, tomando un punto de vista inmaduro y analizando un historia adulta desde una perspectiva casi infantil.

El libro en el cual está basado sigue la misma estrategia. Sin embargo, en la versión audiovisual que se nos presenta vemos como lo han llevado más allá, desprendiéndose de todos esos elementos violentos y sexuales que tanta polémica habían suscitado, y que podrían poner en peligro su comercialización.

Jennifer Lawrence y Josh Hutcherson

Jennifer Lawrence y Josh Hutcherson

El modelo que sigue es muy similar al que anteriormente adoptaran otras franquicias millonarias como Crepúsculo. Se trata de una serie de best-sellers de 3 libros, cuyas adaptaciones al cine aprovecharán toda esa fama para aumentar su publicidad.

La originalidad de la propuesta no es desde luego una de sus bazas, pues ya pudimos ser espectadores doce años atrás de una historia muy similar en el film nipón Battle Royale. A esto, se le añade un triángulo amoroso, recurso muy manido, pero que aquí se sitúa en un contexto y una situación muy particular que podía haber sido aprovechada mucho mejor.

La historia podía haber sido interesante si en vez de centrarse en los acontecimientos (cada vez más forzados y absurdos debido a su búsqueda incesable del espectáculo), hubiera dedicado sus esfuerzos a analizar a los personajes en esas situaciones tan extremas. En definitiva, si se hubiera planteado la esencia de la historia libre de accesorios artificiales e inverosímiles, y las hubiera sustituido por una serie de preguntas un poco más serias.

En cuanto a la realización, destacar una molesta cámara que sufre de hiperactividad, y que agota al espectador, sobre todo al comienzo. La única razón que encuentro a semejante decisión por parte del director de Plaeasantville y Seabiscuit, Gary Ross, es poder con ella evitar las imágenes duras y violentas que la trama contiene de forma potencial. Al final, en estas escenas no vemos nada. Creo que si se puede evitar mostrar escenas explícitas de una manera más creativa.

 

Calificación5
5

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Arturo G. Maiso

Viajero y cinéfilo. Director de Marketing en una plataforma de financiación participativa, CEO de AGM Comunicación Multimedia y director de El Cine en la Sombra.

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