«La última media hora de Promesa al Amanecer es de lo mejor que he visto últimamente»
Con Promesa al Amanecer, Eric Barbier nos regala el biopic correspondiente a la vida del escritor y diplomático Romain Gary, francés de origen polaco. Me resulta complejo hablar de la vida de este hombre sin caer en la simplificación, pues el asunto es realmente complejo. Pero, utilizando las menos palabras posibles, les diría que esta película es un viaje hasta el tuétano de la relación entre este hombre y su madre, absorbente hasta no poder más. O lo que es lo mismo: la película muestra la relación patológica que la progenitora mantuvo con su vástago. Sin embargo, lo que transpira la película no es nada fácil de poner por escrito.
Debo decir que durante tres cuartas partes de la película tuve la sensación de que Eric Barbier nos sometía a un baño tan trepidante como angustiante. Digamos que no me sentí nada cómodo, lo cual no es malo, pues si una película debe transmitir angustia (o lo que sea), debe llegar al espectador, como así es. Es decir, el director se ha propuesto que el espectador experimente la misma presión que el niño, adolescente y adulto que fue Romain sufrió. Para decirlo en breve: se trata de la historia de una proyección sin respiro de las ilusiones de una madre sobre su hijo. Es decir, todo lo que un niño puede absorber en relación a semejante influencia. El público interesado en psicología, psicoanálisis o psiquiatría lo disfrutará, pues Eric Barbier y su equipo han conseguido que esa presión materno-filial la experimentemos también los espectadores, lo cual me sentó como si fuera un pato alimentado a la fuerza para generar foigras. Sin embargo, según la película transcurre va generando en el cinefílico que les escribe una sensación de que esa era la mejor y única forma de narrar semejante presión materno-filial.
Me ha gustado de Promesa al Amanecer el ritmo (pese a esa sensación incómoda que persiste hasta bien pasado el ecuador de la película). Es algo que he valorado más y mejor según han ido pasando los días desde el visionado. Pero lo más de lo más es la actuación de los actores protagonistas: Charlotte Gainsbourg (la madre) y Pierre Niney (el hijo). A Pierre lo pudimos ver, por ejemplo, en Frantz, aquella película de François Ozon de ambivalente recuerdo. Y yo creo que las bondades mostradas por Pierre Niney en Promesa al Amanecer tendrán gran repercusión para la carrera de este actor. O lo que es lo mismo: ambos, Pierre y Charlotte están superlativos. Ya conocíamos las excelencias actorales de Charlotte, y ahora conocemos y reconocemos la valía de Pierre, a quien auguro un brillante futuro.
En resumen, dejando de lado la sensación de presión psicológica inicial, al ir entrando en el tema nos vamos dando cuenta de la trascendencia que tiene este biopic. De hecho, la última media hora de la película es de lo mejor que he visto últimamente. Y no solo eso, sino que da sentido y perspectiva a las (incómodas) sensaciones iniciales, las cuales son percibidas como necesarias una vez vista la película entera.
Sinopsis Adaptación de la novela autobiográfica de Romain Gary, en el que recuerda su juventud en Lituania, su éxodo con su familia al sur de Francia para escapar de las consecuencias de la llegada al poder de Hitler en Alemania y su carrera en las Fuerzas Aéreas francesas.
País Francia
Dirección Eric Barbier
Guion Eric Barbier y Marie Eynard
Fotografía Glynn Speeckaert
Reparto Charlotte Gainsbourg, Pierre Niney, Didier Bourdon, Jean-Pierre Darroussin, Catherine McCormack, Finnegan Oldfield, Pawel Puchalski, Nemo Schiffman, Pascal Gruselle, Alexandre Picot, Zoe Boyle, Lou Chauvain
Género Drama
Duración 130 min.
Título original La promesse de l’aube
Estreno 24/08/2018
