Rambo: Last Blood (2019), de Adrian Grunberg – Crítica

Rambo: Last Blood

Rambo: Last Blood es el ¿último? viaje del icónico veterano de Vietnam interpretado por Sylvester Stallone. Esta quinta entrega deja un sabor de boca demasiado agridulce, sustentándose únicamente en el magnetismo del mito.

Rambo: Last Blood afronta el viaje crepuscular de su protagonista dándole, por fin, un formato de western. No es una decisión demasiado arriesgada, últimamente parece la lógica despedida de héroes tanto clásicos como modernos en la gran pantalla. La veteranía de los actores que los interpretan, en algunos casos durante décadas, conduce irremediablemente a escenarios desprovistos de virtuosismo, cada vez más orientados a ser la última y más sufrida etapa en la catarsis del personaje.  

El problema de Rambo: Last Blood no es el cambio de género. La película de Adrian Grunberg decide apostar por una estética más sucia, algo heredada de la asfixiante cárcel de su anterior film, Vacaciones en el Infierno (2012). La jugada, lejos de salir redonda, convierte la venganza del protagonista en una travesía anticlimática, únicamente aliviada por los pocos estallidos de brutal violencia de Stallone, celebrados todos ellos con júbilo en la butaca.

Todo ello confluye en una parte final que sí consigue dar al fan lo que venía buscando.

La parte emocional exaspera y contribuye al distanciamiento con la historia. El excesivo subrayado del drama del protagonista y su empeño en enfatizar sus desdichas coquetea peligrosamente con la parodia. Resulta algo desilusionante ver pasar los minutos en un batiburrillo de acentos mexicanos exagerados, subtramas metidas con calzador (la de Paz Vega es para hacérselo mirar) y esquemas propios de la serie B. Todo ello confluye en una parte final que sí consigue dar al fan lo que venía buscando: vísceras, sangre, gore y a John Rambo haciendo una escabechina de secuaces mexicanos. Aunque esta matanza puede pecar de ser rápida y atropellada se agradece, y mucho, el esfuerzo del Stallone en matar y rematar a los malvados. Tres disparos en el pecho, de forma recurrente, sobre el cuerpo sin vida de todos los villanos random asegura siempre un trabajo bien hecho. Sobra decir que es el segmento más disfrutable de sus escasos 90 minutos, lástima que el espectador corra el riesgo de haber llegado exhausto a estas alturas del metraje.

Como retrospectiva, de First Blood a Last Blood han pasado 37 años, la ruptura con la temática y mensaje de la original se ha ido constatando secuela tras secuela. Rambo comenzó siendo una crítica a esa sociedad incapaz de adaptar a una generación herida por la Guerra de Vietnam, sin embargo, las últimas entregas se centraban en desbordar el patriotismo y honorabilidad del soldado y engrosar el bodycount de forma alarmante – y altamente divertida, véase John Rambo (2008)-. Los ‘enemigos’ que no morían en la primera cinta (¿sería por ser americanos?) pasaron a caer como moscas en las continuaciones para regocijo del respetable. El paradigma de héroe de la era Reagan quizás necesite renovar su discurso y enfoque, incluso hay evidencias de que puede haber quedado obsoleto… Pero en cualquier caso sería injusto desmerecer lo liviano y lúdico de sus formas, a fin de cuentas ha conseguido deleitar durante décadas a una generación entera.


Sinopsis John Rambo está en horas bajas y viviendo en un rancho en Arizona, pero cuando recibe la noticia de que su sobrina ha desaparecido, tras haber cruzado la frontera a México, Rambo decide ir en su búsqueda.
País Estados Unidos
Dirección Adrian Grunberg
Guion Matthew Cirulnick, Sylvester Stallone (Historia: Dan Gordon, Sylvester Stallone. Personaje: David Morrell)
Música Brian Tyler
Fotografía Brendan Galvin
Reparto Sylvester Stallone, Paz Vega, Adriana Barraza, Yvette Monreal, Sergio Peris-Mencheta, Marco de la O, Óscar Jaenada, Rick Zingale, Louis Mandylor, Jessica Madsen, Nick Wittman
Género Acción
Duración 89 min.
Título original Rambo: Last Blood
Estreno 27/09/2019

Calificación4.5
4.5

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