Secretos de Estado es interesante por el tema que trata y por la forma exhaustiva de ponerlo en pantalla, aunque, de cara al espectador, resulta demasiado perfeccionista y falta de mordiente emocional.
En cuanto a calidad, en relación al resto de países del ámbito occidental, los mínimos del cine inglés están en lo más alto. Ello quiere decir que por más floja que resulte una película inglesa, siempre tendrá elementos que puedan situarla en un buen nivel. Hablo en general, y avisando de que soy admirador de esa forma de hacer cine. Pues bien, es el caso de Secretos de Estado, una película muy interesante por el tema que trata, incluso en la correspondiente valoración cinematográfica. O lo que es lo mismo: Secretos de Estado es una buena película, casi perfecta, pero que resulta un tanto faltada de víscera. Entiendo que el director, Gavin Hood, ha pretendido hacer la mejor película posible, casi perfecta, aunque, como ya digo, le falta alma y le sobra perfección expositiva. Iremos por partes.
El desenlace final de Secretos de Estado, es de lo más esclarecedor, y no solamente de cara al caso expuesto, sino porque puede servir para otros casos que hoy día están sub judice.
Una mujer trabaja como traductora en la oficina del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno Británico. Asunto delicado. La actriz que encarna a esta mujer es Keira Knightley, sobre cuyas espaldas recae todo el drama. Estamos en los años de la segunda guerra del Golfo, hacia el 2003-2004. Estábamos bajo la influencia de Tony Blair y George Bush. Debo decir que la tercera pata del trío de las Azores, José María Aznar, no aparece. El caso es que esta mujer detecta un engaño monumental, una traición que los gobiernos respectivos (Británico y Americano) están propinando al pueblo, mediante engaños, acerca de provocar la guerra y la defenestración de Saddam Hussein, por aquello de las «armas de destrucción masiva». Este engaño, advertido por el personaje de Keira, es filtrado a la prensa. A partir de este hecho se podrán imaginar en qué vorágine se va a ir viendo envuelta nuestra protagonista. Acusaciones, amenazas y demás etcéteras que se puedan imaginar. Digamos que en las dos primeras partes de la película se describe todo el proceso de persecución por parte de los servicios secretos.
Pasadas estas dos primeras partes, sobreviene la tercera, la resolución del conflicto, de lo cual no hablaré para no hacer spoiler. Tan solo les diré que el personaje encarnado por Ralph Fiennes, un secundario de lujo en esta película, emerge con fuerza con la película muy avanzada. El personaje de Fiennes encarna al abogado defensor de la protagonista. Esta tercera parte es la más interesante, pues permite comprender toda la argumentación sostenida por el abogado. Dicha argumentación, que lleva al desenlace final de Secretos de Estado, es de lo más esclarecedor, y no solamente de cara al caso expuesto, sino porque puede servir para otros casos que hoy día están sub judice.
En definitiva, Secretos de Estado está en unos mínimos muy altos, muy interesante por el tema que trata y por la forma exhaustiva de ponerlo en pantalla, aunque, de cara al espectador, resulta demasiado perfeccionista y falta de mordiente emocional.
Sinopsis 2003, mientras los políticos británicos y estadounidenses maniobran para invadir Iraq, la traductora del GCHQ Katharine Gun filtra un e-mail clasificado que urge a espiar a miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para forzar una resolución para ir a la Guerra.
País Reino Unido
Dirección Gavin Hood
Guion Gregory Bernstein, Sara Bernstein, Gavin Hood
Música Paul Hepker, Mark Kilian
Fotografía Florian Hoffmeister
Reparto Keira Knightley, Matt Smith, Ralph Fiennes, Matthew Goode, Indira Varma, Tamsin Greig, Conleth Hill, Kenneth Cranham, Lee Byford, Dave Simon, Jeremy Northam, Rhys Ifans, Adam Bakri, MyAnna Buring
Género Thriller
Duración 112 min.
Título original Official Secrets
Estreno 25/10/2019