Siberia (2018) de Matthew Ross – Crítica

«Siberia es una película climática, en la que ni la historia ni el guión parecen importantes. En cambio, el ritmo sí que lo es, y mucho»

Les confesaré algo: no tuve ninguna sensación agradable mientras duró el visionado de Siberia. Me escruté por dentro y llegué a una conclusión. Me las planteo en forma de preguntas, que comparto a continuación con ustedes. A saber: ¿flojea el guión, que no consigue definir un curso de acción? ¿flojea la puesta en escena, puesto que me parece un desfile de tópicos propios del cine negro? ¿flojean los actores, puesto que parece que estén haciendo un ejercicio de estilo ante cámara? ¿flojea el ritmo, puesto que hay una tensión permanente que no llega a emocionar? Pues no, señoras y señores, no hay tales flojedades en Siberia.

Sin embargo, y lo digo ya, Siberia consiguió que me mantuviera en vilo durante todo el rato. Y eso es algo que no suele ocurrirme cuando veo películas flojas o insustanciales, pues con ellas me distraigo a la más mínima. Pero la cosa es que no sabría decirles por qué, mientras la veía, no me gustó. Al salir de la sala, me gustó aún menos. Y lo curioso es que, mientras escribo estas letras, y cuando ya hace un par de días que la vi, me gusta más según van pasando las horas. Ello me induce a pensar que la información que percibimos se mueve por derroteros variados, incluso en el interior de un mismo espectador.

El caso es que Siberia es una película climática, en la que ni la historia ni el guión parecen importantes. En cambio, el ritmo sí que lo es, y mucho. El ritmo es dosificación. Y la actuación, por supuesto: una película climática requiere de una actuación consonante con ello.

Formalmente, Siberia cuenta la historia de un americano que trata de resolver cabos sueltos relacionados con el tráfico ilegal de piedras preciosas. Este americano (Keanu Reeves) vive rodeado de mafiosos rusos, algunos verdaderamente amenazantes. Y además, estamos en Siberia. Dentro de este clima tan severo, aparece una mujer (Ana Ularu), que actúa como bastón de apoyo. Y ya les digo, la historia no es nada del otro jueves. Lo que sí me ha llamado la atención, ya pasados unos días después de ver la película, es la actuación de Keanu Reeves, que consigue transmitirnos su angustia. Pasan los días y descubro que la bondad de Siberia gira alrededor de este actor. Por consiguiente: un ritmo que nos ayuda a percibir y sufrir la angustia del personaje de Keanu. Y el otro hallazgo está en la actriz que encarna la musa de nuestro protagonista. Me refiero a la actriz rumana Ana Ularu, toda ella versatilidad, flexibilidad y profundidad. Intuyo que le espera un gran futuro.


Sinopsis Cuando el socio ruso de un tratante de diamantes norteamericano (Keanu Reaves) desaparece, éste viaja a Siberia en su búsqueda, donde conoce a Katya (Ana Ularu), la joven propietaria de un café
País Estados Unidos
Dirección Matthew Ross
Guion Scott B. Smith
Música Danny Bensi y Saunder Jurriaans
Fotografía Eric Koretz
Reparto Keanu Reeves, Molly Ringwald, Aleks Paunovic, Ana Ularu, Veronica Ferres, Pasha D. Lychnikoff, Eugene Lipinski, Dmitry Chepovetsky, Derek James Trapp, Pascal Petardi, Kis Yurij, Ashley St. George
Género Thriller
Duración 97 min.
Título original Siberia
Estreno 20/07/2018

Calificación4
4
Etiquetas películas intriga

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Jesús Gabriel Gutiérrez

Mentor literario. Escritor. Filósofo. Prospectivista y astrólogo. Me interesa la historia y el hilo que sale de ella y nos conecta con el futuro.

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