Siempre juntos (2018) de Gustavo Pizzi – Crítica

Siempre juntos

«Además del planteamiento, me ha gustado de Siempre Juntos el ritmo, la cadencia, la exposición»

Del emergente cine brasileño, nos llega Siempre Juntos, una película de Gustavo Pizzi. El contexto en el que se desarrolla la historia gira en torno a una familia brasileña modesta y humilde. De algún modo, además, Gustavo Pizzi nos ofrece una panorámica de la situación carencial que afecta a amplios sectores de población. Esta panorámica no es solamente brasileña, sino que también podría extrapolarse a países de toda Latinoamérica y, si mucho me apuran, también a España. Sin embargo, no está en la prioridad de Gustavo Pizzi denunciar la situación, al menos de una forma frontal. Lo que sí está en mente es la transformación que la familia experimenta cuando el hijo mayor del matrimonio toma una decisión, que no es otra que la de dirigir su futuro en dirección a Alemania. Este hijo juega al balonmano y es llamado por un club alemán, para que ocupe un puesto de jugador profesional. Se trata, pues, de una oportunidad única que al joven se le presenta. Sin embargo, este hecho, que habría de alegrar la vida a sus hermanos y padres, encuentra una respuesta en la madre. ¿Es que la madre no quiere que su hijito se aleje de su control? Pues sí, va por ahí, aunque no solo.

El centro de gravedad de Siempre Juntos gira en torno a la figura materna, quien vive la marcha a Alemania del hijo próspero como un cataclismo. Ustedes me dirán si es que esta mujer exagera. Pues no, no exagera, pues representa una faceta del instinto maternal que podríamos encontrar en cualquier contexto. En el caso de esta madre brasileña es como un miedo al vacío. Si permite la marcha del hijo querido, deberá enfrentarse a un vacío. ¿Pero es que la familia no tiene más miembros? Pues sí, los tiene. Hay un marido amoroso, otros hijos, cada cual más simpático. Sin embargo, la relación de ese hijo, el mayor, con esa madre es como una adicción que no se quiere superar, todo y sabiendo que la prosperidad de este hijo puede suponer el mejor regalo que uno puede hacer a sus padres. Pero, como ya digo, la relación materno-filial, tan compleja y multiversal, genera comportamientos chocantes.

Además del planteamiento, me ha gustado de Siempre Juntos el ritmo, la cadencia, la exposición, etcétera. La historia no es lo más importante. De hecho, es una excusa para retratar una determinada psicología femenina. Ah, por cierto, la actriz que encarna a esa madre se llama Karine Teles, quien también actúa como guionista. Pues atención al trabajo de Karine como madre, pues está que se sale. Los demás también están muy bien, en especial el actor que hace de marido y padre de familia, Otavio Müller. Están los dos, Otavio y Karine, inconmensurables.

Al cabo de poco de ver Siempre Juntos se me ocurrió relacionarla con la muy reciente Demasiado Cerca, una recomendabilísima película rusa del 2017. Y aunque las historias no tienen relación entre si, las almas de ambas películas parecen tocarse.


Sinopsis Irene es una ama de casa de Rio de Janeiro, que tiene cuatro hijos y ha acogido a su hermana y su sobrino, víctimas de malos tratos. Junto a su marido forman un clan muy unido pero han de lidiar con muchos problemas en su día a día.
País Brasil
Dirección Gustavo Pizzi
Guion Gustavo Pizzi y Karine Teles
Fotografía Pedro Faerstein
Reparto Karine Teles, Otávio Muller, Adriana Esteves, Konstantinos Sarris y César Troncoso
Género Drama
Duración 95 min.
Título original Benzinho
Estreno 03/08/2018

Calificación7
7

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Jesús Gabriel Gutiérrez

Mentor literario. Escritor. Filósofo. Prospectivista y astrólogo. Me interesa la historia y el hilo que sale de ella y nos conecta con el futuro.

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