Tres caras (2018) de Jafar Panahi – Crítica

Una joven iraní que vive en un diminuto pueblo fronterizo se graba a sí misma pidiendo ayuda para, acto seguido, ahorcarse frente a la cámara. El vídeo llega hasta una conocida actriz que, en compañía de un viejo amigo y director de cine, decide conducir hasta el lugar para investigar lo sucedido, con la sospecha de que puede ser un montaje. Con este argumento arranca Tres caras, la cuarta película que el aclamado director iraní Jafar Panahi se ha visto obligado a grabar en la clandestinidad desde 2010, fecha en la que el gobierno de su país le prohibió volver a rodar. Sin duda, es toda una muestra de valentía y amor al cine seguir dirigiendo en estas condiciones, lo que da al metraje un valor simbólico más allá de su interés como obra de ficción.

De primeras, lo más llamativo de Tres caras, más allá de ese contundente comienzo con el vídeo de la joven ahorcándose, es que tanto Panahi como la actriz protagonista Behnaz Jaffari aparecen interpretándose a sí mismos. La película, se supone, está concebida como un relato meta-ficticio, lo que podría haber dado mucho juego si Panahi hubiese desarrollado mínimamente el trasfondo o motivaciones de los personajes. Pero no lo hace. Tal vez asumiendo que todo el mundo los conoce, evita perder el tiempo en presentaciones y nos coloca en medio de la acción desde el principio, una actriz y un director viajando en coche por en medio del desierto en busca de una chica. El por qué a ella le afecta tanto lo que ve en el vídeo, o el por qué él decide acompañarla, son cosas que quedan a la imaginación de cada uno.

Por momentos, el viaje en coche parece el lento pero necesario preludio hacia algo grande. El pueblo al que se dirigen, alejado de toda civilización, es un lugar con sus propias supersticiones y normas no escritas donde los dos recién llegados deberían sentirse aislados y desprotegidos. Tal choque cultural, aderezado con algunas dosis de misterio, podría haber dado lugar a una película fascinante. Sin embargo, en eso se queda todo: en un largo y soporífero preludio. Tres caras va pasando sin que pase nada, y los dos personajes se pasean por el pueblo como Pedro por su casa, a la caza de un secreto que no tiene nada de secreto. A veces, da la sensación de que ni ellos mismos comprenden qué hacen allí. Comparto, e incluso alabo, la apuesta de Panahi por el realismo más riguroso, pero esto sigue siendo cine, y he visto documentales de pingüinos con más giros y sorpresas que Tres caras.

Para sorpresa, la que me llevé al recordar que esta película se había llevado este año el Premio al Mejor Guion en Cannes, premio que parece más bien un reconocimiento a un director querido por todos que a los méritos reales de un guion insuficiente, mínimo, que no conduce a los personajes hacia ninguna parte. Los dos o tres diálogos ingeniosos, que los hay, no bastan en mi opinión para justificar el premio.

Una película, pues, demasiado aburrida cuyo potente mensaje en defensa de las mujeres árabes queda difuminado por un apego obsesivo a la más monótona realidad.

Tres Caras


Sinopsis Una famosa actriz iraní recibe el video inquietante de una joven pidiendo su ayuda para escapar de su familia conservadora. Entonces pide a su amigo, el director de cine Jafar Panahi, que le ayude a entender si se trata de una manipulación.
País Irán
Dirección Jafar Panahi
Guion Jafar Panahi y Nader Saeivar
Fotografía Amin Jaferi
Reparto Jafar Panahi, Behnaz Jaffari, Maedeh Erteghaei, Narges Delaram, Marziyeh Rezaei
Género Drama
Duración 100 min.
Título original Three Faces
Estreno 23/11/2018

Calificación6
6

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Alberto Merino

Nací en Madrid en 1989 y, desde pequeño, he consumido dosis poco recomendables de ficción, ya sea en formato libro, película, serie o cómic. Al final, terminé estudiando industriales, pero siempre me he sentido más artista que ingeniero. Incluso publiqué una novela, "Las lágrimas del escorpión", cuando tenía 24 añitos. Aunque suelo presumir de mi buen gusto cinéfilo, tengo dos vicios inconfesables: las comedias románticas y las películas de tiburones. Para mí, Tarantino es el GOAT indiscutible.

1 comment

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  1. LeeDorsey 12 diciembre, 2018 at 01:04 Responder

    Entonces… ¿no es buena porque es aburrida? ¿¿Por que no tiene giros de guión?? Me temo que tu visión del cine es un tanto limitada…

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