Una bolsa de canicas (2017) de Christian Duguay – Crítica

Una bolsa de canicas

«En Una bolsa de canicas no hay espacio para la reflexión, sólo una mirada evidentemente moralista y cristiana, que hace apología del perdón»

Definitivamente, las películas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial se han convertido en un producto adulterado para conmover a las masas (La vida es bella) y hacer taquilla en el cine, convirtiendo así el contexto de la tragedia en un aliciente más para fomentar la venta a mansalva. Al menos, ese parece el resultado final que nos ofrecen los grandes estudios a la hora de hacer una nueva película sobre el holocausto judío, anulando cualquier tipo de ángulo reflexivo y rebajando la calidad con efectismo barato. Es una verdadera pena que películas como La Lista de Schindler (Steven Spielberg) hayan causado con el tiempo más daño que beneficio a la causa, ya que ha acabado fomentando la exaltación de la sensiblería de cartón. Las voces en off pomposas, la música emotiva de piano o violín (a elección) y los momentos de lágrima suelta son los ingredientes típicos para construir esta coctelera de emociones asequibles. En contraposición a este cine, directores como László Nemes (El hijo de Saúl) o Claude Lanzmann (Shoah) han sabido proponer una estética y una mirada mucho más fresca y reveladora sobre el horror de la guerra (imprescindibles imágenes y testimonios). En este caso, Una bolsa de canicas (al igual que El niño con el pijama de rayas) es otra muestra del cine académico y casposo cuya intención es la de provocar la lágrima fácil en una película donde todo va a tiro hecho.

Una bolsa de canicas narra las aventuras de Joseph Joffo (Dorian Le Clech) y su familia en un intento desesperado por salvar sus vidas en una Francia invadida por los nazis. El padre, Roman (Patrick Bruel), y sus hijos mayores se ganan la vida como peluqueros en un pequeño establecimiento en París, y parece que todo transcurre sin problemas en el núcleo familiar. Sin embargo, todo cambiará cuando la invasión nazi sea inminente y se vean obligados a huir de la ciudad. Roman, que en un primer momento mantiene con orgullo su condición religiosa, acabará asumiendo que el peligro de mantener sus ideales puede costarle muy caro. Decididos a salvarse, los caminos de la familia Joffo deberán separarse por el nivel de riesgo que implica la situación del país mientras que la ocupación nazi continúa intensificándose y expandiéndose por Francia. Mientras los padres y los dos hermanos mayores escapan por distintas vías, Joseph y Maurice (los más pequeños) deberán permanecer el uno al lado del otro y tratar de soportar las horribles circunstancias de la guerra.

El encargado de adaptar la novela de Joseph Joffo a la gran pantalla es Christian Duguay (El arte de la guerra, Scanners 2 y 3), director de amplia experiencia en biopics (Coco Chanel, Juana de Arco o Hitler: El reinado del mal). Duguay, propone en este drama familiar la fórmula agotada que las grandes productoras siguen exprimiendo con gusto para hacer caja. En Una bolsa de canicas no hay espacio para la reflexión, sólo una mirada evidentemente moralista y cristiana (al parecer, todos los curas son salvadores en esta historia), que hace apología del perdón y que no permite mayor trasfondo que el culto al golpe del efecto. Una bolsa de canicas es una película edulcorada de los pies a la cabeza, a través de personajes acartonados, clichés y diálogos pomposos (nadie se cree la madurez de las respuestas y salidas de Jo, un niño de apenas 10 años). El envoltorio y motor del film sacan a relucir unas claras intenciones de ganar a la multitud por la vía fácil. Producto prefabricado, adulterado y de fácil digestión, que en más de un caso provocará el empache instantáneo.

Sinopsis Unos hermanos judíos huyen a través de Francia durante la ocupación alemana, en plena Segunda Guerra Mundial.
País Francia
Dirección Christian Duguay
Guion Jonathan Allouche, Christian Duguay, Alexandra Geismar, Benoît Guichard (Novela: Joseph Joffo)
Fotografía Christophe Graillot
Reparto Dorian Le Clech, Batyste Fleurial, Patrick Bruel, Elsa Zylberstein, Christian Clavier, César Domboy, Ilian Bergala, Kev Adams, Lucas Prisor, Bernard Campan
Género Drama
Duración 110 min.
Título original Un sac de billes
Estreno 29/12/2017

Calificación4
4

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3 comments

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  1. Dingo 5 enero, 2018 at 21:44 Responder

    Muy de acuerdo con la valoración y con los comentarios. Me ha parecido un film enormemente soporífero. Tal vez lo hubiera aguantado mejor si no hubiera visto la misma película muchas otras veces hace años; la temática del holocausto desde la visión del niño ya está más que trillada y aquí no se aporta nada nuevo. No obstante, me parece muy inferior a El niño con el pijama de rayas y, desde luego, a La vida es bella.

    En ocasiones, se dan saltos innecesarios donde el film requería más detenimiento (cuando los padres aparecen de pronto en la playa de Niza con el resto de la familia); en otras, se detienen en partes que no dan mucho más de sí (los niños en el insoportable internado). Además, al protagonista se le otorga una madurez e inteligencia que no es la propia de la edad, lo que chirría sobremanera, como cuando, al saber por teléfono que su padre está enfermo, él extrapola algo más y nos lo cuenta con su insufrible voz en off.

    En fin, innumerables giros en la trama para alargar una película cuyo final ya se intuye a los diez minutos de la misma. Eso sí: la ambientación y el vestuario bastante bien, se ve que se han gastado dinero en la producción.

  2. Dingo 5 enero, 2018 at 21:46 Responder

    Se me había olvidado añadir lo absurdo que me parece el título. Se empeñan a lo largo de todo el film en convertir a la canica en hilo conductor de la historia y, en realidad, no tiene ningún peso en la misma.

  3. Jordi Borràs Gelonch 5 octubre, 2019 at 04:43 Responder

    Nada más leer el primer párrafo de esta crítica, me doy cuenta de la flamboyante necesidad que tienen algunos periodicuchos de querer llamar la atención con una descarnada retahíla que no hace más que expresar su enfado con el mundo. Por desgracia, o suerte, esta película narra por enésima vez, el horror que negó el derecho de muchas personas a ser felices, a desarrollarse, a ser gente entre la gente… en definitiva, a vivir. Solo con el subtítulo, ya me he dado cuenta de que hay que ser muy cauteloso a la hora de seleccionar lo que se lee en las redes. Incluso bajo esa apariencia de seriedad que puede presentar un periódico (y yo soy periodista). El que ha escrito esa crítica, debió de tener una infancia no muy dichosa… y seguramente un desengaño amoroso bastante temprano. Qué pena.

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