Whiplash (2014): el coraje de la música

Whiplash es un homenaje al triunfo personal gracias a la perseverancia y el sacrificio, lleno de dolor, gusto y superioridad.




Suspenso y adrenalina

Escrita y dirigida por el joven Damien Chazelle, Whiplash es un film con onda de Jazz, que ha dejado atónitos y entusiastas a cientos de espectadores y festivales alrededor del mundo. Es, sin lugar a dudas, un film tenso y trágico que anuda el drama intimista y el suspenso con ritmos acompasados y desenfrenados. Las actuaciones son relevantes y sorprendentes, sobre todo la interpretación del maestro Terrence Fletcher, en manos de J.K. Simmons, ganador del Oscar y de múltiples premios por este papel. Llena de presencia, carácter y dominio al personaje y la película.

Un film tenso y trágico que anuda el drama intimista y el suspenso con ritmos acompasados y desenfrenados.

Este es un film que desborda la atención y los sentidos, aun cuando sea la sencilla historia de un joven baterista de Jazz, Andrew Neiman (Miles Teller), que acude a una de las mejores escuelas de música, donde se encuentra con un maestro sensible pero de un temible carácter. Como el maestro dentro de la trama, el film es sobrecogedor: pues es capaz de crear una impresión fuerte en el ánimo, generalmente por la sorpresa y el miedo (como emoción intensa e intensa sensación, provocada por la percepción de una amenaza, que generalmente es capaz de generar ansiedad y/o movimiento). De tal forma, es un largometraje capaz de crear tal suspenso y adrenalina, tensión y gloria como si fuese uno el mismo actor principal. 


Perseverancia y sacrificio

Whiplash destaca lo importante que es el sentido del riesgo en el artista, siempre entre la buena vida y la caída. Al igual que nos muestra lo excepcional y magistral, perfecto y relevante que es y puede ser una buena pieza musical, echa con maestría y entrega. El Jazz, creación alta y digna de ser escuchada y preservada, como se hace con las más altas composiciones, es una creación brillante que enlaza originalidad e improvisación, donde se puede apreciar a ese ser humano estimulante (más allá de sus desalentadores actos).

Como experiencia excepcional (aunque falte mucho para ello), Whiplash supone un vórtice que nos revela la capacidad o la potencia humana de poder ser grandiosos. Seguramente para muchos la película es una apología o justificación de la esclavitud y los métodos disciplinarios de enseñanza basados en la presión y el dolor (que lo tiene y mucho), pero más allá de ello la historia es una búsqueda personal y es allí donde se nos revela la principal pregunta ¿Qué hemos hecho cada uno por ser mejores? ¿Dónde queda nuestro coraje a la hora de hacer lo que nos gusta y ser el mejor aun cuando ello suponga cierto dolor? 

Para muchos, la película es una apología o justificación de la esclavitud y los métodos disciplinarios de enseñanza basados en la presión y el dolor.

Este film, que pretende mostrar lo riguroso que puede ser un arte auténtico, en este caso a partir de la búsqueda de la perfección rítmica e interpretativa, es un homenaje al triunfo personal gracias a la perseverancia y el sacrificio; a la voluntad, a las ganas y a la pasión, a la disciplina y el carácter cómo consecución del ser pleno, lleno de dolor, gusto y superioridad. Como metáfora y tragedia (mucha de la historia del jazz esta llena de ello), el film se centra en la capacidad de resistencia del cuerpo (y por qué no, del espíritu) y del talento, en donde el protagonista, así como el espectador, se ve dividido entre la presión y la valentía, la disciplina férrea y el gozo, dos partes casi en los límites de la decadencia y la gloria, pues cada espacio es un risco entre el abismo y la montaña.

Si bien históricamente a todo arte auténtico (que merezca este apelativo) se le atribuye uno u otro aspecto del coraje (como arrojo, intrepidez, valor, bravura, esfuerzo, valentía), parece prudente y oportuno (acertado) traer este concepto en relación con la música y el argumento de esta película.  En Whiplash podemos contar con una visión donde la música –que es a la vez protagonista– se pude percibir como un cuadro de exquisita finura y valor estético, pero con cierto estilo único, violento e irrigado de sutiles pero fuertes rasgaduras (tanto como ver un Pollock), que impresiona y cuestiona nuestros prejuicios artísticos y formas estéticas. Es casi una visión salpicada de fuertes imágenes, que de una u otra manera quiere causar cierto malestar, que más allá del tedio o el fastidio, pretende conceder un vértigo, como un vacío de sentido en nuestras propias vidas y que nos hace pensar los pasos de nuestra existencia.


La banda sonora y el Jazz

Desde un primer momento (incluso con el tráiler), el espectador se ve inmiscuido dentro de un ritmo precipitoso y escabroso (salvaje, vertical), siendo allí donde encontramos la principal virtud del film: la música. Toda Banda Sonora es un ente, un actor invisible dentro del argumento y la actuación de los otros. En este caso, contamos con unas piezas de percusión (al mejor estilo afro) rebosantes de armonía y cadencias, tan altas y estrepitosas, tan llenas de energía (además de las actuaciones y la sangre) que el espectador no tiene otra que dejarse llevar y no respirar, para experimentar finalmente un sobrecogimiento con el silencio antes de la última escena.

El divino Jazz invade como olas cada instante de tus músculos, de tu cuerpo, que se llena de éxtasis hasta que se desborda con la sorpresa final. Los músicos encargados de darle el ritmo impetuoso a esta obra visual con tintes autobiográficos son el joven Justin Hurwitz (quien ha trabajado para Los Simpson y otros programas de televisión) y Tim Simonec (compositor de banda). Hurwits, además de haber sido su compañero en Harvard, ya había trabajado con Chazelle en una primerísima obra también con estelas de jazz (Guy and Madeline on a park bench, 2009), pero es con esta última voraz cinta con la que los dos han alcanzado un importante reconocimiento. Esta es una banda que fusiona el jazz con un vértigo mental, tanto que su centro es una bomba de tiempo a través de un uso equilibrado de silencios y percusiones incesantes.

El divino Jazz invade como olas cada instante de tus músculos, de tu cuerpo, que se llena de éxtasis hasta que se desborda con la sorpresa final.

Con algunas piezas o estándares clásicos de las Big Band (en donde recaen las escenas más importantes del film), tales como “Caravan” de Duke Ellington y Juan Tizol,  “Whiplash” de Hank Levy y un jazz gratamente tradicional de la mano de Simonec (en piezas como “Too Hip to Retire” y  “Upswingin”), la banda sonora es en su mayoría escrita y dirigida por Hurwitz, donde resaltan temas como “Overture”,Fletcher’s Song in Club”, “No Two Words”, entre otras. Esta serie de composiciones dan resultado a un swing que se articula magistralmente con la imagen energética y neurótica en la dirección de Damien, que a su vez goza de una buena retentiva y vocabulario melódico gracias a su pasado como estudiante de música.


Una película excepcional

El sólo hecho de que nuestros corazones se muevan al ritmo de las batutas, nos dice que el director no se muestra sólo como cineasta, sino también como un orquestador del arte y el cuerpo. Junto al ambiente sobrio, el movimiento lento al principio se hace rápido pero cadencioso, lleno de chispazos que al final crearán una hoguera: iluminación. Quizás esta sea su única y más grande obra –que aun no se ve superada, ni por su colorido musical La La Land, donde cae en una sobrevaloración del jazz blanco– pero con este film Chazelle ha labrado su nombre con fuerza y determinación en los anales del buen cine.

Con este film, Chazelle ha labrado su nombre con fuerza y determinación en los anales del buen cine.

La fotografía, escenarios, color, planos, guión, son de algún modo sencillos pero cercanos al carácter dramático, melancólico, apasionado y mágico, que le da cierto poder a la imagen. Sin duda, es un film “electrizante, inspirador, emocionante, asombroso, provocativo, desgarrador, conmovedor, visceral, febril, absorbente, explosivo… Cautivador


Ficha de la película

País Estados Unidos
Dirección Damien Chazelle
Guion Damien Chazelle
Música Justin Hurwitz
Fotografía Sharone Meir
Reparto Miles Teller, J.K. Simmons, Melissa Benoist, Paul Reiser, Austin Stowell, Jayson Blair, Kavita Patil, Kofi Siriboe, Jesse Mitchell, Michael D. Cohen, Tian Wang, Jocelyn Ayanna, Tarik Lowe, Marcus Henderson, Keenan Henson
Género Drama
Duración 103 min.
Título original Whiplash


Trailer

Calificación7
7

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2 comments

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  1. Raúl Moreno 14 julio, 2020 at 18:44 Responder

    Whiplash sin duda es un portento de adrenalina pura y de mazazos contundentes. Ese final es simplemente antológico. En lo personal no la veo como una historia de superación y sacrificio, es una historia entre dos sociopatas (uno por el trato y el otro por pensar que se lo merece), una historia en donde se justifica los medios para llegar al fin. Sabemos que Andrew alcanza el máximo como artista con Fletcher, pero intuimos que será una persona despreciable como su mentor. De hecho son claras las muestras de su arrogancia con su novia, su familia y su papá. Los personajes de Chazelle, como los de La La Land, claramente entienden la grandeza a base de sus logros profesionales y no personales, para mi se vuelven bastante patéticos. Ese sacrificio no va en pos de ser mejores personas sino mejores artistas. Es un dilema muy complejo y es notable como Chazelle nos sumerge en esa reflexión e intuyo que son cartas de justificación y perdón por sus propios actos.

    • Carlos Avellaneda 15 julio, 2020 at 23:41 Responder

      Coincido en parte con lo que dices… Aun cuando creería que Andrew no llega a ser como su maestro (y sus actitudes de arrogancia hacia los otros fueron producto del momento)… Me parece que llega a encontrarse al final un equilibrio entre el dolor y la gloria, donde cada uno se dan cuenta del poder y la desgracia de cada uno… Considero a la vez (aun cuando no lo escribí, lo que es una falla) que gran parte del film también se refiere a los obstáculos que la vida nos impone y está en nosotros surcarlos con arrojo y desafío y salir avante (bueno algo así): «todo sirve nada se pierde uno los trasforma a su favor»… La realidad no es una perita en dulce… Por otro lado creo que también lo que se muestra (si) son esos logros artísticos por sobre los personales: lo que podemos encontrar en mucho de la historia del mejor jazz… Quizás con algunas excepciones como John Coltrane que supo equilibrar las dos… Bueno eso es lo que pienso… Gracias por su comentario !

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