Ciudades de papel (2015), de Jake Schreier – Crítica

Ciudades de papel

Paper Twons’ es el segundo largometraje de Jake Schreier. Un año antes de que llegara la película –entretenida y bien contada, vaya eso por delante– ya había llamado la atención de la crítica literaria la novela del mismo título firmada por John Green publicada en inglés en 2008. ¿El título? ‘Ciudades de papel’ alude a ciudades inexistentes inventadas por los cartógrafos para preservar el copyright ante posibles copias de sus trabajos y de cara a eventuales demandas judiciales. Schreier leyó la novela, le gustó y la Fox le encargó dirigir su adaptación cinematográfica (con alguna que otra sorpresa sobre el texto original).

Hasta ese momento, Schreier, era un director joven que había dejado muy buen recuerdo con su fábula ‘Un amigo para Frank’ (2012), acaso una de las mejores interpretaciones que haya protagonizado Frank Langella en su dilatada carrera cinematográfica. Desde entonces Schreier, habituado a dirigir cortos, vídeos musicales y comerciales, no había repetido con un largometraje y subsistía la duda de si aquella encantadora película había sido un éxito casual o si el director tenía “madera” para revalidarlo. Y la tiene. ‘Ciudades de papel’ lo ha dejado patente. Ambas películas son comedias con un poso de dramatismo y es, como mínimo, curioso que la pareja protagonista de la primera cinta fuera un anciano y su robot y la de esta que nos llega ahora, una pareja de jóvenes. En ambos casos, Schreier trenza cintas conmovedoras y vitales.

Para entender el escenario en el que se desarrolla ‘Ciudades de papel’ sería conveniente ver antes el documental ‘The end of Suburbia’ (2004) filmado por Gregory Greene y producido en Canadá. En la jerga norteamericana se entiende por “suburbia” a todo el enjambre de urbanizaciones, distantes del centro de las grandes ciudades, que se construyeron después de la Segunda Guerra Mundial y cuyos chalets se entregaron a los veteranos que regresaban del conflicto. A partir de entonces proliferaron este tipo de urbanizaciones hasta ser consustanciales al sueño americano… hasta que se dispararon los precios de la gasolina. El tema central de la película es, precisamente, el de un joven habitante de “suburbia”, hijo de ese diseño de ciudad que encarna el sueño americano.

No es la primera vez que el cine americano trata el tema de “suburbia”. A parte del documental citado, películas como ‘Glengarry Glen Ross’ (1992) o ‘Two Jackes’ (1990) que contaron respectivamente con las actuaciones de Jack Lemon y de Jack Nicholson, registran una trama sobre el trasfondo de “suburbia”. Igualmente, ‘Los Goonies’ (1995) sería la traslación en versión juvenil. Incluso el cine punk (o presunto tal) nos ofreció una película en la que se empezaba a intuir la degradación de la vida en estas zonas (‘Suburbia’, 1984).

Estas zonas de confort permiten singularmente las aventuras y el amor. Existe cierta imposibilidad por parte de los padres para controlar y mantener atados a sus hijos; sus relaciones con ellos apenas se limitan a desayunar cereales y llevarles al colegio. Más allá de esto, los padres lo ignoran todo de sus hijos, los ven seguros en el entorno de “suburbia”; allí están libres de todo mal. La película narra la vida de un joven atraído por otra chica de su edad; ella es rutilante, cautivadora, ejerce para él el papel de “dama iniciática” que le impulsa a salir de su zona de confort y a descubrirle que él es un Ninja… tan fuerte ante la vida como el acero de una espada, aunque esté rodeado de personas instaladas en el caos. El papel está interpretado por Cara Delevingne, cuyo rostro tendremos que acostumbrarnos a ver en los próximos años como “chica de moda”. En la película, la Delevingne es una verdadera “reina abeja” de su high school.

Su réplica masculina la asume Nat Wolff cuya filmografía hasta ahora abarca una decena de títulos en papeles secundarios (el primero cuando aún no había cumplido los diez años). Esta es su primera película como protagonista. Al igual que su compañera de reparto, a poco que sepan elegir los títulos y que no pasen al “lado oscuro” que ha frustrado tantas carreras en Hollywood, son actores llamados a destacar en los próximos años, especialmente ella.

El escritor John Green intentó transmitirnos algo que Schreier ha logrado que prevaleciera en la elaboración del guión: la sensación de que, contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar, los habitantes de “suburbia”, lejos de ser simples y sencillos, naturales y cómodos, como los paisajes en los que viven, son, por el contrario, inusualmente complicados y retorcidos. El protagonista masculino se obsesiona con la búsqueda de la mujer; se ve abandonado por los cinco amigos (el número cinco parece un número que reaparece insistentemente en novelas y películas de este tipo: véase ‘Las aventuras de Los Cinco’ (2013), sin olvidar que cinco son también los Goonies que cuentan), se ve incomprendido por los que formaban parte de su entorno. Lo que ocurre cuando encuentra a la mujer (y cómo la encuentra) pertenece al secreto de esta película que esta crítica está obligada a no revelar.

El tránsito de la adolescencia a la madurez siempre deja un sabor bittersweet, agriculce. Todos hemos experimentado esta sensación en la primera parte de nuestra vida. Cualquier cambio de estado, como el pasar de gusano a mariposa, no puede hacerse sin un fuerte choque emocional, una crisis. Tal es el camino por el que todos tenemos que pasar. Por eso, seguramente, esta película nos parece tan próxima y genera un eco en nuestro interior que muchos espectadores serán capaces de percibir.

La película no es recomendable para los amantes de las emociones fuertes y de los efectos especiales. Es tranquila, relajada, con golpes de humor, fluye sin prisas a un ritmo que la hace extremadamente agradable de ver. La fotografía de David Lanzenberg buena. El casting perfecto (ya hemos dicho que ambos actores principales darán que hablar en los próximos años). La música, correcta, aunque sin conseguir que salgamos recordando algún estribillo.

Sé que algunos espectadores son reacios a ver una película que venga de los Estados Unidos y trate de adolescentes. Demasiadas películas de jóvenes en high-schools a punto de graduarse o de universitarios desmadrados bañados en vulgaridad, demasiadas películas juveniles de vampiros y demasiadas películas de adolescentes que se limitan a cuatro gamberradas, cinco chistes chabacanos, y unos argumentos clónicos, verdaderas incitaciones a desertar de las salas de proyección… al menos por lo que se refiere a públicos exigentes.

Esta película es diferente: el espectador extrae de ella enseñanzas y conclusiones (como controlar las obsesiones y la necesidad a veces de dar un paso atrás para contemplar nuevas posibilidades). El argumento no sitúa su eje en lo tosco, pedestre o grosero, sino en la energía de la amistad y en la comprensión de cómo enfrentarse al cambio de estado de la adolescencia a la madurez. La graduación y el baile de graduación es ese corte existencial que marca un antes y un después en la vida de un joven.

Ciudades de papel

Sinopsis Quentin es un joven con mala suerte en el amor que, una noche, se topa con su legendaria, inalcanzable y enigmática vecina Margo Roth Spiegelman en la ventana de su cuarto… ¡Disfrazada de ninja! Por si no fuera suficiente, su antigua amiga le convence para una difícil misión: vengarse de todos aquellos que le han hecho daño. Al día siguiente, con Margo desaparecida, Quentin se ve obligado a digerir lo sucedido y empieza a buscar pistas sobre ella.
País Estados Unidos
Director Jake Schreier
Guión Scott Neustadter, Michael H. Weber (Novela: John Green)
Música Ryan Lott
Fotografía David Lanzenberg
Reparto Nat Wolff, Cara Delevingne, Halston Sage, Austin Abrams, Jaz Sinclair, Meg Crosbie, Tom Hillmann, Justice Smith, Griffin Freeman, Tom Hillmann, Robert Crayton, Drew Matthews, Robert Crayton, Josiah Cerio
Productora Fox 2000 Pictures / Temple Hill Entertainment
Género Drama
Duración 109 min.
Título original Paper Towns
Estreno 07/08/2015

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Calificación7
7

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Amor DiBó

Trabaja en el mundo editorial, y le gusta la arquitectura, viajar, el cine, la robótica-nanotecnología, hacer tortilla de patata, el té y la buena educación.

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