«Mi amor resulta salvable como ejercicio antropológico de las dinámicas del amor cuando éste se encarna en personas tan distintas.»

Ya de entrada, debo decir que Mi amor, dirigida por Maïwenn Le Besco, con Vincent Cassel y Emmanuelle Bercot como protagonistas principales, me hizo cambiar de opinión no sólo durante la proyección sino después, al salir. Y luego, también. Y más tarde. E incluso, ahora, pasados unos días, mientras escribo, reflexiono en torno a una idea: ¿es posible conciliar la bondad de una idea con la bondad del producto que la expresa?

Aunque se podría formular para cualquier otra película u obra de arte, la pregunta que acabo de proponer me ha resultado especialmente adecuada para Mi amor. Vayamos por partes.

¿Recuerdan el cuento de la ranita y el escorpión?
Érase una vez un escorpión que estaba situado en la orilla de un río. Quería pasar al otro lado. En estas ve que hay una ranita, a la cual le pide que le ayude a pasar montándose en sus lomos. La ranita le contesta que no, que ya se sabe lo que pasa, que le clavará y morirán ambos. Sin embargo, aún con ello, el escorpión le promete que no hará de eso. La ranita, habiendo escuchado, finalmente accede. Sin embargo, a media travesía, el escorpión le clava el aguijón. La ranita, antes de morir ambos, le dice al escorpión: ¿pero no habíamos quedado que no harías nada?, a lo que el escorpión responde lo siento, pero es que yo soy así.

Pues bien, Mi amor va de ello, de la imposibilidad de que una persona deje de ser ella misma. Bien, de hecho es la historia de dos personas que inician una relación: una, ella, que espera que él cambie y deje de ser como habitualmente actúa; y él, que no encuentra que seguir siendo como es suponga crimen alguno. Debo decir que él, el personaje que protagoniza Vincent Cassel, lleva un apellido ruso, lo cual puede ser una declaración, un guiño, una pista o nada, según el espectador. Creo, sin embargo, que no es casual este dato.

Vuelvo a él y a ella. Él es un hombre de negocios acostumbrado a ser leal a sí mismo, que sigue interactuando con sus antiguas parejas procurando que no les falte de nada. Y ella, pensando en que el amor lo puede transformar todo, espera que él cambie, lo cual no ocurre. Por tanto, vemos a nuestra protagonista debatirse en torno a esta cuestión. Finalmente vemos, ya muy al final de la película, que es ella la que acaba transformándose.

Posibles pegas. Encontré Mi amor un punto exagerada, precipitada en según qué momentos, histriónica. De ahí que yo me pregunte si se podía haber explicado esta historia con un estilo más ponderado y sin tanta parafernalia. Sin embargo, el estilo aplicado por la directora es cosa de gustos, de los de ella y de los del espectador.
Una de las cosas que me predispuso en contra fue justo al principio, cuando ella, tras haber sufrido un accidente, se encuentra en la consulta de una terapeuta que le hace cuestionar acerca de sí misma según el estilo de los manuales de autoayuda. Este hecho me predispuso en contra de la película y, sin embargo, fui cambiando mi percepción según transcurría el metraje. De ahí que me vuelva a preguntar si es posible explicar una historia, que cuenta con un guión interesante y unas interpretaciones más que notables, de una manera en la que no se recurriese a tal cantidad de tópicos.

De todos modos, la película me resulta salvable como ejercicio antropológico de las dinámicas del amor cuando éste se encarna en personas tan distintas en cuanto a sus escalas de valores respectiva.

La conclusión a la que llego es que el histrionismo que salpica la película bien podría ser el histrionismo de la institución matrimonial o de pareja propia de los tiempos que corren. En este sentido, Mi amor bien puede estar reflejando el espíritu de una época.

Otro detalle a destacar guarda relación con el retrato psicológico de la pareja protagonista. Es posible que la exageración que Maïwenn Le Besco les imprime sea necesaria para explicar el choque entre esas escalas de valores. Sin embargo, me pregunto yo si no hubiera sido posible transmitir dicho mensaje sin tanta exageración.

Sinopsis La historia sigue a Tony, quien está ingresada en un centro de rehabilitación después de una grave caída esquiando. Dependiente del personal médico y los analgésicos, se toma el tiempo necesario para recordar una tumultuosa historia con Georgio. ¿Por qué se han querido? ¿quién es realmente el hombre al que amaba? ¿cómo fue capaz de someterse a una pasión tan sofocante como destructiva? Tony inicia ahora una difícil reconstrucción, un trabajo corporal que quizá le permita romper permanentemente con todo.
País Francia
Director Maïwenn Le Besco
Guión Etienne Comar, Maïwenn Le Besco
Fotografía Claire Mathon
Reparto Vincent Cassel, Emmanuelle Bercot, Louis Garrel, Isild Le Besco, Chrystèle Saint Louis Augustin, Patrick Raynal, Yann Goven, Paul Hamy, Djemel Barek, Slim El Hedli, Lionnel Desruelles, Laetitia Dosch, Félix Bossuet, Giovanni Pucci, Michael Evans, Vincent Nemeth
Productora France 2 Cinéma
Género Drama
Duración 130 min.
Título original Mon roi
Estreno 15/04/2016

Trailer