«Mávhalátur es una comedia inspirada en la mitología escandinava que desea evocar al cine negro estadounidense»
El sábado 21 de octubre se proyectó en el cine Broadway Mávahlátur -The Seagull’s Laughter-. Islandia es el país invitado en la 62 Semana Internacional de Cine de Valaldolid, por ello se proyectan 17 títulos islandeses este año.
Mávhalátur es una comedia inspirada en la mitología escandinava, desea evocar al cine negro estadounidense y está ambientada en los años 50 de posguerra. Representa una leyenda islandesa, adaptada a partir de la novela popular de Kristin Marja Baldursdottir. Es un trabajo elegante, liviano y entretenido, con entremeses de oscuridad y misterio que contrastan con el hilo y que divierten por estar teñidos de humor. Ese humor propio de las mujeres islandesas merece ser redescubierto, sobre todo destaca en las mujeres más maduras, que conforman un engranaje irreemplazable en esta película y en la propia sociedad. Al ser pueblos mayormente pesqueros, la figura matriarcal es insustituible pues los hombres pasan largas temporadas lejos de sus familias.
Destacan los paisajes islandeses sin árboles, lleno de rocas volcánicas y nieve, estos decorados primitivos que reprodujeron a la diosa Freyja siglos atrás. La diosa del amor en la mitología nórdica aparece en Mávhalátur con su glamoroso vestido de cóctel, un cuerpo con forma de reloj de arena más allá del 90-60-90 y un largo pelo castaño. Freyja es un personaje heredado del cine negro –por mencionar algunas de las facetas a las que hace alusión podemos recordar a Bárbara Stanwick en Perdición o a Lara Turner en El cartero siempre llama dos veces, sin olvidar la frialdad de Gene Tierney en Laura, el genio de Ava Gardner en Forajidos o la astucia de Rita Hayworth en La dama de Shanghái-. Es la envidia de todo el pueblo, y de las mujeres en especial. Como en muchas comedias escandinavas, se trata de una batalla discreta de sexos; siendo las mujeres locales tradicionalmente pasivas y reconducidas hacia el poder por parte de la indomable protagonista. Mientras que los hombres son reducidos a ser fácilmente manipulables. Freyja es interpretada por Margrét Vilhjálmsdóttir, ganadora del Premio Shooting Stars en la Berlinale de 2002. Otra de las heroínas de la filmografía es Agga, somos testigos de su paso de niña a mujer, reducida a despreciar primeramente la manipulación de Freyja para ser aprendiz de femme fatale al final de la película.