Maestro Ozu: de ‘Cuentos de Tokio’ a ‘Tarde de Otoño’

Cuentos de Tokio fue elegida como la mejor película de todos los tiempos, según la votación de los directores internacionales más influyentes, y la tercera en la elección de los críticos. Después de ver su filmografía, no es la única obra del Maestro cuyo recuerdo permanece imborrable en nuestra retina.

Aprovechando que este año 2020 se celebrarán los JJ.OO. en Japón, queremos recordar a uno de los más grandes maestros de todos los tiempos: Yasujiro Ozu. La prestigiosa revista británica dedicada al mundo del cine y la imagen Sight and Sound, publicó una lista realizada por el British Film Institute en 2012, en la que la película CUENTOS DE TOKIO fue elegida como la mejor película de todos los tiempos, según la votación de los directores internacionales más influyentes, y la tercera en la elección de los críticos. Solo diré que, después de ver su filmografía, no es la única obra del Maestro cuyo recuerdo permanece imborrable en nuestra retina.

Uno de los mayores placeres para un cinéfilo es poder dedicar unas vacaciones a ver una filmografía por orden de realización, lo más completa posible que permita la edición de sus películas, acompañando el visionado con la lectura de alguna publicación que profundice en su obra. Es lo que pude hacer el verano de 2008 y espero repetir en el futuro. Ver los films de Yasujiro Ozu es uno de los mayores placeres que me ha regalado el cine.

Cuentos de Tokio

Cuando en los años 90 vivía en San Sebastián, trabé amistad con el que por entonces era Director de la programación del ciclo de cine NOSFERATU en el Teatro Principal, que compaginaba con otro trabajo de carácter administrativo con el que realmente se ganaba la vida. En una de nuestras conversaciones, le comenté mi admiración por la obra de Yasujiro Ozu, que por aquella época había visto de forma incompleta y desordenada, y lo que me alegraría poder verla en mejores circunstancias. Me contó entonces que él llevaba varios años detrás de poder dedicar un año de la programación de la sala a proyectar un ciclo con sus películas, con copias nuevas y acompañada de la publicación de un número especial de la revista que publicaba cada año, también de nombre NOSFERATU, dedicada al director japonés, con numerosas colaboraciones de análisis de su obra. Y al final, en el año 1998 lo consiguió. Poco antes, me había transmitido que los de la organización del Festival de Cine le habían ofrecido incorporarse a su equipo de trabajo, lo que le obligaría a dedicarse a tiempo completo y a replantearse su vida profesional. Así lo hizo y hoy en día es el actual director del Festival Internacional de Cine de San Sebastian, José Luis Rebordinos, al que desde aquí le mando un fuerte abrazo y le deseo el mayor de los éxitos y que continúe con la gran labor que ha venido desempeñando al frente del Festival.

Sus historias, aunque siempre contenidas en la forma, nos ofrecen un mundo de pasiones que no se muestran en la superficie de los personajes pero que afecta profundamente a su comportamiento.

Ozu, admirador confeso de Lubitsch, Chaplin, Ophüls, Capra y del cine de Estados Unidos en general, nos ofrece sin embargo un estilo diferente, depurado y tranquilo en la forma, donde destaca su personal colocación de la cámara a la altura de los ojos de los personajes, sentados en el suelo a la manera tradicional en oriente, no sólo en Japón, manteniendo esta perspectiva incluso en largos planos secuencia, en los cuales los personajes se mueven libremente por el encuadre. Lo que Max Tessier llamó El Ángulo del Escriba, y Antonio Santos La Escritura sobre el Tatami. Esto ofrece a los actores la oportunidad de expresarse con sus gestos y su rostro, por lo que la confianza del director en ellos debe ser plena, ya que en buena medida descansa sobre ellos la transmisión de lo que el director quiere decir. Pero también deja al espectador que recorra la imagen con su mirada libremente, fijándose en los numerosos detalles que componen el encuadre, lo que termina por ofrecer un placer estético de excepcional belleza y de una extraordinaria delicadeza. Por eso, acabó contando con algunos actores en numerosas ocasiones como Setsuko Hara y Chishu Ryu, la primera en el repetido e inolvidable papel de Noriko y su famosa Trilogía. Otra de sus características, son los llamados Planos Vacíos, en los que en apariencia son una sucesión de imágenes en las que no ocurre nada significativo, pero que a modo de puntuación ayudan a la transición de las secuencias, resultado de un trabajo de montaje de hierro aunque por su fluidez no lo parezca, y que acaban por dotar a la película de un ritmo singular en los que el tiempo y el espacio adquieren una dimensión singular aportando a la obra una extraordinaria belleza, y que han sido objeto de numerosos trabajos de análisis.

Crepúsculo de Tokio

Pero junto al estilo fílmico de Ozu, no menos importante es el argumento, ya que en numerosas ocasiones es uno de los guionistas, sino el único. Sus historias, aunque siempre contenidas en la forma, nos ofrecen un mundo de pasiones que no se muestran en la superficie de los personajes pero que afecta profundamente a su comportamiento. Siempre se manifestó admirador de autores como Junichiro Tanizaki y Rionosuke Akutagawa.

En cuanto a las lecturas se puede empezar por el número doble de la revista Nosferatu 25-26, dedicada al director japonés y que José Luis Garci recomendó durante la proyección de una de sus películas en uno de los programas de la serie QUE GRANDE ES EL CINE que emitía TVE. Para los poco iniciados es una opción muy interesante, ya que el texto es breve en la extensión pero profundo en el análisis, y permite a los que deseen ampliar su conocimiento del director japonés pasar a textos de más calado, como el muy recomendable libro de Antonio Santos en la Editorial Cátedra. Un texto extraordinariamente completo de casi 600 páginas, obligado para todo el que quiera profundizar en la obra de Ozu, que acertadamente subtitula ELOGIO DEL SILENCIO. La visión de su obra, nos permite acercarnos aunque solo sea un poco, a la compleja alma oriental y en particular a la japonesa.

Ozu, admirador confeso de Lubitsch, Chaplin, Ophüls, Capra y del cine de Estados Unidos en general, nos ofrece sin embargo un estilo diferente, depurado y tranquilo en la forma.

Las películas de Ozu son relativamente fáciles de encontrar, ya sea en DVD, Blu-Ray o en internet. No es tan fácil como con las producciones estadounidenses, ni tan difícil como algunas europeas, pero afortunadamente sus obras se han editado en los últimos años y habría que destacar la labor de FILMAX y DeAPlaneta que han publicado lo más singular de su filmografía y ACONTRACORRIENTE FILMS, que con ocasión del 110º Aniversario del nacimiento del director en 2013 editó en formato BLU-RAY y DVD un nuevo máster restaurado en alta definición, a partir del negativo original de Cuentos de Tokio.

Los que hemos tenido la suerte de ver su filmografía, sabemos el disfrute y el placer estético que nos ofrece en cada título y en FILMIN ofrecen nueve de sus grandes obras como Flores de Equinocio (1958), Otoño Tardío (1960), y por supuesto la serie dedicada a Noriko, Primavera Tardía (1949), Principios de Verano (1951) y la última de la trilogía, Cuentos de Tokio (1953), que personalmente y por su sólido conjunto podríamos llamar la Balada de Noriko, que nos ofrecen un bocado exquisito para comenzar. Después tendríamos la delicada El sabor del sake (1962), Crepúsculo de Tokio (1957), las dedicadas al mundo de la infancia como He nacido, pero (1932) y Buenos días (1959). Para entonces ya tendremos el paladar preparado para disfrutar de dos de sus grandes obras, Las Hermanas Munekata (1950) y Tarde de Otoño (1962) su última obra.

Tarde de Otoño
Etiquetas Cine Clásico

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Chusé Inazio Felices

Fundador en su juventud, en la Zaragoza de los años 80 junto a otros apasionados del cine, de la Cooperativa Cinezeta, con la cual dio sus primeros pasos en el mundo del Súper 8, ha mantenido siempre un profundo interés por el mundo cinematográfico que, entre otras cosas, se ha puesto de manifiesto en sus escritos para la prensa a través de sus colaboraciones para El Siete de Aragón creando la sección Cuadernos desde el Guadarrama y posteriormente, en la publicación de su libro Aragón desde el Guadarrama (1993), en el que podemos leer artículos como Mujeres, Guiones y Cintas de Video o Aragoneses de Cine, donde da muestra de su cinefilia. Partidario de la máxima de su compatriota Baltasar Gracián, siempre se ha propuesto escribir críticas breves pero concisas y rigurosas a tono con los tiempos que vivimos y la falta de tiempo que nos abruma. Interesado por un cine diferente, ya sea de otros países o culturas, el anime y por supuesto el cine negro y el clásico.

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