viernes, 26 julio, 2024
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Sauvage (2018), de Camille Vidal-Naquet – Crítica

Sauvage (2018), de Camille Vidal-Naquet

Lo salvaje en Sauvage, no es la prostitución en sí misma, sino las condiciones en que Léo decide ejercerla, sin más límite que la enfermedad o la muerte.

Sauvage, de Camille Vidal-Naquet, centrifuga desde la visita médica de la primera secuencia y continúa haciéndolo hasta el último hálito de la  película. La vida gira a miles de revoluciones por minuto, no nos permite discutir siquiera los diferentes puntos de vista. Así aparecen los prejuicios en temas como la homosexualidad masculina, prostituida o no.

Porque las elecciones de estos ragazzi di vita no suelen ser evidentes, ni venir establecidas por códigos usuales, mucho menos preestablecidos. Tan es así que esa libertad aparente y aplastante en la que se mueven, les centrifuga también a ellos mismos, con lo que el ensueño de libre elección en que podrían pensarse, se ciñe al acero oxidable del tambor de una moderna lavadora que todo lo engulle y todo lo lava, centrifuga y seca.  

Podríamos entender al protagonista de Sauvage como un ciudadano más, con su trabajo por servicios a cualquier hora del día o de la noche y una vida ajetreada con muy poco espacio para el descanso. Sin embargo, no lo es, y no serlo es su elección de vida: ser un ragazzi di vita, tal y como los narró Pier Paolo Pasolini en su novela y en su cinematografía.

Accattone es la película que viene primero a la cabeza al contemplar lo salvaje de Sauvage, porque bebe de ella y permanece en tu cabeza, por las elecciones que, libre o no, toma el personaje que interpreta Félix Máritaud. Lo salvaje aquí, no es la prostitución masculina en sí misma, sino las condiciones en que Léo decide ejercerla, sin más límite que la enfermedad o la muerte. No se nos explican motivos ni razones, desde el inicio Léo ha optado por ser lo que es y vivirlo en plenas facultades, sin límite alguno y sin cuartel. Vive en la calle, se vende o alquila en la calle, duerme lo que puede en la calle y se alimenta de lo que hábilmente hurta o encuentra en la calle.  

Accattone, de Pasolini, es la película que viene primero a la cabeza al contemplar lo salvaje de Sauvage.

Camille Vidal-Naquet, te lleva a la primera centrifugación en la primera secuencia, y el resto surge como gotas del grifo que pierde agua o la primera ducha del día. Hay sonrisas estupefactas hasta en los párpados de Léo y sus compañeros de viaje. Los géneros que normalmente identifican y catalogan por sexos, se pierden de vista casi desde el inicio, porque el género no deja de ser una construcción o un constructo cultural, al que preferimos agarrarnos por más que queme, puesto que suponemos que siempre quemará menos que la diferenciación artificial y artificiosa con la que preferimos vivir.   

Diversos artículos y entrevistas dicen que Léo anda buscando el amor, pero dudo si es así como dicen o, si por el contrario, va buscando la muerte. Es Léo y somos todos, porque el sentido y el objeto de nuestro deseo es oscuro, es ambiguo y contradictorio; es la dirección en que avanzamos y la contraria; es lo que queremos y lo que odiamos y, normalmente, amor y muerte, tienden a darse la mano; es pasear juntos por suelo firme con vistas y miradores hacia los abismos dónde nos perdemos y tal vez, nos encontramos.


Sinopsis Léo tiene 22 años y vende su cuerpo por un poco de dinero. Los hombres van y vienen, y él se encuentra a sí mismo buscando el afecto en cualquier lugar.
País Francia
Dirección Camille Vidal-Naquet
Guion Camille Vidal-Naquet
Música Romain Trouillet
Fotografía Jacques Girault
Reparto Félix Maritaud, Eric Bernard, Nicolas Dibla, Philippe Ohrel, Marie Seux, Lucas Bléger, Camille Müller, Jean-Pierre Baste
Género Drama
Duración 97 min.
Título original Sauvage
Estreno 14/06/2019

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1 COMENTARIO

  1. Tienes razón IGNACIO CASTRESANA. Y aunque soy de los que piensa que Léo busca desesperadamente apoyo y amor y a la vez reconozco que la frontera entre amor (eros) y thanatos es tan débil que desde el primero podemos llegar al segundo en un tris tras. Podríamos imaginar otro final para la película, en la que, en vez de rechazar al hombre al que antes había dicho que es viejo y no le gusta y, para ser honesto consigo mismo, prefiere alejarse. Léo se hubiese encontrado con un hombre que sí le gustara mucho. Podría amar y llegar al sumum del Eros hasta sentir dolor y acercarse a la muerte. Pero no fue eso lo que nos contaron. Quiso ser feliz, quiso probar, se dejó cuidar por aquel hombre que a él le parecía viejo y feo, pero no pudo lograrlo.
    Me parece muy simbólico que lo ultimo que hace Léo en el filme es dejarse caer y quedar abrazándose en forma fetal. Un saludo.

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