El Club de la lucha según Nietzsche

El Club De La Lucha es un canto a la libertad del ser humano. Está claramente influenciada por Así Habló Zaratustra, uno de los libros más importantes de Nietzsche.




Así Habló Zaratustra

El Club De La Lucha (Fight Club, 1999) es considerada una película de culto. Basada en el libro que lleva su mismo nombre, debe parte de su éxito al amplio contenido filosófico que rezuma, especialmente en cuanto al pensamiento de Friedrich Nietzsche se refiere.

El Club De La Lucha está claramente influenciada por Así Habló Zaratustra, uno de los libros más importantes de Nietzsche.

Para expresarme con total libertad, hablaré con spoilers. Y una vez dicho esto, trataré como “narrador” al personaje de Edward Norton.

El Club De La Lucha está claramente influenciada por Así Habló Zaratustra, uno de los libros más importantes de Nietzsche. Se trata de una de las obras principales del pensador alemán. En ella, se aglutinan las ideas más importantes sobre las que se asienta su trabajo. Entre otras cosas, la necesidad de una serie de transformaciones del espíritu para la metamorfosis del hombre en superhombre.

«Únicamente cuando se pierde todo somos libres para actuar.»


I. El camello

En el inicio, nos encontramos a un narrador (Edward Norton) triste y pesimista, rasgos que terminan por producir un estado de vacío existencial e infelicidad. Su negatividad es tal que puede influir en el estado anímico del espectador.

Se halla esclavizado por la rutina y el consumismo. La necesidad de poseer bienes materiales y sentirse aceptado por la sociedad logra apoderarse de él y corromper su espíritu, encarnando un ejemplo claro de lo que para Nietzsche es un hombre débil: un hombre moldeado por lo mundano y por la sociedad, por la moral de rebaño. Con la carga de dicha monotonía, se levanta cada día para ir al trabajo y poder costearse los bienes materiales.

El narrador se postra a merced de una sociedad capitalista que le hace ser prisionero del sistema, cárcel de sí mismo y verdugo de su propio espíritu. Hasta que conoce a Tyler Durden…

En Así Habló Zaratustra, este cuadro se corresponde con la imagen del camello, dócil y abnegado, el cual necesita un dueño que le dicte su deber. Para el camello, renunciar a sus deseos y llevar una carga de manera voluntaria es una muestra de fortaleza. Sin embargo, no respetar la propia voluntad es para Nietzche un síntoma de debilidad e hipocresía.

Análogamente, el narrador detesta su trabajo y se siente vacío y solitario, incluso alcanzando las metas que él mismo se autoimpuso. Se postra a merced de una sociedad capitalista que le hace ser prisionero del sistema, cárcel de sí mismo y verdugo de su propio espíritu. Hasta que conoce a Tyler Durden…

“Lo que posees, acabará poseyéndote.”


II. El león

Lo más lógico es llegar a la conclusión de que Tyler Durden aterriza en la historia como producto de una esquizofrenia del narrador. Sin embargo, ahondando en la filosofía de Nietzsche se puede llegar a la conclusión de que Tyler juega otro papel: también es el espíritu indómito del león, fruto de la primera transformación del espíritu.

De esta manera, Tyler podría ser la reencarnación del mismo Nietzsche que ha vuelto para corregir y enderezar al narrador.

La primera transformación, de camello a león, comienza cuando el narrador y Tyler Durden fundan El club de la lucha. Con pequeñas pero incesantes lecciones conceptuales, Tyler lo “disciplina” y lo va transformando poco a poco. Le muestra el único sentido de la vida: la muerte.

Además, Nietzsche pensaba en la religión como un cáncer de la sociedad occidental. Atacaba la idea de que lo valioso es extrínseco al ser humano, así como la existencia de un ser superior al que rendir pleitesía y obediencia, pues este eliminaría la grandeza y capacidad del hombre. La escena en la que Tyler Durden le quema la mano al narrador niega el valor de la religión y ensalza la capacidad del hombre en solitario.

Poco a poco, el “yo debo” del primer estado del espíritu entra en confrontación con el “yo quiero” del segundo estado. Al final, los anticuados y erróneos ideales de vida que pisotean la voluntad del narrador son destruidos y sustituidos por otros nuevos, implantados por Durden a través de lecciones y demostraciones. El estado de sumisión torna en un sentimiento de fuerza y rabia errática que suprime la voluntad de someterse a cualquier autoridad que no sea él mismo, habiendo concluido satisfactoriamente la primera transformación.

“Salí de allí con la cabeza bien alta, sí, son señales de combatir. Sí, ahora me siento cómodo, al fin he visto la luz.”

“Primero has de aprender a no tener miedo y saber que algún día morirás. Enhorabuena, estás a un paso de tocar fondo.”


III. El niño

Sin embargo, por muy nihilista que parezca el león, es incapaz de engendrar valores que lo representen y guíen. Es necesaria una última transformación: el niño. Creativo, imaginativo y libre.

La escena final es un reflejo de esta transformación: Tyler ha desaparecido porque ya no se le necesita, el narrador ya es superhombre. Los edificios derrumbándose constituyen una analogía de la destrucción de los valores que representan, y dejan un lienzo en blanco listo para que el niño dibuje en él. Ahora el niño tiene el pincel en la mano y tiene el poder de crear lo que desee.

El león es incapaz de engendrar valores que lo representen y guíen. Es necesaria una última transformación: el niño. Creativo, imaginativo y libre.

El momento en que la pistola cambia a la mano del narrador vaticina el principio del final: la metamorfosis ha finalizado, ahora él es el dueño libre, creador de su propia realidad.

El club de la lucha es un canto a la libertad del ser humano. Los miembros del club no son más que otros hombres tratando de alcanzar la voluntad de poder. Según Tyler Durden, púgil implacable de contagioso espíritu, el auténtico escenario donde se desarrolla la lucha es el interior de cada uno. Según Tyler Durden, para vivir antes hay que morir.

“Quiero en El club de la lucha a los más fuertes y listos de la zona. Veo mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas o siendo esclavos oficinistas. La publicidad nos hace desear coches y ropas. Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra. Ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual. Nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock. Pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos. Lo que hace que estemos muy cabreados. “


Ficha de la película

País Estados Unidos
Dirección David Fincher
Guion Jim Uhls
Música The Dust Brothers, Michael Simpson, John King
Fotografía Jeff Cronenweth
Reparto Edward Norton, Brad Pitt, Helena Bonham Carter, Meat Loaf, Jared Leto, Van Quattro, Markus Redmond, Michael Girardin, Rachel Singer, Eion Bailey, David Lee Smith, Zach Grenier, Richmond Arquette, David Andrews, George Maguire
Género Thriller
Duración 139 min.
Título original Fight Club
Año 1999


Trailer

Etiquetas películas intriga

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10 comments

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  1. Samuel 7 julio, 2017 at 20:50 Responder

    Hola Ignacio, enhorabuena por este artículo, me parece increíble ser el primero en comentar…
    No quiero ser pelota, pero veo que has leído a Nietzsche (vale es obvio) y lo has entendido. Yo leí ese libro por obligación en la carrera de Filosofía y no entendí casi nada… O mejor dicho, me hice el despistado, porque no quería aceptar lo que el filósofo realmente quería decir. Siendo católico, nunca vi con bueno ojos a este hombre, al fin y al cabo es el autor del libro «El Anticristo». Pero no por ello puedo negar su gran lucidez.

    En cuanto a la peli, lo has clavado, muy bien.
    Nada más solo añadir que creo que este tema es omnipresente (como Dios, jeje) en muchas pelis actuales, y cada vez que veo una me martillea la cabeza esa maldita filosofía, y no me quedo tranquilo hasta que no encuentro un colega y le digo: «¿Tu también lo has olido? ¡Huele a azufre! ¡El malo de Nietzsche está detrás de todo!.»
    Otra que huele a Nietzsche es «Multiple» de Shyamalan ¿no? Ya me dices.

    Y como católico, podemos debatir si quieres, que aparte de hacer dogmas y quemar gente viva, algunos también razonamos algo.

    Enhorabuena otra vez por el blog. Un Saludo.

    • Nacho Medina 20 junio, 2020 at 19:33 Responder

      Buenas tardes Samuel,

      Antes de nada, no debemos achantarnos por manifestar nuestra ideología, ya que los que nos critiquen por pensar diferente son presa de la ignorancia.

      Mi concepción ideológica es bastante contraria a la que plantea Nietzsche, mas no por ello no voy a encontrarla fascinante e interesante.

      Muchísimas gracias por tus palabras, de verdad. Me encanta que te haya gustado tanto el artículo. Y estaré encantado de conversar contigo.

      Un abrazo,

      Nacho Medina

  2. Luca 26 marzo, 2020 at 22:07 Responder

    Hola buenas, sé que 3 años despues de la publicacion de esto es mucho pero aqui va… hace unos dias vi esta pelicula y me llamó la atencion cuando Tyler dice : Únicamente cuando se pierde todo somos libres para actuar. Me gustaría saber que es lo que se tendría que perder concretamente. Si despojarse de los bienes materiales o no darles mucha importancia, si distanciarse emocionalmente de TODO (desde perder a un amigo hasta a una novia por ejemplo), etc. Me gustaria saber tambien si al decir «perderlo todo» hace referencia a sentir el dolor de perder algo para luego mostrarse indiferente a aquello, para que posteriormente, al obrar, uno se diga algo asi como bueno intentare hacer esto, total no tengo nada que perder? jajaj.
    Gracias y espero que alguien por ahí esté merodeando por estos lugares jjajaj

    • Nacho Medina 20 junio, 2020 at 19:46 Responder

      Buenas tardes Luca,

      Sin duda es muy interesante. Nietzsche creía que, para alcanzar lo que él denominaba «moral de señores», el ser humano debe desprenderse de todo lo que le ata.

      Según él, la religión -por ejemplo- supone un mero consuelo y un ardid del ser humano para no aceptar y afrontar la muerte, entre otras cosas (es decir, una debilidad). O la sociedad, que amarra al mismo, impidiéndole que se mueva libre por donde le plazca, esclavizándolo.

      Es una explicación muy laxa, pero para Nietzsche, el superhombre es esa persona que lo ha dejado atrás, y se halla libre e indómito. Para éste, lo único que se debe tener en consideración es a uno mismo.

      Y con «perderlo todo» -tendría que situarlo en contexto, porque no se con exactitud a que te refieres- interpreto «perder todo lo que la sociedad te dice que tienes que conseguir», es decir, lo que ella te dice que merece la pena o no. Con respecto a este párrafo, te recomiendo ver «Into the Wild», de Sean Penn, y otro artículo referente a esta película en la revista. Te dejo el enlace: https://www.elcineenlasombra.com/el-ultimo-suspiro-de-alexander-supertramp/

      Espero haberme explicado con la suficiente claridad.

      Un abrazo,

      Nacho Medina

  3. Carlos Avellaneda 17 junio, 2020 at 00:50 Responder

    Excelente y oportuna reflexión… Me alegra en demasía esta reflexión de ese film (y libro) y sus metáforas por sobre las que vale la pena volver… En poco en esta misma pagina se me va a publicar una reflexión que hice sobre «Los 400 golpes» que puede que tenga alguna relación con lo aquí planteas…

  4. Rafa 22 julio, 2020 at 15:27 Responder

    Buenas intenciones noto en este artículo, pero al final, seamos serios, la película es la típica banalidad y superficialidad pretenciosa para parecer «arty». Ya lo dijo Scorsese hace años, aunque lo sabía todo el mundo que no fuera un ignorante artístico desde los años 50/60: quien quiera buen cine, que mire fuera de las fronteras estadounidenses.
    El club… es una película tan sobrevalorada como la pueril y también pretenciosa Matrix y el cine de Tarantino o Chris Nolan. Que no nos nublen el pensamiento con pirotecnia fílmica y argumental, que debajo no hay nada más que espectacularidad angloamericana. Es cine para adolescentes revestido de un esteticismo y una narrativa para adultos pero que es eso, sólo revestimiento; al final lo que importa más que el conflicto de ideas son las hostias y si el «bueno» gana o no. Cine «pop», en definitiva.
    Hay más Nietzsche, de verdad, el profundo, serio e incómodo en 10 minutos de Alain Resnais o de Bela Tarr que en toda la filmografía de Fincher, pero El año pasado en Marienbad, El caballo de Turín, o la fantástica «Karakter» -quizá menos nietzscheana y más freudiana pero aun así bastante más que El club de la lucha- ya no tienen hostias ni explosiones ni una cámara ágil y hasta frenética. Sus autores son artistas y Fincher, Nolan, etc, son «enterteiners»; una fuga de Bach, una composición de Pierre Boulez frente a una canción de Supertramp.

    EL artículo es muy meritorio, y como decía, bienintencionado, pero el autor creo que haría mejor analizando cine para adultos -no hablo de porno, no, jeje- que películas no son más que, como escribía André Bazin, una estructura “accesoriamente de orden técnico”, y de técnica magistral, diría yo, pero pura cáscara hueca en realidad. Quítales ese magnífico hacer técnico y ni dios las aguantaría 5 minutos.

    Saludos.

  5. Silvina 4 agosto, 2020 at 03:32 Responder

    Hola! Me gustaría debatir lo siguiente: es muy interesante el pensamiento, pero en realidad, ¿no te parece que cuando los edificios se derrumban es el león rugiendo de ira ante esos ideales impuestos, creándose la libertad de ese santo decir sí, de esa posibilidad creadora de la que el gran maestro habla? En realidad no vemos nunca al protagonista crear nada nuevo, sólo derrumbar lo anterior. Al fin y al cabo, si reemplazamos un Dios por otro, no dejamos de ser religiosos, sólo veneramos a un nuevo Dios, al que podemos llamar ciencia, al que podemos llamar ideología, familia, o el nombre que quieras. Pero a este personaje nunca lo vemos crear, sólo romper lo establecido. Pienso en voz alta!

  6. Dalia 24 junio, 2022 at 19:12 Responder

    OMFG, me has mostrado la comparación más importante del siglo! Con razón estaba tan atraída a Fight Club, me encantó, siempre citándola y después de todos estos años de nihilismo orgullosamente puedo decir que ya logré regresar a ser niña, estoy en un proceso de construcción creativo y feliz, después de desprenderme sin miedo de todo. Enhorabuena! Un abrazo!

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