Netflix otra vez sorprende a sus seguidores con una producción de gran factura. Esta vez se trata del filme Private Life (Vida Privada, 2018) dirigido por Tamara Jenkins.
La película, que fue estrenada en el Festival de Sundance teniendo muy buena acogida por parte de la crítica y el público en general, cuenta la historia de una pareja de escritores, de mediana edad, que intentan desesperadamente tener un hijo. Para ello, recurren a todos los métodos posibles; desde los tradicionales hasta los menos convencionales; llegando a desarrollar una relación con su sobrina, que se ofrece voluntariamente a ayudarlos en el proceso, para darle un significado a su propia vida.
El guion, escrito por la propia directora, mantiene una estructura perfecta. Los conocedores de la técnica cinematográfica identificarán enseguida de lo que les hablo. Los que no conocen de términos, por su parte, disfrutarán de una historia auténtica, que nos resulta familiar, cercana, viva, con los altibajos naturales de la existencia y de cualquier relación de pareja con un conflicto semejante, por la elección precisa de palabras, la construcción orgánica de diálogos, y la descripción perfecta del medioambiente.
Los personajes están muy bien creados. La solidez de cada uno de sus textos, e incluso sus silencios, -que en este caso hablan más de ellos que las palabras mismas- nos introducen muy pronto en sus frustraciones y dolores, logrando que nos identifiquemos rápidamente con sus conflictos. Y luego, la sabia selección de los actores, ayuda a que esta historia se nos personalice sagradamente. Los actores Kathryn Hahn y Paul Giamatti tienen una química frente a las cámaras, que parecen ser marido y mujer más allá de la historia. Cada vez que se miran a los ojos, cada que discuten o cada que sonríen o pelean, parece ser que van más allá de sus líneas para imprimirles más veracidad a la situación. Parece que la viven en el mismo momento en que son grabados.
Vida Privada es una de las mejores películas del 2018.
Paul Giamatti, un actor que ha tenido muchísimo éxito sobre todo en la comedia, logra hacernos -sino reír- al menos sonreír, en medio de una historia que, en cualquier caso, nos convoca a la reflexión. Su vis cómica presente durante casi toda la película, aligera un poco la pesada carga de la situación que viven los protagonistas, sin dejarnos caer en la superficialidad, logrando un balance entre lo hilarante y lo dramático de cada situación, tal como ocurre en la vida.
Por su parte Kathryn Hahn, a quien descubro gracias a este maravilloso film, nos deleita con una de las mejores actuaciones del año –a mi entender-. Y es que la actriz, quien también trabaja su registro cómico, no deja de vivir cada momento como si la vida se le fuera en ello. La fragilidad de su personaje se le arrebata todo el tiempo por entre sus pupilas, y cuando llora, lo hace de verdad; y cuando ríe, lo hace de verdad. Y hay momentos en que llora y ríe, y también es de verdad. Y es una mezcla constante de emociones, todas agrupadas, que nos hace olvidar que está actuando, y es como si viviera la vida misma.
Con cada plano, la directora intenta adentrarnos en la vida de una relación que comienza teniendo esperanzas y termina, manteniéndolas a pesar de los vuelcos de la vida. Desde el guion hasta la iluminación, y el sonido, cada punto de esta película está destinado a cuestionarnos qué hay después de la esperanza. ¿Está mal perderla en algún momento? ¿Qué es el amor verdadero? Pero, sobre todo: ¿Qué es ser padres? Y todo lo que esta interrogante conlleva consigo. Porque, en ocasiones, la paternidad es un derecho egoísta de cada ser humano. La sociedad nos ha enseñado que, para ser exitosos en la vida, debemos procrear, para quedar bien ante los ojos de Dios y el mundo. Y aquellos que no pueden hacerlo, o los que deciden no quieren, son vistas con lástima en el primer caso, o como insólitos en el segundo. Y esta película lo cuestiona todo, en todo momento. Y es precisamente, en el clímax mismo, cuando nos alumbra la idea de que: no hay que tener hijos para ser padres.
Vida Privada es, a mi ver, una de las mejores películas del 2018. Muy poco se ha hablado de ella para lo profunda y sincera que es; a la vez de lo bien trabajaba que está en cada aspecto de su vida cinematográfica. La recomiendo porque, en silencio, sin hacer mucho ruido y sin mayores pretensiones, nos hace cuestionarnos sobre la paternidad y sus alrededores.
Sinopsis Una escritora llamada Rachel y su marido Richard buscan tener un hijo, pero ella ha superado los 40 y las probabilidades se reducen.
País Estados Unidos
Dirección Tamara Jenkins
Guion Tamara Jenkins
Fotografía Christos Voudouris
Reparto Paul Giamatti, Kathryn Hahn, Kayli Carter, Molly Shannon, Siobhan Fallon, Emily Robinson, Desmin Borges, Tracee Chimo, Amy Russ
Género Drama
Plataforma Netflix
Duración 127 min.
Título original Private Life
Año 2018
Hola. Recien acabo de descubrir esta pagina y tu articulo me ha encantado. A mi tambien me gusto muchisimo la pelicula. Es muy profunda, pero a la vez simpatica. Es como estar viendo un pasaje de la vida misma. Sigue escribiendo. Me ha gustado muchisimo este articulo y os otros que he visto. Saludos
La vi de casualidad un dia y me gusto mucho. El personaje del tipo me encanto. Ella le da otra perspectiva a la historia que la hace mas interesante aun. Porque ese tema es dificil a veces que no sea reiterativo.
Un poquito lenta es. El personaje de la joven es el que le pone un poco mas de fuerza y ritmo a la historia, aunque es cierto que los dos actores estuvieron espectaculares. Me gusto mucho su actuacion, aunque la pelicula era un poquito lenta para mi gusto. La vi en dos dias. Me aburrio un poco. Pero buena recomendacion en general para aquellas personas que esten pasando por una situacion similar.